CAPÍTULO 01

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Helmut se encontraba de pie junto a la tumba de sus padres

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Helmut se encontraba de pie junto a la tumba de sus padres. Había sido un funeral muy emotivo y triste. Muchísimas personas asistieron para dar el último adiós al matrimonio Ferguson, quienes fueron muy queridos y apreciados por la gente. Hank también se encontraba ahí, detrás de Helmut, con su mano sobre el hombro del chico, mostrándole su apoyo incondicional. Helmut sabía que Hank estaba devastado, se le notaba en el rostro... ¡y cómo no! Hank y su padre fueron inseparables. Ian apreciaba a su amigo y siempre le tendió la mano en los tiempos difíciles.

-Hank, no sabes cómo te agradezco que estés aquí conmigo - Suspiró Helmut - Tu presencia significa mucho para mí, luego de que tú también perdieras a...

-No, Helmut - Balbuceó Hank - ¡Por favor! Ni lo menciones, es tan doloroso y... ¡pero tú también eres como mi hijo! Te aprecio demasiado y no podía faltar a dar el último adió a Ian y Serena... ¡qué Dios los tenga en su gloria! - Murmuró santiguándose - Pero ahora debo irme, me siento muy mal y deseo descansar...

Helmut no respondió, solo abrazó a su amigo y juntos se deshicieron en llanto. Había sido una terrible tragedia y el hombre deseó que se tratara solamente de una horrible pesadilla. Al separarse de Hank, este se alejó de inmediato del brazo de Theodora, su hija mayor.

Simon Ferguson observaba la escena con los brazos cruzados. El tío de Helmut detestaba a Hank, algo le decía que ese sujeto era un hipócrita al que no se le debía tener confianza. Desde siempre lo detestó y nunca comprendió el gran aprecio que su hermano tenía sobre ese sujeto.

Simon recordó las últimas charlas con su hermano donde Hank era el tema de conversación. Su hermano había descubierto malos manejos por parte de Riley. Ian comenzó una investigación exhaustiva, sin embargo, Simon desconocía a fondo la situación. Fue una lástima que su hermano no le diera más detalles respecto a esos malos manejos.

La mente de Simon era una maraña de pensamientos y teorías. La muerte de su hermano y cuñada fueron tan repentinas, ¡una verdadera desgracia lo sucedido en esa fiesta! Sólo un ser tan malvado y lleno de odio podía ser capaz de llevar a cabo un acto tan abominable como un asesinato. Simon no quería pensar, porque cada vez que le daba vueltas al asunto, en su mente se hacía presente un nombre: Hank Riley.

Por desgracia, para el hombre sólo se trataban de sospechas, no tenía pruebas para inculpar a Hank ni a nadie. El asunto ahora estaba en manos de la policía y ellos serían los que se encargarían de investigar y dar con el o los asesinos. Aunque Simon también podía investigar por su cuenta. Tenía muchos contactos, sabía a quién recurrir y dónde comenzar a buscar para así conseguir las pruebas y dar con el culpable.

Pero por ahora, la prioridad de Simon era su sobrino. Helmut era el único pariente cercano que le quedaba. Él adoraba a ese muchacho, lo consideraba un hijo ya que él jamás los tuvo. Simon era una persona de espíritu libre y siempre hizo su voluntad, desobedeciendo las órdenes de su padre; en cambio Ian era más sumiso, escuchaba a su padre y lo obedecía sin poner reparos. Por ello, Ian era el empresario, el gran hombre de negocios y Simon sólo era un arqueólogo. Un investigador, un profesor de universidad. Nada relevante para su padre.

LA NUEVA ADQUISICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora