El comienzo de un sentimiento (reescrito)

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Norrisville, una ciudad llena de peligros y finales sin escribir. Uno de ellos es del Ninja, protector y guardián de la ciudad desde ya ochocientos años, nadie sabe que la mascara es pasada cada cuatro años a un nuevo protector y el ciclo se repite, y con eso su final se pospone una y otra vez.

Actualmente el residente de la mascara es Randy Cunningham estudiante de undécimo grado de la secundaria de Norrisville. Su día no empezó del todo bien, desde caerse de la cama por el entrenamiento matutino con el primer ninja, primera hora prueba de historia y después de matemática- donde no entendía ni el tema principal-, y ahora un ataque del hechicero le devolvió el mal humor, común desde ya hace dos años.

— Es en serio.—gruño, tranquilizo su respiración y busco un lugar tranquilo y sin personas para ponerse su mascara.

—qué te pasa, esto ya es una rutina— le comunico sin ningún interés, Howard era su mejor amigo y confidente, el primero y ultimo al que le revelo su identidad.

El no le respondió, simplemente se fue en silencio y sin mencionar palabra a su mejor amigo, que seguía quejándose solo de todo lo que había hecho y por que no debería estar de esa manera.

—oyeeee!— replico con desagrado a la nada.

—No debí hacer eso, Howard es el único que me soporta desde que esto comenzó, bueno después me disculpare y se repetirá de nuevo. Necesito una nueva rutina.—pensó hasta que llego hasta el pasillo donde se encontraba el transformado.

El ninja se encontraba en frente de un mounstro que aparentaba ser una serpiente con grandes ojos rojos , escamas que iban entre negro y morado , en la punta de su cola salían unas espinas gigantes que lanzaba como arma , sus colmillos era como picos gigantes de hielo y de ellos se derramaba un liquido de color verde lima -que al tocar alguien los paralizaba -. Actuar con rapidez era necesario la columnas de pasillo no resistirían mas tiempo y todavía faltaban alumnos por salir del lugar, la criatura se mantenía atenta como cazador a su presa.

Sacando uno de los alumnos vio una melena naranja entre los escombros del lado izquierdo del pasillo, era Heidi, hermana gemela y mayor de su mejor amigo. La viga del techo no resistió y se derrumbo, una tela roja la envolvió, sujeto y balanceó el pedazo de sementó hacia la serpiente, aturdiendo y distrayéndola durante unos segundos. Tomo a Heidi y la resguardo una puerta abierta, donde la estructura parecía estable y segura para resguardarla. Se toma un tiempo hasta que logro alegarse de esa puerta y volver a la acción. La pelea se traslado al patio con dolor y cansancio el ninja se mantenía con fuerza, en algún punto el monstruo hirió de gravedad al ninja, incrustando una de sus espinas en su omoplato.

Todavía con la espina incrustada se preparo para encontrar el objeto donde la energía se encontraba encapsulada, encontrando el destello entre los dientes de la bestia.

—¿Tengo que entrara ahí adentro? ¿y si no se lavo los dientes?— intento aligerar el ambiente con un mal chiste, desde que tiene la mascara era la única forma que se sentía con menos presión. Sin mas salto a sus fauces ante la mirada de mucho estudiantes asustados.

— No ahora quien nos va a salvar?— un estudiante grito, nuevo pensaron algunos, novato otros, todos los viejos sabia que el ninja siempre ganaba la batalla a pesar de todo.

Y así fue, el humo verde se expandió y una figura se formo negro con rojo, el ninja lo hizo de nuevo, los estudiantes devorados estaban el piso y el ninja se mantenía de pie por su catana. Vio rápido alrededor y verificando que no había heridos y soltó su bomba de humo con las fuerzas que le quedaba.

Se sentó debajo de las gradas hasta que escucho la pueta del gimnasio abrirse y mostrar la melena naranja de su amigo, traía un maletín blanco y dos mochilas en su espalda. Había cambiado algo a comparación de cuando estábamos en noveno grado, estaba mas alto- no tanto para superar a su amigo pero si mas que hace dos años- y le había tocado varios entrenamientos del ninja-, y perdió algo de peso y gano mas musculo.

—Lo siento por la tardanza, estuvieron revisando a los estudiantes y tuve que escabullirme de los profesores.

—Lo entiendo.

—Y.. Que te pico?—le saco una risa, el sabia le ponía nervioso el tema de los médicos y todo eso, por ese motivo lo mantenía simple para calmarlo.

—una espina.— le respondió para sentirse mejor y distraerse de lo que sea que su amigo estuviera haciendo.

Apretó los dientes mienta retiraban la espina, que por alguna extraña razón no desapareció con el resto de la serpiente. Reprimió los gemidos de dolor y las lagrimas, que no soltaba jamás, no desde ya un tiempo. Sus pensamientos se desviaron para calmar el dolor, se fue a la batalla y a las personas que salvo, sus rostros y expresiones cuando los saco del lugar hasta que se quedo con una en particular, cerro los ojos para imaginar sus cabellos naranjas y ojos celestes, pero, recordó que no la vio salir con el resto de los alumnos.

—Se levanto con brusquedad soltando un gemido al sentir el metal cortando su espalda pero no le importo y solo dijo una palabra— Heidi.

un amor extraño  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora