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-¿Dragon Link? - los cuatro adultos y las tres gerentes del Raimon me miraron con estupefacción.

-Sí, ese es el nombre del equipo - aclaré.

-No, te equivocas - habló la señorita Hills - Nos toca jugar contra el instituto Monte Olimpo.

-Eso es lo que os quieren hacer creer - la miré directamente a los ojos - Pero el Sector V lo tiene todo planeado.

-¿Qué van a hacer con ese equipo entonces? - Evans se cruzó de brazos.

-El Dragon Link es el equipo mejor preparado para haceros trizas - hablé secamente - No lo sé todo sobre ellos, pero les he visto en acción, y creédme que no han escatimado en fuerza.

Sus caras reflejaron algo de tristeza. Obviamente no debían esperarse que de la nada saliera otro equipo y sustituyera a sus rivales en la final. De todas formas, esas caras largas se evaporaron con la sonrisa de Evans.

-Pues entonces vamos a prepararnos a conciencia - se adentró en el terreno de juego, deteniendo a los jugadores - ¿Por qué no me acompañas, Bai Long?

Asentí, y me acerqué a él, el cual estaba siendo rodeado por los chicos que esperaban alguna orden nueva. Me coloqué a su lado, captando algunas miradas. Pude ver de reojo que una de ellas era la de Víctor.

-¿Hay algo importante que tengamos que saber sobre el Dragon Link? - preguntó Evans, mirándome por el rabillo del ojo.

-Para empezar, todos son invocadores - solté sin expresividad.

Aunque las caras de los jugadores no se mostraron igual que la mía.

-¿Qué pasa? - levanté ambos brazos - ¿Acaso creíais que os lo iban a poner fácil?

-No, pero... - el capitán, Arion, se frotó el pelo con incomodidad.

-Tenéis que espabilar - le miré con un semblante serio - Yo trataré de ayudaros en todo lo que pueda, pero el esfuerzo tiene que ser todo vuestro.

-¿Qué propones entonces?

-Olvidaos del entrenamiento físico - me crucé de brazos - Las supertécnicas y espíritus guerreros serás cruciales para el partido que os espera. Yo en vuestro lugar, me centaría en eso.

-Muy bien muchachos, vamos a darlo todo - sonrió Evans.

-Muy bien muchachos, vamos a darlo todo - sonrió Evans

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-¡Bai Long! - una voz desvió nuestras miradas.

Víctor se acercó corriendo hasta mi posición, y me dedicó una mirada que intimidaba.

-¿Qué ocurre? - pregunté.

-Tenemos que hablar - se puso recto.

-Entonces yo me voy - Caleb dio un ligero toque en mi hombro - Te espero en casa.

Asentí, y observé como se alejaba con ese pasotismo suyo tan característico. Solo esperaba acordarme del camino de vuelta hacia su casa. Dirigí mi atención hacia el peliazul que estaba a mi lado, esperando a que estuviéramos completamente solos.

-¿Qué quieres? - crucé ambos brazos.

-Dime ya lo que estás tramando - imitó mi gesto.

-¿De nuevo con eso? - suspiré con cansancio - Víctor, estoy tratando de ayudar, no pretendo nada.

-¿Olvidarnos del entrenamiento físico? - ignoró completamente mi comentario - ¿Crees que puedes engañarme?

-Escucha, creo que conozco bastante al Sector V como para daros consejos. Solo confía en mí, sé lo que hago.

-No, lo que pasa aquí es que sigues enfadado por todo lo que ocurrió y estás tratando de hundir al equipo - forzó la mirada - Pero si crees que voy a permitirlo estás muy equivocado.

Mantuve su mirada. Ninguno de los dos quería cedir, y nos manteníamos serios frente al otro. Siempre había odiado con toda mi alma que la gente no confiara en mí.

-Está bien, si quieres mañana no me presento - rompí el silencio - Pero ten por seguro que no tendréis posibilidades de vencer. ¿Quieres eso?

-¿Qué te hice? - de nuevo me ignoró.

-Creía que podía confiar en ti, y cuando peor lo estábamos pasando te fuiste. Me dejaste solo con esos duros entrenamientos. Me diste la espalda y te uniste con el enemigo.

-Eso no es cierto - contestó - Me enviaron aquí para eliminar al Raimon. Pero las cosas no salieron como esperaba. Incluso tú dices haberte dado cuenta, el Sector V no es la solución para los problemas.

¿Entonces por qué me odias tanto? - me sentía confuso en esos instantes.

-Estás enfadado, es fácil verlo - confesó.

-Ya te conté que se llevaron a Tezcat. Necesito vuestra ayuda para salvarle, no tiene sentido que os esté traicionando - desvió la mirada. Sabía que tenía razón - Antes de suponer las cosas deberías plantearlas.

Di media vuelta y comencé a caminar. No me gustaba hablar de temas personales, me hacían sentir más pequeño e indefenso.

-Bai Long - pronunció.

Le miré, esperando a lo que tuviera que decirme.

-Te creo - me pidió - Por favor ven mañana.

Me giré de vuelta y seguí andando. Me alejé del Instituto Raimon y me adentré entre las calles de la ciudad.

En el cielo comenzaban a brillar las nubes anaranjadas del atardecer. Inmediatamente me acordé de la espectacular vista que ofrecía el santuario cuando eso sucedía. Bajé la mirada. ¿Cómo estaría Tezcat?

Me dijo que todo iba a estar bien. ¿Realmente iba a estarlo? Solo quedaban unos pocos días para el partido de la final, después de eso podríamos ir a buscarle. ¿Qué clase de castigo sufría un traidor? No quería saberlo.

Me convencí de que el Raimon era suficientemente fuerte como para ganar al Dragon Link, que lo era, pero el ambiente con Víctor estaba algo tenso, y sentía que eso entorpecía su verdadero talento.

Pensé en lo que habíamos hablado. ¿Seguía verdaderamente enfadado con él? Que él me dejara solo en un momento tan duro fue un golpe que me dejó algo mal, pero él solo obedecía órdenes, ¿verdad? No lo sabía a ciencia cierta. Solo tenía claro que ahora estábamos en el mismo bando de nuevo, y que nuestras difierencias no importaban en esos instantes porque había cosas más importantes por las que preocuparse.

El Sector V me había proporcionado mucha información, ¿cambiarían quizás el plan? Era probable que se hubieran imaginado que no iba a quedarme toda esa información para mí. En parte eso me asustaba, porque por mucho que lo intentara, no era capaz de predecir del todo sus movimientos.

-¿Qué haces ahí? - Caleb interrumpió mis pensamientos.

Observé a mi alrededor. Estaba quieto, en medio de la calle. ¿Cuánto tiempo llevaba allí?

-Vamos, ven - entró en su casa.

Me acerqué corriendo y entré yo también. Quizás lo que tenía que hacer era no dudar tanto y tener en claro mis ideas. Pero, ¿qué tenía qué aclarar? La noche era muy larga, estaba seguro que iba a tener tiempo de sobras para organizarme por la madrugada, pues tenía claro que no sería capaz de dormir de nuevo.

Tenía un claro objetivo, ahora solo tenía que construir el resto del rompecabezas para que todo saliera bien. No era tan difícil, ¿no?

La Promesa [Inazuma Eleven] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora