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Many Sides, Capítulo Cuatro.

"Yo no soy así"

Estaba recostada en la cama, mirando al techo, con un reloj en mi mano esperando impacientemente que sean las once para ir a la biblioteca. Me puse un vestido corto que suelo usar de pijama, tenia el pelo atado como colita de caballo con dos mechones rebeldes fuera, volví a mirar el reloj pero el tiempo no avanzaba aún faltaban cinco minutos. De igual forma me levante para salir de la habitación, para mi suerte nadie se encontraba en los sillones de la sala común así que no me harían preguntas y iría tranquila, camine con cuidado y logre irme sin hacer ningún tipo de ruido. En el camino a la biblioteca observaba las puertas, todas cerradas, las pinturas estaban vacías, seguramente se fueron a dormir. Abrí la puerta y no vi a nadie, estaba oscuro lo que logró darme escalofríos cuando sentí unas manos taparme los ojos.

— Gracias por venir pequeña, no quería estar solo.— Reí nerviosa, era Cedric, me dio la vuelta sutilmente y toco un botón de una radio algo vieja, de repente empezó a sonar una música clásica a volumen no tan alto. Tomo mis caderas, empezando a bailar junto a mi.

— Cedric, nos van a oír y no quiero que.— No termine de explicar ya que me tapo la boca con sus manos.

— Hice un hechizo, podemos hacer el ruido que queramos y nadie nos oirá.— Me prometió soltando su mano de mi boca colocándola nuevamente en mis caderas, mordí mi labio inferior mientras pose ambas manos en su cuello. Nos movíamos de una forma tranquila, de un lado al otro, cerré los ojos y disfruté. De un momento a otro me dio una vuelta rápida y me alzo en sus brazos, aún no le soltaba el agarre de su cuello, tenía sus labios a unos pocos centímetros de los míos.

— Ced.— Le hable, pero él no dijo nada, se quedó viéndome.

— ¿No te parece muy corto el vestido?— Balbuceo bajando lentamente sus manos hasta mis caderas, lo que hizo estremecerme.

— Es mi pijama mas lindo.— Le comenté, no me había dado cuenta que le estaba acariciando el cabello.

— No lo hagas.— Dijo cerrando los ojos y juntando su frente con la mía.

— Que no haga que, Ced.— Mentí, sabia que tocarle el pelo lo ponía nervioso, me gustaba que fuera débil.

— Perdóname.— Iba a preguntarle el porque cuando estampo sus labios con los míos, era un beso suave y tierno, no quería separarme. Me gustaba, me encantaba y a él también. Me bajo al suelo mientras yo solté mis manos de su cuello llevándolas lentamente a su pecho y luego a su abdomen. Nos separamos para tomar aire, le sonreí y me senté en el suelo.

— Creo que.— Intente decir aún recuperando aire. — Te tocare el pelo más seguido, Ced.— Dije al ultimo mordiendo mi labio inferior, el negó con la cabeza sonriendo, tomo dos vasos que había en la mesa junto a una botella, me extendió un vaso y me sirvió lo que parecía ser cerveza de mantequilla. Estuvimos bebiéndola y charlando, luego de un rato di un pequeño bostezo y el se rio.

— Eres tierna bostezando.— Dijo Cedric, tomando un mechón de mi pelo, colocándolo detrás de mi oreja. — Vamos te acompaño a tu sala común.— Tomo mis brazos y me levanto, salimos de la biblioteca tomados de la mano, mientras caminábamos apoyé mi cabeza sobre su hombro. No me había dado cuenta que ya habíamos llegado hasta que Cedric me despertó algo nervioso.

— ¿Sucede algo?— Pregunte rascándome el ojo, luego mire la pintura. — Nonono, esto no.— Dije mirando al suelo abrumada, la pintura se fue a dormir, no aparecería hasta unas horas.

— Vamos a mi sala común, nos despertaremos temprano para que vengas a cambiarte y nadie se dará cuenta.— Intento calmarme Cedric, no me quedaba otra por lo que asentí. Llegamos a un lugar lleno de Barriles, al parecer lo que Draco decía sobre la sala común de Hufflepuff era cierto, Cedric comenzó a golpearlos siguiendo un orden algo extraño. Entramos y tomo mi mano dirigiéndome a su habitación, era grande y súper ordenada, me miro un segundo y luego se volteó entrando al baño pero dejando la puerta abierta. Me senté en la cama, dirigí mi vista a el baño donde el se encontraba, por el espejo lo vi sacándose la remera.

— ¿Disfrutando la vista, Evans?— Dijo sarcástico Cedric mientras se quitaba el pantalón, quedando en bóxers.

— Pero que dices, tonto.— Mentira mentira mentira, si lo disfrutaba, cada parte de su hermoso abdomen era algo que se admiraba.

— ¿Enserio? Porque acá hay un poco de baba.— Dijo sentándose a mi lado y acariciando mi mentón.

— Idiota.— Le dije pegándole un puñetazo en el hombro, el solo se río mientras se acostaba en un lado de la cama. Volví a bostezar inconscientemente y me solté el cabello, moviendo la cabeza de un lado al otro. Me acosté a su lado, alejada de su contacto físico por el bien de ambos.

— ¿Miedo?— Preguntó volteándose a verme.

— De qué.— Alce una ceja con duda.

— Pues de que si te acercas más, te haga esto.— Tomo mis caderas y las acerco a las suyas, sentí su miembro erecto lo que me hizo ruborizarme.

— Buenas noches.— Le dije dándole un sutil beso en su barbilla, me sonrió y cerró los ojos, pero aún continuaba con ambas manos en mis caderas. No le dije nada mas, volví a bostezar y me dormí.

Al día siguiente

Abrí los ojos, me froté la cara, y pude admirar a un Cedric dormido sin remera a mi lado, me fijé en su reloj de mesa y suspiré al ver que era temprano.

— Ced, me iré a mi sala común.— Dije en un intento fallido de despertarlo, lo moví un poco pero solo gruño, sonreí por lo tierno que se veía y finalmente me levante, tomé el pomo de la puerta para abrirla y salir de allí. Luego de caminar un poco llegue a mi sala común, nuevamente y para mi suerte nadie se encontraba ahí. Entre a mi cuarto, tomé rápidamente mi camisa manga corta y la metí dentro de mi pollera, medias largas junto a mis zapatos, mi preciada corbata y por último la bata. Sentí golpecitos en la puerta, me mire al espejo un segundo y corrí a abrir.

— Donde estuviste.— No era una pregunta, Draco me exigía una respuesta.

— A qué te refieres Malfoy.— Mentira, sabia perfectamente a lo que se refería.

— No estuviste aquí en toda la noche.— Estaba enojado, pero no logre entender el porque.

— Quise volver, pero la pintura ya no estaba, perdón ¿Ok?— El negó con la cabeza, de verdad estaba molesto.

— Podrías haber tocado la pared, o, no se algo.— Cruzo sus brazos, mirándome fijamente. — Estuve esperándote en el sillón por horas, ¿A donde mierda te fuiste?— Me preguntó acercándose a mi.

— No eres mi padre para hacerme interrogatorios, vámonos que tenemos el desayuno y creo que ambos lo necesitamos.— Indique tomando su mano y saliendo rápidamente de la sala común. — ¿Desde cuando te importa a donde voy o que hago?— Pregunté alzando una ceja mientras seguíamos yendo al gran comedor.

— Eres mi amiga, solo..— Intento explicar, cuando lo mire el estaba serio algo ¿Triste?, no logre descifrarlo. Frenamos antes de entrar, le di un abrazo el cual él respondió rápidamente, le sonreí y entramos. Tomamos asiento en nuestra mesa, no había ninguno de nuestros amigos, de echo solo algunos profesores.

— Gracias por preocuparte por mi, soy una tonta por tomarlo a mal.— Le dije, mientras tomaba una banana y la abría lentamente.

— Me había asustado, no sé qué me sucede yo.. yo no soy así.— Me intento explicar desviando la mirada.

— Me gusta ese lado tuyo, Malfoy.— Indiqué tomando su mentón y dirigiéndole la vista a mis ojos, le sonreí y mordí un poco de mi banana.

Many SidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora