Parte V

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Lunes 31 marzo

03:17 hr

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El primer sentido en recobrar Katsuki, es el olfato. Un aroma asqueroso a avellanas rancias llega a su nariz. Su cuerpo, aun débil, es incapaz de moverse. La consciencia va y viene esporádicamente, mas el olor perdura.

No tiene certeza de cuánto tiempo lleva dormido, o hace cuánto viene luchando y perdiendo contra la droga que le han inyectado, pero su mente es cada vez más lúcida.

"Izuku."

Abre los ojos venciendo al sueño. Tarda unos segundos en estabilizar su vista, en percibir el resto de su cuerpo y ejecutar órdenes. Se alza despacio, con movimientos torpes y la cabeza mareada.

"Izuku."

El pensamiento le aviva.

—Izuku —raspa su garganta seca con el nombre de su pareja.

Se pone en pie y, de inmediato, vuelve al suelo. Cae de rodillas, débil. Hiperventila, coge el cuello de su camiseta queriéndosela arrancar. El mareo vuelve y apoya las manos en el suelo, buscando regularizar su respiración.

Inhala.

Exhala.

—Izuku —vuelve a nombrarlo. Como si el hacerlo generara en él fuerza suficiente que venza la debilidad de su cuerpo— ¡Izuku!

Vuelve a ponerse de pie, se alza lento, sosteniéndose de los muebles que encuentra. Toma unos segundos en adecuarse. Lo que sea que le hayan inyectado, aun le mantiene adormecido por partes. Avanza torpe, los tobillos torciéndose, botando objetos a su paso. Se ayuda de las barandas a subir; como si escalara, jala de ellas remolcando su cuerpo. Una vez arriba, se tambalea por el pasillo, golpea los muros en su andar, hasta finalmente dar con su habitación.

Ve la cama desarreglada, una lámpara rota y otros objetos desperdigados por el suelo. El aroma de Izuku aún perdura, mas no él.

Katsuki vuelve a caer de rodillas, desolado.

Lo consiguieron.

Se lo llevaron.

Grita fuerte, con el dolor rasgando su garganta y la impotencia carcomiendo su ser. Estampa los puños en el piso de madera. Una, dos, cinco veces, hasta lastimarse los nudillos. No logra calmarse. Recorre la habitación, arrojando todo lo que lo que encuentra a su paso. Golpea las paredes, destroza el velador, rompe el espejo donde Izuku veía su vientre. Desahoga su ira en cada mueble que ve y no es suficiente.

Nada calmará el dolor que siente.

"Si ellos te llevan, yo salgo contigo."

Acelerado, vuelve al primer nivel, dispuesto a cumplir su promesa. Ahora sabe que nada malo sucederá al salir y, a pesar de no conocer el paradero de Izuku, caminaría hasta el fin del mundo por él.

De pronto, llega a él el aroma extraño a avellanas nuevamente. Ahora, más consciente, puede reconocerlo con mayor precisión y no se trata del fruto seco como tal, es algo más. Cierra los ojos, permitiendo a su olfato funcionar. El olor le guía por el ambiente hacia un lugar en específico.

Cuando ingresa a la cocina, no necesita más de su olfato, porque le ve.

—Sal —ordena, distinguiendo unos pies  que se esconde tras la lavadora.

La única respuesta que llega es la de esos pies escondiéndose mejor.

Katsuki frunce el ceño, se acerca irritado.

Confinamiento [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora