CAP 2

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El día siguiente llegó y mi plan de quedarme en mi cama hasta tarde y disfrutar de mi edredón y mis sueños hasta despertar a una hora que me hiciese sentir culpable por haber dormido en exceso se vieron frustrantemente interrumpidos por el sonido de mi teléfono vibrando una y otra vez como loco, aún era temprano, demasiado como para despertarse un día ya normal sin clases, así que traté de ignorarlo pensando que el lunático que me llamaba desistiese en su afán de joderme la mañana, sin embargo el móvil seguía y mi mal humor, con ello, comenzó a ser más grande que mis ganas de dormir. Fue así que me vi obligada a coger el teléfono, no sin antes ponerme los guantes de cocina que me dio Sam, para así contestar de una vez.

— Sam, son las ocho y media, más te vale por tu bien físico y mental que pase algo tan importante que el mundo se acabaría si yo no fuese— bramé aún adormecida.

— Es Bee— respondió Sam en un tono asustado y preocupado, rápidamente recordé lo ocurrido el día anterior en el garaje y en la cocina con los aparatos electrónicos y con Bee tocando mi cabeza, eso me hizo despertar de golpe y salir de la cama de un salto antes de cambiarme con toda la rapidez con la que podía contar a esas horas de la mañana antes de salir de mi casa en dirección a la de Sam.

No tardé más de diez minutos en llegar a su casa y rápidamente me apresuré al garaje, sin embargo cuando entré a este no había nada ni nadie.

— ¿¡Sam?!— grité dando vueltas sobre mí misma buscando a quien fuera que pudiese explicarme qué estaba ocurriendo, pocos segundos pasaron antes de que Sam apareciese por la puerta algo agitado— Sam ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Bee?

— Será mejor que lo veas tú misma— sus palabras y su actitud sin duda me asustaron y preocuparon a niveles exorbitados y aquel sentimiento se incrementó cuando nos adentramos más en la casa de Sam en vez de salir, luego subimos las escaleras en dirección a la habitación de Sam encontrándome a los padres de Sam y Mikela frente a esta, todos me miraban preocupados.

— Chicos, me estáis asustando ¿Por qué estamos en el cuarto de Sam?— pregunté entre nerviosa y asustada, mi corazón latía a mil, si a Bee le había pasado algo seguro había sido por mi culpa y, si lo que fuera que le había ocurrido era malo, no me lo podría perdonar nunca.

Una vez paramos frente a la puerta blanca los padres de Sam se hicieron a un lado dejándome vía libre para entrar cuando quisiese, observé a todos con los nervios a flor de piel, luego me acerqué a la puerta y tomé el pomo, suspiré, lo giré con lentitud y finalmente entré a la habitación.
Cuando lo hice me alivió en cierta parte no ver chatarra en el suelo o restos de lo que podría ser un coche, así que por lo general Bee debía estar bien, no obstante algo repentino llamó mi atención, algo nuevo, distinto, algo que no estaba bien y, finalmente, sobre la cama de Sam, encontré algo que no esperé encontrarme en toda mi vida. Sobre esta un chico se encontraba durmiendo plácidamente, lo miré confundida cuestionándome por qué había alguien durmiendo en la cama de Sam y, cuando logré acercarme un poco, comencé a observar sus rasgos tratando de encontrar algo familiar que me hiciese identificarlo, tenía la tez pálida, el pelo rubio y la ropa amarilla, mi mente poco a poco iba imaginándose mil cosas, muy distintas unas de otras, pero todo aquello fue interrumpido por su voz repentina.

— ¿Alex?— preguntó el chico abriendo los ojos, de la impresión caí directamente en la silla que se encontraba detrás mía, estaba estupefacta, sin apartar la vista del chico, ese chico que no conocía pero que por alguna razón me parecía infinitamente familiar.

— ¿Quién... eres?— pregunté sorprendida de que supiera mi nombre, el chico sonrió.

— Al parecer siempre que nos encontramos dices eso— rio el chico como si nada mientras se sentaba en la cama con algo de pereza— Soy yo, soy Bumblebee— abrí los ojos de una manera inhumana mientras tapaba mi boca con ambas manos.

BUMBLEBEE|| 2 TEMPORADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora