Poema II: Lima

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Todas las mañanas son agitadas en la ciudad,

todas las noches también.

Los micros despiden y saludan desconocidos cada día,

y en su cansancio rutinario sus conductores sudan en la apretada multitud,  yo también.

La gentes se desconocen entre ellas,

cada quien lleva su pesar a flor de piel entre la multitud mutuamente indiferente.

Todos y cada uno, sentimos el pesar de la necesidad,

 del cansancio,

 de la preocupación,

 de la ciudad!

Y todavía en el calor dulce de nuestro hogar,

 esa gélida alma ciudadana se nos impregna  como el perfume de nuestras ropas,

y nos sentimos, necesitados, cansados y preocupados.

Tal vez en esta angustia desmoralizante,

jamás podremos recuperar nuestra sanidad humana.

Poemario de un hombre del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora