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Una sonrisa se formó en los labios rojos e hinchados del pequeño pelinegro, los mismos labios que fueron besados por el más alto de ambos para sellar una promesa que acababa de hacer.

—Seamos directos y dime de una vez si vas a ser mi novio o no. ¿O es que tengo que decidir por ti?

— ¿Escuché bien? ¿Min Yoongi me pidió ser su novio? —dobló tantito sus rodillas buscando las piernas delgadas o "de popote" como solía decirles el nombrado con el objetivo de cargarlo y llevarlo a la cocina de vuelta. —No tengo otra opción, de lo contrario me matarías usando tu ternura y sensualidad. Acepto, nene.

—Trátame bien, ¿me escuchas? Puedo parecer delicado pero puedo partirle las bolas si me provocas, lo sabes. —sonrió ante su carcajada y tomando su rostro entre sus manos acercándolo a él unió sus labios en un simple toque, un piquito. —Terminemos la pizza y veamos una peli, ¿bien?

Con ayuda de su ahora novio bajó de la mesa y fue a terminar de cortar los ingredientes que había dejado a la mitad por las distracciones de Jungkook.

— ¿Pepperoni o Jamón y piña?

Yoongi sabía que no le gustaba la pizza hawaiana, por eso cuando vio su cara de indignación solté una gran carcajada. Era muy gracioso escuchar sus argumentos acerca de por qué la piña y el jamón no deberían ir en una pizza. Honestamente, a mí me daba igual, para mí comida era comida. ¿Cuál fue la solución? Hicimos mitad y mitad.

Tomaron la pizza y junto con sus respectivos vasos con gaseosa fueron hasta el sofá en la sala de la casa, en donde ambos se acurrucaron el uno contra el otro. Nunca habían estado en esa posición antes, Yoongi bajo su brazo mientras Jungkook buscaba algo en la tele y las piernas del más pálido sobre las del otro muchacho. Se sentía bien estar de esa manera con él.

—Jungkook, por el amor de Dios. Star Wars por cuadragésima tercera vez no, por favor. Te lo suplico, cualquier cosa menos esa.

—Si tú puedes ponerle fruta a una comida salada yo puedo poner El despertar de la fuerza cuántas veces quiera.

—Como sea. Decídete de una vez y abrázame, estás calentito.

—Primero, ¿Si la veremos o terminaremos distraídos comiendo nuestras bocas en lugar de la pizza?

Alzó una ceja humedeciendo sus labios resecos por haberlos mordido tanto en el transcurso del día. Yoongi lo miró con una media sonrisa a la vez que ponía los ojos en blanco.

—Eso lo decides tú, guapo. Pero no te prometo llegar a tercera base.

Al terminar lo que quedaba del pedazo de pizza en su mano pasó su brazo por la cintura de su novio y apoyó su mejilla en su pectoral, relajándose gracias a la tela perfumada. El más alto se guardó lo que quería decir conformándose con la suave respiración del pequeño pelinegro chocar en los bolsillos de su sudadera

Le hubiera gustado decir que ver las increíbles luchas llenas de láseres y explosivos fue asombroso pero ese puesto se le otorgó a Yoongi. No hubo nada en su campo de visión que no fuera sus lindas hebras revolverse con los dedos tatuados de Jeon, sustituyó efectos de sonido con sus respiraciones profundas, ni siquiera probó de su comida ¿acaso estaba hipnotizado por la mentira de caer enamorado? tenía miedo de la repuesta.

Dos horas y cinco minutos después sujetó al adormilado niño entre sus brazos dirigiéndose a la habitación conocida.

—Nota mental, ponerte Star Wars cuando no puedas dormir.

No podía juzgarlo, había estado trabajando tan duro tanto en la universidad como en sus trabajos de medio tiempo. Era imposible que su cuerpo siguiera trabajando cuando ya no podía ni con él mismo.

Viraha | Kookgi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora