Una noche anunció que el invierno comenzaría pronto. Y al día siguiente, muy temprano, Heidi, su abuelo, Nube y sus cabritas, bajarían a su casa de invierno, como se les había vuelto costumbre, Pedro estaba esperando fuera de casa cuando Heidi salió.
-¿Por qué no vienes con nosotros Pedro?- dice ella-, puedes llevar a Salvaje con nosotros también, después de todo, el corral que hicieron con el abuelito es muy grande, y las gallinas pueden quedarse en el antiguo. ¿Verdad abuelito?- Heidi mira al abuelo y Pedro no sabe que responder, si bien él pasó inviernos con ellos, sabía que el hecho de que fueran novios ahora, cambiaba todo
-Claro general, ¿por qué no? Después de todo, en invierno es cuando más cosas salen, y te queda más cerca para hacer entregas. Traemos a todos los animales. Tienes una carreta donde puedes poner a las gallinas ¿verdad?- él asiente-. Bien, decidido entonces
Heidi, Pedro y su abuelo llegaron junto a las cabras y algunas gallinas, Pedro regresó a su casa por el resto de ellas y para asegurarse de dejar bien cerrada la casa antes de bajar definitivamente, o el invierno podría estropear todo. El abuelo aprovecho la instancia para hablar con su nieta a solas
-Hija, Pedro es alguien de mi total confianza, pero no quiero que sean irresponsables ni irrespetuosos sólo porque estén viviendo bajo el mismo techo. ¿Se entiende?- Heidi recordó la conversación con Clara y asintió.
Esa noche, después de que Heidi se fue a dormir, planeaba tener la misma conversación con el muchacho, pero fue él quien la empezó
-Abuelo... Señor... Quiero que sepa que para mí no existe nadie más importante en el mundo que Heidi... yo la amo y tiene que saber que la respetaré siempre, y que puede estar tranquilo porque no ocurrirá nada entre nosotros
Además de alimentar a los animales o ayudar al abuelo con las cosas de la casa, ese sería su último año de estudiante, y como lo habían conversado, le ayudaba al profesor en clases, y resultó ser mejor de lo que ella misma pensó sería. Así que aprovechaba de estudiar libros adicionales que el maestro le pasaba cada cierto tiempo.
Por las tardes, generalmente les leía los libros que la abuelita le había regalado a Pedro y el abuelo, ya que algunos de ellos eran bastante divertidos para ambos. Además, Heidi comenzó también a tejer, una niña de su clase sabía hacerlo, y decidió aprovechar su tiempo en ello también. Pedro siguió trabajando, pero cuando salía a hacer sus entregas, siempre iba solo; ya que cuando eran dentro del pueblo iba en la hora en que ella estudiaba, y cuando era fuera de éste, Pedro ya se había ido a la hora en que ella estaba de regreso. Y cuando él estaba fuera de casa, las tormentas la ponían nerviosa, pero trataba que no se le notara demasiado, porque su abuelo comenzaba a regañarla, preguntándole si es que ahora que eran novios, había dejado de confiar en Pedro o qué. Se tomaba el collar y recordaba que él la amaba y que una parte de él estaba con ella y seguía ocupando su tiempo en diferentes cosas.
Durante todo ese tiempo, Clarita y ella estuvieron en contacto por carta, pero ante cualquier pregunta de carácter íntimo su respuesta siempre era la misma: Nada nuevo. Entonces sus inseguridades volvieron ¿Realmente Pedro me mirará cómo mujer? Y es que además de tomarse de las manos, abrazarse y besarse muy de vez en cuando, nada había cambiado entre ellos dos.
La primavera volvió a llegar, Heidi cumpliría dieciocho años... Al caminar rumbo a la montaña, Pedro notó que Blanquita y Diana no sólo se veían cansadas, sino que arrastraban las piernas traseras, y disimuladamente se lo enseña al abuelo, ambos sabían lo que eso significaba
-Llévese a Salvaje abuelo; yo me llevaré a Blanquita y a Diana- dice Pedro
-¿Por qué?- Heidi no entendía
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Heidi y Pedro, hacia la madurez (romance lemon)
ФанфикEste sería mi primer fanfic, se me ocurrió después de volver a ver Heidi, preguntándome qué pasó después... Y corresponde simplemente al cómo es que sigue la historia desde donde quedamos, o hasta donde vimos... espero les guste 🙂