Parte IV

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Domingo 5 de marzo.

04:19hr.

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Katsuki mira con disimulo a Izuku. Camina ansioso por la sala, acomodando objetos que no necesitan ser acomodados; mientras, sus ojos esmeraldas siempre terminan puestos en la ventana.

Luego de tres días de allanamientos continuos sin aviso previo, estos han cesado. Sin embargo, el ambiente tenso y lleno de nerviosismo continúa contaminando su atmosfera.

El omega ha intentado conversar acerca de lo sucedido, sacar de su pecho las dudas que le presionan y atormentan. Katsuki ha cortado todas sus intenciones y siente haber cometido un error con ello. Izuku ha estado muy reservado desde entonces, intranquilo, delatándose con su aroma. Tiene miedo, se sabe vulnerable ante el gobierno y la incertidumbre que los rodea le carcome. Katsuki no está muy lejos de su sentir. Los allanamientos le han hecho consciente de las nulas posibilidades que tiene para protegerle. Posee la fuerza para defenderse, para atacar a todos los que ingresen a su hogar, mas no puede si ellos amenazan la vida de Izuku y sus hijos. Si los superan en cantidad y armas.

Lleva diecinueve años viviendo bajo ese sistema, pero siente que recién empieza a conocer el mundo de Izuku. Uno lleno de abusos, dolor y humillaciones.

Katsuki teme. 

Por él, por Izuku, por sus hijos.

Y, sin embargo, debe tragarse el miedo. Debe camuflar su aroma. Debe tranquilizar a Izuku.

—Toma asiento, Deku. Llevas acomodando ese cojín cinco veces —acota llamando su atención.

—Ellos pueden volver, quiero estar al...

—No lo harán, ya pasaron dos días y no han vuelto —le quita el cojín—. Todo va a estar bien.

Silencio.

El aroma de Izuku se infla inconforme.

—No han respondido nuestros mensajes. 

El alfa exhala pausadamente.

Tras la primera intervención de su casa, les habían escrito a sus consejeros pidiendo una explicación. Al menos tener la certeza de que se encuentran bien y las sospechas iniciales no poseen fundamento alguno. Pero es en vano, no han recibido respuesta.

—Deben estar ocupados —sentencia, dado por terminado el tema.

No tiene palabras para tranquilizar a Izuku. No puede resolver sus dudas cuando él tiene las mismas.

Prefiere ignorar y dejar que mueran con el tiempo.

...

Martes 7 de marzo.

10: 45hr

...

Apoya ambas manos en el marco de la ventana, sus ojos de océano observan fijo atreves de ella. En medio del ajetreo noctambulo de las luciérnagas, no ve más que soledad invadir la única calle de esa villa. Vacía, tranquila. No más personas merodeando, no más camiones aparcados ni luces de ellos brillando en el horizonte.

Aun con esa calma que parece empezar a asentarse, Mirio no encuentra sosiego.

Luego del primer allanamiento a media noche, le han seguido tres días más de lo mismo. Días en los que por un instante su mente a partido de la vida apacible que llevaba en esa villa, para retornar al tiempo que habitaba encerrado en el laboratorio. Tres días han transcurrido bajo esa mecánica en la que al alfa se le seda y amordaza.

Confinamiento [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora