Lluvia de Primavera

❀XVIII❀

El cuerpo me dolía, todo me daba vueltas, me ardían los ojos, la nariz no dejaba de gotearme y al parecer también tenía fiebre. Correr bajo la lluvia y quedarme con la ropa empapada había sido una mala idea, pero me sentía tan devastada que ni si quiera había tenido cabeza para nada, más que llorar hasta cansarme.

Sook había llegado desde muy temprano a verme, parecía cansada, pero estaba preocupada por mí, también me había preparado comida y pensaba pasar el día junto conmigo. -¿Cómo se te pudo ocurrir quedarte dormida con la ropa empapada? Era lógico que pescaras un resfriado- me reprendió mientras me servía un plato de sopa.

-¿De verdad vas a regañarme después de todo lo que pasó?- sollocé.

-Ya, ya, no hables más y dale un bocado a tu sopa, necesitas comer para que te recuperes, no puedes faltar a clases de nuevo o hablarán a tus padres.

Di un sorbo a la comida y de inmediato puse una cara de desagrado, no me sabía a nada –Creo que no tengo hambre.

-Suni, necesitas comer, estás muy débil. Además, lloraste toda la noche, necesitas recuperarte, anda dale otro bocado.

Asentí y volví a probarla, era desagradable no encontrar sabor a algo que parecía delicioso, tampoco tenía mucha hambre, pero necesitaba mejorarme, así qué hice mi mayor esfuerzo para comerlo todo. –Gracias por la comida y por venir a verme... Debes estar cansada, no es necesario que te quedes, deberías ir a casa y descansar.

-Puedo quedarme el resto del día contigo, mis padres ampliaron su estadía en Japón, además desperté desde muy temprano para limpiar todo el desastre-. Levantó ambos platos y los lavó, quería desahogarme, pero ya no veía necesario hablar más sobre el tema, el tan solo recordarlo me ponía sensible, no podía borrar de mi mente el rostro de cinismo con el que Yugyeom me había mentido, ni tampoco podía entender la crueldad de Jaehyun de ocultarme todo. –¿Sales con alguien de quién desconfías?... No tengo nada que decir de él...- de momento recordé la breve charla que había tenido con él en la cafetería, repasaba por mi mente todos los detalles tratando de justificar el por qué me había ocultado la verdad, pero no encontraba una razón coherente para su acción - ¿Por qué no quisiste decirme nada?... ¿Tan mala he sido contigo sunbae? ...- solté un enorme suspiro y me recargué sobre la mesa, unas pequeñas lagrimas resbalaron por mis mejillas y me cubrí el rostro para que Sook no se diera cuenta.

Ella terminó de acomodar todo, se sentó junto a mí y me acarició la cabeza –Lamento que tuvieras que pasar por una situación tan estresante y la vez humillante por culpa de ese patán- dijo con voz suave para tratar de consolarme.

Levanté la cara, limpié mis mejillas y sonreí a medias – Ya no importa- mentí–Mejor hablemos de otra cosa...- aclaré mi garganta y cambié de tema- Cuéntame, ¿Por qué tus papás se fueron a Japón tan repentinamente? ¿Le sucedió algo a tu abuela?

-Oh, no, ella está muy bien, en realidad tuvieron que ir porque llamaron del instituto en dónde estudia Yuta. Parece que se metió en problemas otra vez.

-¿Yuta? ¿Tu hermano adoptivo? Creí que tu abuela se hacía cargo de él...- La madre de Sook era de origen japonés, mientras que su padre era coreano, ambos se habían conocido en Japón, muy jóvenes contrajeron matrimonio y al poco tiempo su madre intentó quedar embarazada, pero tras varios intentos fallidos fue diagnosticada cómo infértil. Poco tiempo después optaron por adoptar a Yuta siendo apenas un recién nacido. Al año se mudaron a Corea y después de varios meses, milagrosamente recibieron la noticia de un embarazo inesperado, naciendo así Sook. Finalmente, por problemas legales, Yuta tuvo que ser enviado de regreso a Japón, siendo su abuela quién lo cuidaría hasta que el asunto legal se resolviera, pero la costumbre y el tiempo hicieron que él decidiera no volver, por lo que de vez en cuando lo visitaban durante las vacaciones o en fechas importantes.