La mañana siguiente no fue tan bien como la última noche, y también la primera, de lujuria. Ambos despertaron desnudos, abrazados.
No hablaron, no se miraron, no se tocaron. Cada uno se vistió con su ropa y salieron juntos, separados a una distancia considerable, por la puerta, donde el chofer les esperaba.
El hombre subió las maletas al carruaje, y, durante todo el camino, tanto uno como otro evitaron mirarse.
No eran capaces de dirigirse una simple palabra. Ezra se marcharía en cuanto llegase a casa, y Natalie se quedaría allí.
Sola e indefensa, sin nadie.
Aun que no era del todo cierto, teniendo en cuenta que la casa estaba repleta de gente, pero Ezra era todo para ella.
Al menos eso descubrió ayer, cuando perdió su honra con su propio hermano.
Se sentía dolida, humillada y utilizada. Se sentía desprotegida.
Pero, al fin y al cabo, no se sentía vacía. No podría arrepentirse de pasar la última noche con su hermano. No se arrepentía de que hubiesen pasado la noche juntos, tal vez la última para él. Tal vez la última noche que se vieran hasta nunca mas.
Por primera vez desde que salió el alba. Natalie se digna a mirarlo, de reojo.
Está serio, y tal y como ella imaginaba, no la estaba mirando ni por asomo.
Suspiró con pesar y fijó su mirada en sus zapatos rosas.
Ezra decidió no prestarle atención. Aun que las ganas le carcomían por dentro. ¿Cómo la iba a mirar a la cara y despedirse de ella después de lo que pasó ayer?
Cuando por fin llegaron a la casa, Nic salió a recibirlos. Detrás de él, Isabelle, que miraba a Ezra con lujuria, y Sam que evitaba mirar a Natalie a toda costa.
Natalie no le prestó demasiada atención a estos dos últimos. Abrazó a Nicolás, sintiéndose protegida por primera vez desde que se ha despertado.
Luego, después de la cálida bienvenida, se acercó a Isabelle y Sam. Sonrió a la chica y besó la mejilla del chico, haciéndole ruborizar.
Natalie sabia que había llegado el momento y que, en breves minutos, Ezra volvería a subirse al carruaje y esta vez, solo.
Estaba destrozada. No debería haberse dejado llevar anoche. No debería haber ido a la antigua casa de su difunta madre.
No debería si quiera haber hablado con Ezra desde que llegó a la casa.
Sin embargo, ni si quiera sabe si está arrepentida o no.
Había llegado la hora. Todos estaba abrazando a Ezra y le deseaban suerte. Nicolás le dio un abrazo y unas palmaditas en la espalda, también le dedicó una sonrisa triste de despedida.
Sam le dio un apretón de manos y los dos, tanto Ezra como el propio Sam, se miraron con indiferencia, sin expresión en la cara, pero con mucha ira en los ojos.
Isabelle montó un drama en un momento, fingiendo lágrimas y agitando un pañuelo blanco para despedirse de su amado. Ezra sonrió ante aquel gesto y besó su frente.
Josh y Adele ya se habían despedido de Ezra antes, así que ya solo quedaba Natalie.
Los dos hermanos se miraron con un inmenso dolor en los ojos, y un nudo en la garganta de cada uno. Nic, Sam e Isabelle los miraban confusos, hasta que Natalie por fin tomó su decisión de dar un gran paso y abrazarle.
Se echó a sus brazos y se aferró a su cuello con fuerza. Ezra soltó las maletas que tenía en sus manos, dejándolas caer al suelo, y abrazó a Natalie fuertemente por la cintura.
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Corazón de oro.
RomanceCuando Natalie se va con su padre a vivir después de la muerte de su madre, sabía que nada iba a ser fácil en aquella casa. Lo que no se esperaba era la cantidad de encontronazos, tanto sexuales, como amistosos, de amores prohibidos, o de rivalidad...