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-Venga, despierta dormilón - pronunció Caleb mientras levantaba la persina de la habitación.

Una ráfaga cegadora impactó de lleno en mi cara. Cubrí mi cuerpo entero con las sábanas, pero Caleb tiró de ellas en sentido contrario, dejándome indefenso ante la luz del sol. Parpadeé varias veces hasta acostumbrar mis ojos a la luz, y luego le dediqué una expresión de fastidio al castaño.

-¿Qué hora es? - dije con la voz algo ronca.

-De día - respondió - Levanta ya, creía que querías ir al Instituto Raimon.

-Ya voy - me quejé, alargando la vocal del final.

Levanté mi torso, quedando sentado. Contemplé por varios segundos una de mis botas, preguntándome por qué no podía dormir un poco más. Luego recordé que había algo más importante que hacer que dormir.

Me puse en pie, y me dirigí al baño para lavarme la cara. En el reflejo que se mostraba en el espejo se veía un Bai Long cansado y algo pesaroso. Decidí apartar la mirada.
Me cambié de ropa y me reuní con Caleb en la cocina. Él estaba preparando el desayuno con una energía que, sinceramente, no entendía de dónde la sacaba.

Apoyé el codo derecho en la mesa y hundí mi mano entre mi cabellera nívea. Me estaba muriendo de sueño. Le había dado demasiadas vueltas a todo lo que había sucedido en tan pocas horas, y como consecuencia había descansado de forma insuficiente.

-Parece que alguien no ha dormido mucho - rió Caleb mientras me ofrecía un par de tostadas.

-¿Eres felíz riéndote de mí? - pregunté, dando un gran mordisco al pan crujiente.

-Mucho - se sentó a mi lado - Tienes que tomarte las cosas con más calma, estoy seguro que te ayudarán.

-¿Y si no lo hacen?

-Pues buscaremos otra forma de ir a por tu amigo - me puso la mano en el hombro - Voy a ayudarte, no te preocupes.

-Gracias - bajé la vista, pensativo.

Me hacía sentir más grande que Caleb tuviera tanta fe en mí, pero no entendía de dónde salía eso. Era algo que me llevaba intrigado. Decidí tragarme las dudas y hablar antes de arrepentirme.

-Pero - musité - ¿Por qué me apoyas así tan de repente? ¿Por qué confias tanto en mí?

-Te conozco más de lo que tú crees - soltó una risita despreocupada.

Fruncí el ceño y le miré extrañado. ¿Cómo era eso? Hacía tiempo que nos conocíamos, pero en ese entonces yo era más pequeño. Me supuse que algo habría cambiado.

-Antes me pasaba el día contigo, pues mi trabajo era cuidarte y evitar que hicieras estupideces - explicó - Que bueno, para estupideces mejor hablamos otro día.

-...

-El caso, Bai Long - se centró de nuevo - Es que siempre he visto cierta determinación en ti. Antes, en tu casa nadie te escuchaba ni te hacía caso, por eso te uniste al Sector V, ¿no es verdad?

-Sí - asentí.

-En cierta manera me recuerdas a mi adolescencia - confesó - Cuando te propones algo vas a llevarlo hasta el final, y siempre has sido así, me di cuenta nada más conocerte. Veo mucha confianza en tus ojos, y sé que lograrás tu objetivo. Es por eso que te apoyo, pues siento decirte que ahora mismo nadie más lo hará.

Mordí el pan, pensativo, y traté de aclarar mis ideas. Caleb me estaba ofreciendo un apoyo incondicional a pesar de hacer pocas horas que nos habíamos encontrado por primera vez en años. Confiaba en mí, y estaba a mi lado.

La Promesa [Inazuma Eleven] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora