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Hace rato que estaba listo, bañado y perfumado viendo por su ventana hacia la de Jungkook, aquella que se mantenía con la cortina cerrada

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Hace rato que estaba listo, bañado y perfumado viendo por su ventana hacia la de Jungkook, aquella que se mantenía con la cortina cerrada. Esta estaba mucho más alta que la suya, al estar la de él en un tercer piso y la del pálido en un primer piso, no lograba ver mucho, casi nada a decir verdad. Apostaba su más preciado peluche de Kumamon a que recién estaba terminando de vestirse, era típico de Jeon Jungkook. Sabia su rutina de memoria, y no, no era porque llevaba años enamorado de su preciado mejor amigo, ni al caso.

La forma en la que se conocieron y charlaron por primera vez no fue exactamente la más original, más bien y según el pálido fue tan cliché como los besos bajo la lluvia en una película romántica. Todo sucedió cuando, un viernes por la tarde; cuando era día de sacar la basura, un alto y apuesto azabache arruinó los hermosos rosales que con tanto esmero cuidaba. Jeon Jungkook, así fue como se presentó el chico de tez almendrosa, con ojos tan oscuros como la noche y labios de fresa, su cabello negro azabache acariciaba la cima de sus mejillas al tenerlo algo largo, lo suficiente para hacerlo parecer sumamente sexi y nada vulgar. Los tatuajes en su brazo derecho solo hacían ver su mano rojiza aún más... excitante. ¿Y qué podía decir del masculino aroma a whisky costoso y cuero? Simplemente era perfecto. Tan cautivante que no pudo recriminar nada sobre sus preciados rosales, solo se dedicó a mirar sus rosas labios pedir miles y miles de disculpas.

Grande fue su sorpresa cuando al comenzar a tratarse ambos descubrieran la cantidad de gustos en común que tenían, e incluso que compartían la misma carrera, en la misma universidad. Comenzaron a tomar juntos el transporte a la universidad, dormir en la casa del otro, animarse en malos momentos, encariñarse tanto que pronto lo llamaría mejor amigo, aunque no fue lo único bueno en esos años.

Su celular vibró en su mano he inmediatamente lo desbloqueo sabiendo, sin mirar, de quien se trataba.

"Justin Seagul"

"Heeey ya estoy listo, te espero afuera."

"Yoobi 🐱"

"De acuerdo, dame unos minutos"

Corriendo tomó su mochila, y luego de rociarse perfume por tercera vez, feliz salió de casa encontrando a su mejor amigo, quien paciente lo esperaba a un lado de su casa con su mejor sonrisita de conejito.

—Tan lindo- Suspiró y finalmente se acercó a él, acomodando su cabello y su ropa con sus manos algo sudadas.

—Vámonos.

—Jimin vendrá por nosotros, su papá le compró un nuevo auto o algo así.

Park Jimin, el excéntrico novio de su mejor amigo. Según Jungkook, tuvo la fortuna de hallar un tesoro extravagante, pues el chico era inteligente, "amable" y un poco egocéntrico, y según él no era nada que sus dotes no pudieran cubrir. Con respecto a la opinión de Yoongi, Park Jimin era la persona más cínica que podía existir en todo Corea del Sur, un ser humano sumamente egoísta y desconsiderado. Aunque eso lo decía mayormente por envidia. Mientras él anhelaba poder tomar las manos de Jeon, Park Jimin dormía bajo aquellas sabanas y aquella piel con la que él solo podía soñar.

Viraha | Kookgi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora