Un mes... Mi amor.

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Se puede decir que se ha vuelto la razón de mi existencia, como porque quiero que me vea bien, me baño porque quiero que cuando despierte yo huela bien, duermo en su habitación porque quiero estar ahí cuando despierte, no ha habido poder humano que me saque de ahí, ni siquiera Carol o mamá que viene todos los días, me despego de su cuerpo solo lo necesario. Dejo que lo toquen solo para limpiarlo, e incluso yo lo hago. Me encanta afeitarlo, incluso un día quise depilarle las cejas. Le cuento todo lo que hago, todo lo que dicen, lo que va sucediendo a diario en el país, en la editorial, que ahora maneja una junta directiva. Su madre también pasa tiempo con él, es una hermosura de mujer, me abraza y me consuela cuando lloro, respeta que me quiera quedar siempre con él y no me culpa de nada. 

A veces tengo mareos, a veces devuelvo la lasaña que me traen para subirme el animo, pero solo cuando le hablo a él, lo hago con animo. Su primo Juan David, está aquí, lo revisa, le sacan miles de radiografías, observan los aparatos cada dos horas. 

Mi madre esta triste, aunque no me lo diga, lo se, pero no tengo ánimos para nadie, no puedo sonreír a menos que este contándole chistes a Alessandro, pongo muy seguido a nuestra canción, me gusta tocarle el rostro, besarle los labios sellado, ya que ahora tiene cánula, una esperanza...

Pero siendo sinceros, lo extraño, me duele tanto verlo así, sin abrir sus ojos, sin siquiera moverlos, respirando y luchando contra la muerte...

-¿Como está el hombre más guapo del mundo?- susurro en su oreja a las seis y treinta de la mañana- cada día estas más irresistible ¿sabes', empiezo a tener celos de las enfermeras que te tocan- sonrío para mi y le acaricio la mejilla, no puedo evitarlo, me duele que ya sea un mes y no despierte, y aunque ya respira sin el ventilador y su cabeza evoluciona, dicen que no ven nada grave, una fractura de cráneo, según los que revisaron el seguro, dicen que no se puso cinturón y que al frenar dio un volantazo  a la izquierda y se pego contra el vidrio, luego dio tres vueltas en la carretera. 

-Ayer jugaron el América de Cali contra el Cucuta deportivo, y como ya te imaginaras, los diablos rojos perdieron, que pena, amor, no salen de la B- siempre tiene la misma expresión, serena, sus piel blanca contrasta tan perfectamente con sus cejas negras y sus largas pestañas, que por poco y hacen un rizo. 

Así transcurren los días, cuando salgo a pasear por los pasillos saludo a las enfermeras que me conocen, y siempre mido el tiempo exacto que durara la visita, mi madre llora conmigo a veces, me trae comida, me consiente, Carol siempre tiene ocurrencias y forzó una sonrisa, a veces canta, un día le pdí que cantara "Me cambiaste la vida", el mismo día que Alessandro dejo el ventilador, llore de felicidad. 

Como ya les dije, he vomitado y siento nauseas, dolor de cabeza y me duermo fácilmente. Juan David quiere hacerme un chequeo y me dijo que si no aceptaba, prohibira que Alessandro me viese recién despertase. 

-Estoy bien- replico.

-No, no lo estas y lo sabes Samantha ¿Quieres que Alessandro te vea ojerosa y pálida y sin brillo en los ojos.

Hago una mueca de disgusto y cedo, paso a su consultorio con cámara para ecografía, inspiro fuerte. 

Se sienta en un escritorio y yo me siento frente  a él, Alessandro esta con Carol, Esteban, Sandy y Samuel.

-Vamos a ver Samantha, primero que todo, hace cuanto tienes esos mareos y vómitos- pongo los ojos en blanco.

-No lo recuerdo con exactitud, hace un mes, creo, el primero fue cuando el accidente, desde ahí son más frecuentes.

-Ok,  ¿recuerdas tu última regla?- noto su mirada inquisitiva.

-Si, fue...- abro los ojos, fue cuando estuvimos en Bucaramanga y ya son dos meses- hace dos meses...

-Tu ya sabes a que me refiero, Sam, toma este recipiente, orinas y me lo traes, detrás de la camilla hay un baño.

Me pongo de pie asustada, hago lo que me ordena y se lo entrego, toma un gotero desechable y saca un poco de orina, aplica tres gotas en un panel blanco circular y luego lo pone a un lado y me mira.

- Sabes Sam, nunca he visto que Alessandro se preocupe tanto por alguien como contigo y nunca he visto a una mujer tan pendiente de su pareja en su estado de coma, la mayoría se echa a morir, lloran siempre, no comen, pero tu a pesar de no estar super dichosa, comes, lo cuidas, le hablas, como si estuviese despierto, creo que eso es lo que lo ayuda a avanzar- mira la prueba a la cual yo no he quitado la vista y sonrie un poco.

Dos lineas...

- Mi primo se va a poner muy feliz- esucho a lo lejos.

Un hijo de Alessandro y mio, nuestro hijo.Lagrimones brotan por mis mejillas, los limpio y lo miro sonriendo sinceramente.

-Vamos a tener un bebe, un bebe de Alessandro- asiente y se levanta de su puesto, luego lo siento abrazarme- ¿ Por qué no se derpierta? siempre ha sido tan sano y fuerte, y ahora vamos a tener un bebe, quiero que se despierte...

-¿Quieres verlo'- paro de llorar y lo miro, se parecen, pero nadie tan hermoso como mi amor- puedes verlo y sabremos de cuantas semanas estas.

-Si, si, si

acato las ordenes y siento como algo entra por mi vagina, la pantalla esta oscura y con tintes blanco casi amarillentos. 

-Ves esa mancha blanca- señala en la pantalla, asiento.

-Es como una nube.

-Ese es tu bebe, escucha.

Escucho un frecuente sonido, como el palpito de mi corzon pero más rapido, mucho más rapido.

-Y ese es su corazon

-Es como una nube con corazón- digo más para mi que para él, pero me oye y sonríe un poco.

-Tienes seis semanas, aproximadamente siete Samantha, quieres guardar la foto de tu nube con corazón.

-Si- digo y me limpio una lagrima...

Salgo del consultorio por primera vez feliz en mi vida, guardo la foto en el bolsillo de mi vaquero, aún hay gemte dentro de la habitación. Espero que salgan, pero por  lo visto se demoraran, me desespero y empiezo a caminar por el pasillo.

-Samantha- dice una voz chillona. Un momento, yo solo conozco una voz chillona...

-Natalie- digo sin darme la vuelta...

No me mientasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora