Un viaje inolvidable

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Marcus se encuentra en el banco de la estación de Berlín, Alemania. Sentada a su lado, está Marta, una chica de 14 años, con el pelo liso y negro, con las puntas rojas, que está durmiendo en el regazo de su padre, Alberto. Ana, la pequeña, está leyendo al otro lado de Marcus, su hermano mayor.

-Marcus, ¿cuánto falta para que llegue el tren?- pregunta Ana, cansada. Marcus, tocándose el pelo rubio y rizado, saca el reloj que lleva en el bolsillo y mira la hora.

-Aún faltan treinta minutos. Duerme un poco Ana.

-No me creo que ya estemos de camino a Barcelona. Adiós Alemania, te echaremos de menos.- dice Ana mirando por la ventana. -Papá, ¿cuándo nos vas a decir por qué nos vamos?- sigue Ana.

Alberto, mirando cómo sus hijos lo miran con caras tristes y esperando una respuesta, se acomoda en su asiento y dice:

-El porqué os lo diré cuando hayamos llegado, instalado en nuestra nueva casa y hayan pasado unas semanas. Primero, quiero que salgáis y hagáis nuevos amigos. Quiero que os esforcéis en esto porque estamos en verano, y al no ir a clase, os va a ser más difícil.

-Tranquilo papá, a mí esto se me da muy bien, ya sabes que tengo un don para estas cosas.- explica Marta sonriendo y mirando a sus hermanos.

-No creo que seamos bienvenidos en España.- sigue Marcus bajando la cabeza.

El señor Syroch se ríe mientras gira la mirada hacia la ventana del tren.

Por los cristales rayados y sucios, se ve la luna llena y el cielo negro. Los árboles por la noche son mucho más siniestros, y no sabes si es un árbol o una criatura misteriosa del bosque, de esas que sólo salen por las noches para buscar comida para que nadie las vea.

La Familia SyrochDonde viven las historias. Descúbrelo ahora