Creo que te quiero...

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No pueden describir esta sensación que me embarga, tampoco puedo borrar la sonrisa bobalicona de mi rostro y mucho menos puedo dejar de amarlo.

Llego a la cafetería del hospital y mi madre está allí con la de Alessandro. Me sonríe , lo cual hace que Mary se de la vuelta y también lo haga. Me alegra que se lleven bien.

- ¿Todo bien? - pregunta mi madre cuando tomo asiento junto a ella.

- De maravilla mamá, lo recuerda todo con lujo de detalle.

- Si, hija y no te imaginas el calvario al que nos sometió estos días que no viniste, incluso provocó que discutieran con Juan David.

Me quedo de piedra y pregunto el porqué.

- Alessandro quería irse y obviamente no le daban de alta, armo una pataleta y le dijo a Juan David que si no lo dejaba salir, se fugaría. Ante la negativa de mi sobrino empezó a decir que lo ibas a abandonar por su culpa, que si te pasaba algo el peso recaería sobre Juan. Hasta que el chico no soporto más y le dijo que o se calmaba o daba orden para que lo tuvieran una semana más, recuerdo que le dijo: "Mira primito, aquí no es tu empresa que haces y dices lo que quieras, aquí mando yo y compórtate que ya no somos los pequeños que se peleaban por los coches". Pero ni eso, gritaba a todo mundo, trato mal a una enfermera y Juan David le aplicó un sedante en el suero.

- Joder... Él y su maldito carácter. ¿Y dónde esta Juan?

- Se fue a Bucaramanga, ya había estado aquí cuidándolo el tiempo suficiente, y se fue enojado con él.

- Me va a oír, es que no piensa antes de actuar...- digo y pongo los ojos en blanco.

- Ay pero mira quien habla, la demora es que tengas una moto en frente para perder la razón.

Voy a abrir la boca para contestarle a mi madre pero tengo que cerrarla de nuevo, no tengo argumento para refutar.

Mary pide permiso para ir al baño y aprovecho para hablar con mi mamá.

- Me alegra mucho que todo se solucione, que haremos ahora. Las maletas las tengo escondidas, porque por lo visto nadie aquí sabía que te ibas- niego con la cabeza.

- Y no quiero que lo sepan mamá, si quieres ve a hablar con Alessandro y yo me ocupo de las maletas- me pongo de pie y voy a la recepción, efectivamente la chica me indica que Emilia dejo las maletas en el vestidor de ellas. Pago una propina y desde mi celular llamo a Reynaldo, el taxista que mas me simpatiza para que se haga cargo de ella y las devuelva al apartamento.
Cuando voy camino a la habitación alguien mi toman del brazo, me giro un poco ofuscada y me encuentro con una grata sonrisa. Juan David Villareal ¿No se había ido?

- Hola- me dice y me besa la mejilla, se demora un poco más de lo normal.
-Hola Juan, ¿Que haces aquí? Te hacia en mi ciudad- pregunto mientras tomamos asiento en unas sillas que están cercanas.
- ¿Tan poco te ilusiona verme?- hace un puchero y me río, me mira con ternura.
- No, no es eso tonto, solo que tu tía me dijo otra cosa.
- De seguro también te dijo que discutimos con Alessandro...

-Si, y  te pido disculpas de paso, porque a veces es tan...

- ¿Imbecil?

-Exacto...- sonríe y me quedo admirando su parecido con Alessandro, a veces es tan extraño verlo sin bata de medico, hoy tiene un vaquero, camisa azul y zapatos de vestir, tiene una chaqueta   informal perfectamente doblada colgando de su brazo. Su tez es  un poco mas oscura que la de la de Alessandro, su cabello castaño, casi negro y sus ojos color avellana, a juego con su nariz aguileña y su mandíbula cuadrada ensombrecida por su braba en forma de candado, con pocos días de haber sido cortada.

- A veces, no lo soporto, a pesar de pasar casi toda la vida juntos- levanta los brazos en gesto de exasperación y cambia de tema- ¿Como sigues con el embarazo?- pregunta e inconscientemente me acaricio el vientre.

- Bien, pero los vómitos y las nauseas pueden conmigo.

-Es normal por los primeros meses- me guiña un ojo y  se endereza quedando frente a mí, me toma una mano y la cubre. 

- Samantha, yo tengo que decirte algo...

-Hija, te estaba buscando- dice  mi madre en ese momento. 

Juan David suelta mi mano y se pone de pie y  yo hago lo mismo, me da un beso en la mejilla y me sorprende abrazándome, luego me quedo de piedra cuando me susurra.

-No me explico como paso y lo siento por mi primo, pero creo que te quiero...

No me mientasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora