One~El nuevo

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Simplemente no podía, llevaba más de una una hora estacionado frente al edificio sin atreverse a entrar. Las manos le sudaban y no sabía el por qué de esa reacción, jamás le había pasado algo así, ni siquiera cuando hablaba frente a miles de personas.

Pero ahora era diferente, en sus pensamientos aparecía ese hermoso hombre que le robó toda su atención desde que se presentó con él. Tenía un gran problema y tentación al mismo tiempo, justo al lado de su oficina. Le llamaba la atención observarlo a cada instante para darse cuenta que era real y no una simple ilusión. Que ese chico existía y era el más bello que pudo haber conocido.

Si no fuera por su autocontrol, ya estaría dentro de él haciendo que  gritara su nombre. Pero no. Él tenía una esposa en casa, esperando por su hombre. Una a la que no tocaba, a menos que estuviera borracho. Pero aún así la amaba, jamás la ha engañado y esta vez no sería la excepción.

Solo tenía que mantenerse alejado del rubio para no devorarlo de una vez por todas. Continuaría reprimiendo sus ganas tal y como lo a hecho. Y eso que fue apenas hace unos días que el chico entro a su oficina, presentándose como el nuevo diseñador gráfico de su empresa. Ese joven le robó el aliento a primera vista, pero no podía correrlo solo por el simple hecho de; desearlo.

Según él, jamás engañaría a su esposa. Pero la carne es débil y ese chico de iris azules se lo recordaba con cada mirada que le dirigía o cada movimiento de caderas. No sabía si soportaría por más tiempo, algún día caería antes sus encantos y no habría marcha atrás...

—Buenos días señor Jeon.

El pelinegro solo asintió con la cabeza a los saludos y reverencias de sus empleados. Estaba llegando tarde pero no le importaba, después de todo era el dueño de JK-M. Una empresa de publicidad y juegos virtuales, la más grande de Corea del Sur y la única reconocida a nivel mundial.

Subió al ascensor con su semblante cordial, pero distante. Aunque por dentro la ansiedad le estuviera consumiendo el alma. Llegó al penúltimo piso del gran edificio y salió rumbo a su oficina, saludó a la recepcionista del piso y fue a su oficina que estaba al fondo, pero paró en seco al ver a un rubio saliendo de su oficina, justo al lado izquierdo de la suya.

—Oh señor Jeon. Buenos días —saludó el rubio con una radiante sonrisa, aquella que lo hacía palidecer en cuestión de segundos.

—Buenos días Park —retuvó sus nervios.

—Quería mostrarle los bocetos del nuevo juego. Desde ayer me puse a trabajar y ya tengo listo los personajes principales.

—Si está bien, ahora lo checamos. Tuve un pequeño retraso am...

—No se preocupe, después de todo es el dueño —habló con una voz seductora en la que ni siquiera se esforzaba, salía tan natural.

Y el pelinegro sintió como su cordura iba en descenso al verlo sonreír y notar aquellos labios rojos, gruesos y esponjosos.

—Supongo que fue un problema con el tráfi...

—Mi esposa —interrumpió al chico—, mi esposa llegó de viaje —y se abofeteó mentalmente, no entendía por qué mencionó a su esposa. Pero sabía que tenía que ponerla a ella primero.

—Oh ya veo. No se preocupe —le dió una pequeña sonrisa—. Lo entiendo, mejor dígame si le muestro los diseños ahora o más tarde.

—Iré a prepararme para la próxima junta, ahí los mostraras frente a todos.

—Pero, ¿no quiere revisarlo primero usted?

—No, se que serán perfectos. Eres muy bueno en lo que haces —se imaginó al rubio haciendo algo diferente a dibujar—. Y-y entonces, nos vemos.

—Esta bien. Hasta las diez.

El chico volvió a su oficina y Jeon respiró profundo, se deshizo de sus pensamientos pervertidos y regreso unos pasos atrás, a su secretaria. Era una mujer de mediana edad, que tenía el escritorio tras una pared, alejando así a la mujer de ambas oficinas. Le entregó unos documentos firmados y regreso a su camino.

Ya adentro de esas tres paredes y enorme ventanal de vidrio polarizado, tomó asiento en la silla de cuero tras su escritorio de madera. Respiró profundo y aflojó un poco la corbata de su traje azul, hecho a la medida.
De pronto, una llamada lo saco de sus pensamientos, miró la pantalla de su móvil con el nombre de su esposa en ella.

—¿Hola?

—Jungkook, soy yo.

—Si hola Rosé —suspiró a lo bajo—. Qué pasa.

—Solo quería saber si estabas bien... Oh y también recordarte que hoy vienen a cenar mis padres, tienes que llegar a casa temprano.

—Ah lo había olvidado —se apoyo en el respaldo de la silla y frotó su sien—. Trataré de terminar mis asuntos y estar a tiempo.

—Por favor Jungkook, es la primera vez que lo veo después de tanto —al pelinegro le pareció una exageración. Hace menos de dos meses que sus suegros habían ido de visita a Seúl.

—Intentare estar ahí pronto, pero no te prometo nada.

—Eso espero Jung...

—Lo siento Rosé pero debo entrar a una junta. Nos vemos más tarde.

—Esta bien, adiós. Te amo.

—Yo también —colgó la llamada para volver a respirar profundo y comenzar a revisar los documentos.

Pero a cada instante el rostro del bello joven, aparecía nuevamente en su mente. Y volteaba la cabeza inconscientemente a la pared de su derecha, donde yacía detrás de ella, el rubio de piel blanca.

Jimin por su parte, se encontraba igual o peor que su jefe. No podía ocultar la sonrisa de felicidad, que se formaba cada vez que veía a Jungkook, fue hace poco que supo de él al verlo en una revista. Justo antes de que le ofrecieran una vacante en la empresa del pelinegro, le llamó la atención su semblante cordial pero impotente.

Le pareció tan atractivo que ansío conocerlo lo antes posible, su masculinidad le impresionó; tanto así, que nunca podría negar su atracción hacía él.
Aunque tenía en claro que Jeon era casado, cosa que le impedía acercarse demasiado a él, a pesar de ser un chico entusiasta y atrevido. Se negaba a destruir un matrimonio, pero el deseo era su debilidad, así que algún día lo llegaría a corromper sin darse cuenta.

Ambos hombres se deseaban y no podían cambiarlo, la atracción era mútua pero la comprensión no. Es cuestión de días para que ambos caigan en las redes del otro.


Hi!! Aquí blueberry 🫐
Esta historia se me ocurrió tras un sueño raro que tuve, así que al despertar me puse a escribir
(^^)

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El amor es de dos ~ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora