9. BīnQiū: el trato

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-No.

Lán WàngJī y Xiè Lián solo encontraron una manera de evitar que sus dos amigos hicieran un pequeño escándalo en los jardines del instituto.

El único lugar donde podían pelearse a gusto era en la sala de juegos de los F4.

Shěn QīngQiū había convocado grandes reservas de paciencia para no hacer una estupidez de la cual arrepentirse después. Aunque tenía un rostro calmado, el ambiente a su alrededor era frío. Se había negado a sentarse en el mismo sillón que Luò Bīnghé, lo cual fue mejor porque así podía verlo desde y no hacia arriba como siempre.

Luò Bīnghé no parecía mejor. Sentado de forma recta y con los brazos y piernas cruzadas, no despegaba su mirada afilada del mayor; pese a que no parecía enojado, tampoco parecía la persona más feliz del mundo. Shěn QīngQiū percibió que estaba guardando su irritación para después, así que no bajó la guardia.

-A mí tampoco me gusta -declaró en voz baja. Si Shěn QīngQiū fuera alguien más, le habría creído-. No es la primera vez que inventan cosas sobre mi familia.

El otro se puso de perfil. Sacó su fiel abanico y lo agitó suavemente, sin intensiones de abrirlo. Cerrado dolería más.

-¿Y no tienen razón? -repuso pensando en la fama de arrogante que tenía Luò Bīnghé.

Luò le dio una mirada mordaz.

-Shizun no tiene idea de lo que está hablando -musitó gélido.

Estaban atrapados en un callejón. Lo peor era que ambos veían la salida y no querían tomarla, Shěn QīngQiū menos que Luò Bīnghé.

Simular una relación estaba mal en todos los aspectos.

No se querían y con suerte se toleraban; cualquier tipo de atracción era opacada por las acciones del otro. Si esto fuera una película, sería el típico cliché de la pareja que empezaba llevándose mal y por azares del destino terminaban saliendo; pero si eso llegara a pasar, Shěn QīngQiū no sería feliz, ¿cómo podría estar con alguien que era tan invasivo, infantil y déspota?

En este capítulo de su vida había una mano invisible que intentaba forzarlo a tomar una ruta que se cruzaba más con la de Luò Bīnghé, lo malo era que en lugar de acercarlos, entre ambos crecía un gran abismo que hacía que saltaran chispas cuando se veían. Un día de estos terminaría en golpes.

-Serán solo un par de semanas -aclaró Luò Bīnghé, usando un tono un poco menos gélido-, hasta que "terminemos esta relación" y los medios lo olviden o piensen que...

-... Solo soy un juguete del que te aburriste.

-... No daré esa impresión.

La fuerza con la que Shěn QīngQiū apretó su abanico era la misma con la que quería golpearlo. No quería ser alguien más de historial romántico de Luò Bīnghé. Él también tenía metas, quería seguir estudiando en esta nueva oportunidad, ser independiente, mejorar su salud, mejorar la situación del santuario PuQi, etc. Involucrarse «no» sentimentalmente con uno de los tipos más llamativos del país estaba fuera de su radio.

-Estoy seguro de que ese pequeño Jīn ya te explicó cómo es este mundo -continuó Luò sin moverse-. Una buena reputación abre mil puertas, una mala reputación las cierra. Shizun, adivina: si la gente creyera que sólo te acuestas conmigo, ¿cuánto tiempo crees que le tomaría al instituto para expulsarte por inmoral o para que alguien menos paciente que yo crea que puede tomarte?

Because I'm stupidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora