CAPÍTULO 32

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Jack corrió a saludar a su primo Helmut y a Dani

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Jack corrió a saludar a su primo Helmut y a Dani. La chica le dio un gran beso en la mejilla y lo acunó en sus brazos. Helmut también lo abrazó y besó su frente, mientras el pequeño comenzaba con su cháchara respecto a un nuevo videojuego que le acababan de comprar. Helmut esbozó una enorme sonrisa y respondió a los cuestionamientos del niño.

-¿Quieres ver mi colección de Funko Pop? - Preguntó el chiquillo tirando de la mano del hombre - Papá acaba de obsequiarme tres y quiero mostrártelos.

-Me encantaría, Jack - Murmuró Helmut y se rascó la cabeza - Pero primero necesito hablar unos instantes con tus padres antes del almuerzo - Sonrió - ¿Te parece si me los muestras después de la comida?

El chico hizo una mueca de disgusto, pero terminó accediendo ya que Dani le sugirió que armaran el rompecabezas que estaba a medio hacer en el piso de la sala. Jack sonrió y se sentó junto a Dani sobre el piso de la habitación. Helmut se reunió con Amanda y Simon, y mientras los tres hablaban del progreso del niño en los negocios, Helmut miraba de vez en cuando a Danielle, que reía junto a su pequeño primo.

Helmut miraba a la joven con devoción y pasión, sonriendo a pesar que la atención de la joven se encontraba en el infante. Ni Simon ni Amanda pasaron por alto la expresión en el rostro de Helmut, quién estaba embobado mirando atentamente a la chica.

-Además de festejar el cumpleaños de Dani - Comentó Amanda - ¿También fue su luna de miel? - Preguntó y se echó a reír - ¡Mírate! Luces como un recién casado...

-¿Qué? - Preguntó Helmut y frunció el ceño - ¡No, no! Sólo fueron unas vacaciones - suspiró - ¡Un pequeño descanso! La verdad nos lo merecíamos y también fue la oportunidad perfecta para festejar el...

-¡Te mueres de ganas por gritarlo a los cuatro vientos! - Lo interrumpió Amanda y volvió a estallar en risas - ¡Estas E-NA-MO-RA-DO! Y no lo puedes ocultar, llevas un letrero de luces de neón brillando sobre tu rostro - Sonrió y le acarició el brazo - Creo que estás más enamorado ahora que hace diez años - Murmuró la mujer y le besó la mejilla - Y no sabes cuánto me alegro por ambos, ¡hacen una hermosa pareja! - Exclamó la mujer - ¡Ay, lo olvidaba! - Sonrió - Tengo que revisar el lomo que tengo en el horno.

Amanda se alejó casi corriendo y sin esperar respuesta de Helmut. Su tío sólo lo miró y se recostó en el respaldo del sillón, estirando las piernas. ¡Amanda no lo podía haber dicho mejor!

-¿Qué me ves? - Preguntó Helmut frunciendo el ceño - ¿Ahora qué vas a decir tú?

-¿Yo? - Exclamó Simon - ¿Para qué repetir lo obvio? Amanda lo acaba de decir y ¡yo le doy la razón! ¡La amas! - Murmuró un poco emocionado - No puedes ocultar que estás loco por ella - Sonrió - Creo que la amas desde el primer instante en que la miraste...

-¡No digas idioteces! - Bufó Helmut y suspiró - Ella me atrae mucho, ¡pero sólo es eso! Atracción...

-Ahora el que dice idioteces es otro - Respondió su tío - Eso no es sólo atracción, va más allá de la cuestión física o sexual - Dijo Simon - Cuando te enamoras no vuelves a ser la misma persona que eras antes, porque es en ese momento donde empiezas a vivir la vida de verdad y tú acabas de dejar de ser el amargado, el idiota bastardo que fuiste hace tiempo...

LA NUEVA ADQUISICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora