Cap 5

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—¿Ah, sí? — comentó, sin interés.
—Hiperimpulsores en los dos brazos... y en las piernas. Todo de aluminio acerado. Triple giro. Instalación eléctrica de triple retorcido. Por Dios, deben ser lindísimos.
—Tendrían que acordarse de él — murmuró Kelly, dejando el diario —. No hace tanto tiempo. Su rostro se aflojó en una sonrisa llena de recuerdos.
—Jamás me voy a olvidar de esa noche: dijo —. Nadie nos pudo tumbar. No se hablaba más que de Dimsy el Duro, Dimsy el Duro; cuarto en el ranking de los medio pesados; estaba en pleno ascenso. Y rió entre dientes, con un gusto que le venía desde lo hondo del pecho.
—Y con todo eso, nosotros lo desbancamos. ¡Ohhhh! —dijo, con un gruñido de placer salvaje —. Todavía puedo ver ese cross de izquierda. ¡Bang! Bien en la trompa. Y el viejo Dimsy el Duro allí en la lona... duro, ¡claro que sí! ¡Duro! Y rió, feliz:
— ¡Qué noche, compañero, qué noche! ¡Cómo podría olvidarme de esa noche!.
Pole lo miró con expresión sombría. Después se volvió nuevamente hacia la pradera reseca por el sol.
—Eso es lo que yo quisiera saber— murmuró.
Kelly vio que el hombre del otro lado del pasillo observaba otra vez el bulto cubierto de "Maxo". Captó su mirada y sonrió, señalando a "Maxo" con la cabeza.
—Ese es mi luchador — dijo en voz alta.
El hombre sonrió cortésmente, poniendo una mano tras la oreja, a modo de pantalla.
—Mi luchador — repitió Kelly — "Maxo el Luchador". ¿Lo oyó nombrar?
El hombre lo miró fijamente un momento. Después meneó la cabeza Kelly explicó, sonriente:
—Sí, una vez estuvo a punto de salir campeón de los semipesados.
El hombre asintió con amabilidad. Kelly, siguiendo un impulso, se levantó y fue a voltear el respaldo que estaba frente al hombre, para sentarse allí.
—Calor, ¿eh?—dijo.
—Sí — respondió el hombre, sonriendo —. Así es.
—Aquí todavía no hay trenes nuevos, ¿no?
—No — dijo el otro —. Todavía no.
—Todos los nuevos están allá en Fila. De allá venimos, mi amigo y yo. Y "Maxo". Al decir eso los señaló con la cabeza. En seguida tendió la mano hacia el desconocido.
—Yo soy Kelly — se presentó —. Tim Kelly.
El hombre pareció sorprendido: el apretón con que respondió a su gesto fue poco firme.
—Maxwell — dijo a su vez.
Al retirar la mano, se la limpió disimuladamente en el pantalón
—A mí me llaman "Steel" Kelly. Yo también estuve en este deporte. Antes de la guerra, claro. Era semipesado.
—¿Sí?
—Sí. Así es. Me llamaban Steel porque nunca lograron voltearme. Ni una sola vez. Llegué a estar en el noveno puesto del ranking. Sí.
— ¡Ajá! — musitó el hombre, paciente.
—Mi... mi luchador —continuó Kelly, señalando a "Maxo" con la cabeza— él también es semipesado. Esta noche pelearemos en Maynard. ¿Va hasta allí?
—Ejem..., no. No, me bajo en... Hayes.
—Lástima. Va a ser un buen combate.
Dejó escapar un fuerte suspiro y continuó:
—Sí, "Maxo" estuvo... cuarto en el ranking, una vez. Y lo hará de nuevo. A fines del 77... eh,... noqueó a Dimsy el Duro. A lo mejor usted lo leyó en los diarios.
—Me parece que no.
— ¡Oh, ajá! Bueno, salió en todos los diarios de la costa atlántica. Ya sabe: Nueva York, Boston, Fila... Sí, tuvo... tuvo bastante fama La revelación del año. Se rasco la coronilla calva.

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