9. Solo hermanos.

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Sube a su habitación ante la atenta mirada de todos sus acompañantes a la fiesta. Nadie dice nada, solo Isabelle es capaz de sonreír por la mala educación de Natalie.

Pero, ¿qué le importa a Natalie si se ríen de ella, cuando Ezra ya lo ha hecho lo suficiente?

Desde lo ocurrido en la fiesta de Lucrecia, cuando Ezra dijo que solo eran hermanos, Natalie no ha vuelto a cruzar ni una palabra ni con él, ni con nadie. No tiene ganas de nada.

Ni siquiera sabe por qué le afecta tanto. Lleva una semana en la casa y ya siente atracción nada mas y nada menos que por su hermano.

Y ni siquiera sabe que es lo que siente. Solo tiene 17 años, no ha tenido la oportunidad de enamorarse nunca, o de sentirse atraida por un chico.

Tal vez sea eso. Como no puede sentirse atraida por ningún chico, se fija en su hermano.

Pero eso no puede ser, ella también siente atracción por Sam, aunque no es la misma que con Ezra.

-Solo hermanos - Repite lo que su hermano le dijo y suspira pesadamente

Está hecha un lío. Natalie se deshace de su vestido azul eléctrico para colocarse un camisón blanco escotado y se echa en la cama y, mirando al techo, se pregunta por qué es tan difícil vivir en esa maldita casa, con lo feliz que era cuando tenía a su madre.

Por otra parte, Sam, también en su habitación y prácticamente en la misma postura que Natalie, se pregunta por qué todo tiene que ser tan difícil entre ellos.

Natalie es una chica que en un principio está bien, pero de un momento a otro está enfadada, o triste, y eso le está empezando a dar dolor de cabeza.

Le gusta esa chica. No está enamorado hasta las trancas como lo está Nic de su hermanastra, pero le gusta.

Sam sonríe al techo y bufa. ¿Qué está pasando en esa casa de locos, es que a todos los habitantes de esa casa les gusta otro habitante de la misma casa?

Suelta una carcajada sabiendo que nadie, salvo la luna, le oirá y niega con la cabeza.

¿Que le está pasando? ¡Está perdiendo facultades! Antes ni una sola chica podía resistirse a Samuel Bornes.

Se levanta de la cama con cuidado de no hacer ruido, pues ya es mas de media noche y toda la casa parece estar en total silencio.

Pero no es solo silencio lo que se encuentra al salir de su habitación.

¿Ese no es Nicolás?, ¿Y quien es esa que está con.. ¡No se lo puede creer!

-¿Qué estas haciendo con la sirvienta? -Susurra como si gritara, dándole énfasis a la pregunta.

Nicolás, pillado con las manos en la masa literalmente, se separa de la sirvienta y mira a su primo sin saber que responder. ¿Qué ha hecho?, ¿Cómo se le ocurre liarse con la sirvienta? ¡Esta vez se ha pasado!

La pobre sirvienta le manda una mirada sumisa a Nicolás y se marcha por donde ha venido, abotonándose el escote de la camisa del uniforme.

-¿tú eres tonto o qué? -Le pregunta Sam, mientras se acerca sigilósamente a su primo.

-No se que me ha pasado, es una mujer bella, me ha seducido. -Explica, como si fuese la víctima y quisiese cargarle el muerto a la empleada.

-¡Si claro, que te crees que soy idiota! -le reta Sam a su prino. -¡Tú habías quedado con ella en veros a media noche! Si no, ¿qué iba a hacer aquí la pobre a estas horas? -Sam niega con la cabeza. -Me parece de muy poca vergüenza que intentes salir ileso perjudicando a una pobre mujer.

Corazón de oro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora