DÍA 9: FERIA.

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Era de tarde, tenía que cumplir la promesa que le hice a Eddie, pues ya había pasado toda una semana, fue tranquila, no lo vi desde aquel día, jugué con mi hermano y con Thor, fuimos al lago, era días tranquilos, limpiamos la casa entre los primeros días, mañana tendríamos que dejar barrida la casa, ya que mamá llegaba el lunes, tuvo problemas con el carro y ningún bus hizo carreras ese fin de semana, tenía que esperar.

Le dije a mi pequeño acompañante que lo llevaría después de cenar, y así fue, al terminar de comer, Ed salió rápidamente arreglarse, cuando había terminado de dejar arreglada la cocina, él ya estaba listo, detrás de mí, le dije "ya me voy arreglar, no demoro, mientras tanto déjale un poco de agua y comida a Thor, déjalo con la correa puesta para que no vaya atrás de nosotros"

Subí rápidamente, me puse los primeros jeans que estaban en mis cajones, una blusa ajustada con mangas largas de color rojo y unos zapatos cerrados de color, me hice una trenza y coloqué un poco de maquillaje, sin exagerar, con un poco de un delineado gato, algo de labial rosa bajo, una pizca de rubor, estaba lista quería llevar mi cara y tomar algunas fotos, era mi pasatiempo favorito, capturar algún objeto que represente lo que hice en el día o en cualquier viaje. Quería dejar preservar mis recuerdos en una imagen...

Recogí mi bolso y mi cartera, cuando baje y estaba en el lobby, ya no había nadie, Thor ladro desde afuera, se encontraba cerradas las puertas y ventanas, deje la luz del portal prendida, agarré un paraguas porque había pronosticado que llovería, mi hermano se hallaba sentado en su asiento con el cinturón puesto, puse mi bolso y el paraguas en el asiento de copiloto, puse en marcha el carro, salimos rápido a la avenida.

No demoramos en llegar rápidamente al centro del pueblo, mucho antes mi hermano ya se había emocionado por que pudo ver desde los lejos las luces de la feria, se emocionó mucho a pesar de sus 12 años, seguía siendo un pequeño.

Estacionamos el auto a dos cuadras, porque ya no había espacios cerca. Metí el paraguas dentro de mi cartera, junto con las llaves del carro y el monedero. Mi cámara la cargaba en mi cuello por la correa. Caminamos con mi hermano, viendo que había en la feria, él se subió a los juegos chocones, trato de convencerme para que suba y no lo logro, después fue a la montaña rusa, mientras lo miraba disfrutar, unas manos cubrieron mis ojos, no me dejaban ver, traté de quitarlas para poder tener visión, sentí una risa en mi hombro y una voz masculina dijo "Adivina, ¿Quién soy, Jane?", sólo con haber mencionado mi nombre, sabía quién era, a pesar de las pocas veces, cada vez que lo decía, sabía que era él, sin verlo.

-Charles, sé que eres tú - dije mientras medio me reía y me quito las manos de los ojos.

-¿Cómo sabías que era yo? -preguntó.

-No lo sé, simplemente lo sé - le dije, no le contaría esa verdad, me avergüenza decirlo y solo hace poco volvía re encontrar a mi viejo amigo. Aceptó sin más mi respuesta, no volvió a preguntar ese día.

-¿No sabía que supieras de la feria?

-Sí, el fin de semana pasado, nos fijamos con mi hermano, en los carteles que estaban en las tiendas, Ed me insistió mucho en venir, así que lo traje.

-Ah sí y ¿dónde está?

-Se encuentra en la montaña rusa, no demora en terminar el juego.

-Ahí viene- me dijo y yo mire instintivamente al juego y sólo bastó eso, para que rozar nuestros labios por unos segundos, fue tierno el beso, un simple e inocente beso, estaba tan avergonzada que me sonroje al instante, que suerte que había poca luz, solo las luces de los juegos.

-Lo siento, no quise...

-No tienes por qué disculparte, fue mi culpa -me dijo medio arrepentido.

-No fue tu culpa -le dije.

-Claro que sí, yo te quise besar - me lo dijo como si fuera una confesión y claro que lo fue, me sorprendí mucho.

-... ¿Por qué?... - dije tartamudeando.

-Porque... -antes que pudiera acabar su oración, fuimos sorprendidos por mi hermano.

-Hola Charles- nos sobre saltamos- ¿Ocurre algo? - dijo preocupado porque no respondimos.

-Nada- dijimos al unísono.

-Hey Edward, -le dijo a mi hermano -¿Quieren un algodón de azúcar? - Preguntándonos - Yo invito.

-Sí, yo quiero uno, por favor - Ed estaba muy animado, hace tiempo que no los comía.

-Está bien, yo también quiero- dije resignada.

Charles me agarró la mano y me llevo, hasta uno de los puestos más cercano donde vendían este dulce, mi hermano iba atrás de nosotros, creo que se había dado cuenta lo que ocurría, pero sólo disfrutaba. Él pidió los tres algodones de azúcar, convenció a Eddie de subir a la rueda dela fortuna, conmigo, cuando me percaté, estaba haciendo fila para ella, comiendo mi dulce. Nos subimos en la más grande, pero eran asientos de dos, Ed no se opuso resistencia en subir solo, quiso que me subiera con Charles, lo sabía, aunque nunca le dijo, él sabe que me aterran las alturas, que por eso no me suelo subir en los juegos, no quería escuchar mi llanto. Cuando nos pusieron la seguridad, me aferre de ella, no me quería soltar, pero Charlie la liberó y la sostuvo.

-Estará todo bien, Ed sí me conto de tu miedo- al principio me sobre salte.

Por un momento me tranquilicé, admire el paisaje que sé podía ver. Me reí de mi misma, él supo que estaba bien, simplemente dejo mi mano y me abrazó, pude superar mi temor, él me dio confianza, sólo él.

60 DÍAS JUNTO A ÉLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora