Conocer

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A mitad del camino, Mikasa sintió una opresión extraña en el pecho que la hizo detenerse. Confundida sobó su pecho.

— ¿Qué pasa? -  Eren se acercó al notar sus acciones

— No lo sé, sentí algo aquí en el pecho pero no sé que fue — 

— Pero, ¿Estás bien? -  tomó su mano libre, haciendo que lo mirara a los ojos y se olvidara de lo recién ocurrido.

— Sí, estoy bien; ¿Ya casi llegamos? —

— Sí, ya llegamos -  dijo, deteniendo su caminar frente a una gran plaza

— No tengo la menor idea si en tu mundo existan plazas pero ésta es una...plaza — 

— Y qué se hace aquí? -  miraba con asombro la gran llamativa y blanca estructura

— Ahora mismo lo averiguamos —

De nuevo tomó su mano y entraron, la mirada de Mikasa se expandió, era grande, el aroma que ahí emanaba era confortable de alguna manera. Se sentía como una niña pequeña, emocionada por conocer algo así.

Eren la llevó por cualquier lugar, a una agencia de coches ahí dentro, varias tiendas de ropa, zapatos, juegos de video, puestos de comida, puestos de helado, puesto de mascotas y puesto de joyería.

— Hay demasiadas cosas —

Su sonrisa no podría mostrar más comodidad y alegría.

— ¿Te gustaría comprar algo? —

— Pero, no traje tanto dinero —

— No te preocupes, te puedo ayudar con eso; ¿Has probado los helados? -  sonrió

— Sí, solo una vez —

— ¿De qué sabor era? —

— No lo sé, era dulce y blanco —

— Oh, ya, ven, te enseñaré la variedad de los sabores —

Ambos sonreían, era un día perfecto.

Pasaron unas cuantas horas en el mismo puesto, probando y comiendo. Esas sensaciones nuevas en la boca de la azabache eras geniales, lo cual provocaba esa sonrisa feliz e insegura de siempre.

Después de pagar, siguieron caminando. La mirada de Mikasa se fijó en un lugar grande donde salía y entraba gente.

— ¿Qué es ahí? —

— El cine —

— ¿Cine? —

— No lo conoces?, bueno ven, entremos -  la llevó de la mano

Sabía que era algo alto el precio de dos personas y más aparte comprar los dulces o chucherías que se comerían ahí dentro. Así que con mucho ingenio y cuidado, entraron por una puerta que sólo debían utilizar los personales de trabajo.

— Eren no, ahí dice que.... —

— Está bien, experimentarás lo que es hacer algo malo y divertido en este mundo —

Amplió su sonrisa y entrelazó su mano con la de la chica, llevándola dentro del lugar.

Salieron al pasillo de las salas para entrar a una dónde el largo metraje trataba de suspenso y terror.

Cerró la puerta y acorraló contra la pared a Mikasa antes de seguir caminando, lo que la hizo sonrojarse, a pesar de no notarse en la oscuridad.

— Bien, te diré un par de cosas -  comenzó a susurrar, lo que provocó un estremecer en el cuerpo de la chica

— Aquí la sala está oscura debido a que así se visualiza mejor la película y dos, no se habla en voz alta, ya que eso impide a los demás escuchar de lo que trata, bien? —

— S..Sí —

— Ok, ¿Te has asustado alguna vez? —

— Sí —

— Que bien -  tomó su mano y se separó, llevándola a la verdadera sala.

Se sentaron en la cuarta fila, quedando muy cerca de la gran pantalla.

Pasaron minutos y la película comenzó a tomar su título. Suspenso y terror.

Las manos de Mikasa se aferraron a los brazos de la silla la cual, en parte, también era la silla donde se encontraba Eren. Eso llamó la atención del chico.

Sentía como su mano temblaba, como las yemas de sus dedos presionaban su mano, sin darse tiempo de pensar volteó su mano, quedando ambas palmas juntas. Entrelazó sus dedos con los de ella, quien respondió de forma inmediata.

Lo que nunca pensó que haría con una chica, lo estaba haciendo con quien había llamado su atención desde aquél incidente.

Pronto comenzó a asustarse más mientras Eren sólo la observaba y observaba sus manos juntas. Vio como su pecho respiraba agitado.

Comenzó a acariciar su mano para después subir por su brazo, desconectando su mirada de la gran pantalla. Al acercarse por completo a su oído habló.

— ¿Quieres ir a otra parte? —

Ella solo asintió, así que se levantaron y salieron por la misma puerta. Se alejaron un poco rápido para no llamar la atención de nadie y se alejaron.

— ¿Qué te pareció? —

— Es genial, aunque espeluznante, sentía que en cualquier momento algo me tomaría por detrás o por los
pies —

— Sí, así pasa -  rió un poco.

— Bueno, ven, vamos a la librería y luego al parque trasero —

— Bien —

Comenzaron su caminata, ésta vez, siendo ella quien enlazara sus manos.

Mundo alterno, cambio de chicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora