19/08 11:42 am

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Para tener todo el tiempo del mundo a su disposición, ya estaba harto del lento pasar de las horas.

Pudo incorporarse al fin, sintiendo un ligero entumecimiento en la espalda por la dureza del suelo y cierta sensación además, de cosquilleo en las mejillas, allí por donde las lágrimas habían surcado su semblante.

Sentado frente a la mesita del living, tomó el móvil entre sus manos para hacerle frente a las siete llamadas perdidas y treinta y dos líneas de mensajería instantánea de Samu, devolviéndole la comunicación a través de la marcación rápida.

Apenas terminaba el primer tono cuando su hermano menor respondió.

¿Estabas durmiendo?

—Ah, no, es que Omi-kun vino de visita...

Tres segundos de silencio no eran buen augurio.

¡¿Argh?! ¿Cómo que de visita? ¿Estás bromeando? Te dije que terminaras con ese asunto de una vez por todas...

—Tranquilo, Samu. Todo está bie-

¿Cómo que todo está bien? ¡Como me entere que has vuelto a enredarte con ese tipo estarás en problemas!

A esas alturas, lo único que le quedaba a Atsumu era reír.

Era increíble cómo el agotamiento emocional había hecho mella en él. Casi una semana desde aquella madrugada, y todo se había ido al carajo de una manera solemne e irrisoria. Era como si la vida misma se sentara a beber con él, copa en mano, y le dijera: bueno, te aviso que nos vamos a la mierda pero tranqui, será una experiencia interesante. Y así lo sentía. Dolía, por supuesto, físicamente el dolor estaba en sus brazos, su cabeza, los ojos, la espalda, el estómago, el pecho. Allí donde se suponía debía estar su órgano circulatorio encargándose de que todo funcionara como debía. Y además le dolía lo que no podía ver, lo que él consideraba el verdadero problema. Reposar boca arriba en el suelo adormecía su cuerpo pero no ese espectro que sentía por momentos arraigarse dentro de su piel y en otras ocasiones ser un oscuro velo envolviéndolo. Tirando de él hacia el vacío profundo, presionando sus cuerdas vocales cuando quería dejar escapar esos sollozos, sabiendo que si no los liberaba el suplicio sería peor.

...y no me estás escuchando...

Y verlo hoy, intentándolo... le llenaba la cabeza de dudas, le llenaba el pecho de espinas.

—¿Ah?

Que me dijo Akaashi que la novia del cuñado de Pecas-kun puede conseguirte lo que querías. De hecho nos reuniremos en unos días porque 'Kaashi quiere contratar a Onigiri Miya para su ceremonia simbólica y además necesitará de una banda y todo eso, ya sabes...

El mayor de los Miya volvió a reír.

—Todo es tu culpa, Samu. Después de tu locura, Bokuto se volvió loco por seguirte los pasos.

...

—Ah, ya sé, ¡desde aquí puedo ver esa sonrisa estúpida que pones siempre que piensas en Rinrin! ¡Niégalo!

Tsumu idiota, solo estoy intentando ayudarte...

Y él lo agradecía, en verdad que lo hacía.

No tenía un plan, y sí mucho en qué pensar. Su cuenta de ahorros parecía tentarlo a mandar todo al demonio a cada hora con imprudentes ideas que de pronto se le ocurrían y lo que verdaderamente importaba, esas cosas de las que realmente debía hacerse cargo, venía procrastinándolas desde hacía varios días. No obstante, esta podría ser una buena alternativa para quitarse a Sakusa de la cabeza.

O enterrarlo con más ahínco en su ser, ya para siempre. 

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empecé a escribir un au con samurais y guerras

y me está gustando cómo está quedando 👁️👄👁️


perdón x actualizar tan tarde, soy sincera, lo olvidé

gracias por estar aquí, besos.

m.

Basado en hechos reales | Sakuatsu  [Haikyuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora