5. La fiesta de bienvenida.

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Suspira otra vez tras otro intento fallido de colocarse el corsé ella sola. Natalie se deja caer en su cama, dándose por vencida y se acerca al armario en busca de otro atuendo que vestir.

Se decide por un precioso vestido (de dos piezas) color vino con algunos rasgos plateados, que llega hasta sus tobillos. Y se coloca un corsé bajo este. Es precioso y solo lo ha usado una vez.

Se lo pone por encima de la cabeza y coloca bien su diadema del mismo color. Su largo cabello cae en ondas hasta su cintura, pero la diadema permite que no tenga su pelo en la cara.

Termina de retocar su precioso atuendo con un collar plateado, y unos pendientes de la misma clase.

Se mira en el espejo y tras aceptar lo que ve, sale de su habitación.

Camina con los brazos detrás de la espalda, pero sin esa sonrisa habitual en su rostro. Está enfadada, como es lógico. Natalie no quiere estar en esa fiesta, incluso le molesta toda esa gente que baila con sus parejas en su salón.

Camina con paso decidido hasta el centro del salón. La gente baila a su alrededor sin percatarse de su presencia, pero realmente lo prefiere así. Observa a todos los invitados con una cara larga. No conoce a ni uno.

Nota una mano en su hombro y se gira para encontrarse con Sam. Este le sonríe con afecto.

Natalie le examina con la mirada. Lleva un bonito chaleco de trencas de cuero azul, unos pantalones del mismo color y unas botas marrones. Guapísimo.

Sam agarra su mano y besa su dorso. Natale sonríe con burla por su gesto

-Estás preciosa, mi querida Natalie. -Una sonrisa aparece en el rostro del jóven.

-Podría decir lo mismo, Samuel. -Se inclina agarrando su vestido en forma de respeto.

Natalie se inclina para agudizar su visión. No puede creer lo que está viendo.

Ezra está con Isabelle, ambos bailando juntos. Él agarra su cintura con delicadeza y ella tiene su mano posada en su hombro. Se miran a los ojos e Isabelle tiene una estúpida sonrisa en su cara, Ezra se mantiene frío, como siempre.

A Natalie se le ha cambiado su sonrisa por un rostro sin expresión, pero ella no se ha dado cuenta.

Sam le sonríe afectuósamente, hasta un imbécil se daría cuenta que está enamorado de ella, pero, sin embargo, la jóven ni lo ha notado.

-¿Te gustaría bailar, Natalie? -Sam le tiende su mano. Natalie la mira con el ceño fruncido y luego sube su mirada hasta los ojos de Sam.

El joven, decepcionado al ver que la chica no acepta su mano, la baja despacio. Hace una mueca parecida a una sonrisa y se marcha.

Pero, Natalie ni siquiera se ha dado cuenta que se ha ido. Está muy ocupada observando a Ezra con esa zorra. ¿Qué están haciendo? ¡Pero si es odiosa!

Aprieta sus puños con fuerza y se acerca a los jóvenes intentando sonreír para incordiarlos.

-Ezra, querido, ¿podemos hablar un segundo? -Ezra levanta la mirada sorprendido para ver a su hermana.

******

Después de, prácticamente, ser arrastrado hasta el salón por culpa de Isabelle, Ezra se ve obligado a bailar con la jóven. Esta sonríe satisfecha, pero él la mira casi con odio.

A lo lejos, ve a su queridísima hermana con Sam. este besa su mano con una sonrisa picarona en la cara y ella le sonríe.

Reprime las ganas de bufar y se concentra en mantener la compostura en el baile. La imagen de Natalie no se le borra de la cabeza ni un solo segundo, y no lo entiende. Quiere a esa mujer. pero, ¿Cómo puede querer de esa manera a su hermana?

Corazón de oro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora