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NOTA: Les recomiendo escuchar la canción en el momento en que aparece.

Un azabache estaba en su auto esperando a su compañera, ya se había tardado y pensó en ir a buscarla hasta que la vio salir del hospital corriendo, esta llegó hasta el auto de Levi, abrió la puerta y se introdujo en este.

-Oí, ¿tanto tardas en recoger tus cosas?-. Le dijo.

-Perdón, me llegó un correo de Eren sobre Reiner y le eché un ojo, vayamos a mi casa para revisarlo mejor, es importante-. Le contestó.

-Creí que ese mocoso se tardaría más-. Encendió el auto y se dispuso a arrancar.

Llegaron a la estancia de la azabache, sin duda era un pueblo muy tranquilo, estaba todo en silencio y solitario. Entraron, encendieron las luces y la más chica colocó su portafolio sobre la mesita del centro de su sala. -Toma asiento-. Le dijo ella.

El Ackerman hizo caso a esto y se sentó en el sillón frente a la mesa. Mikasa hizo lo mismo quedando sentada a lado del mayor, se inclinó para abrir el portafolio y sacar su laptop y dos carpetas; en el acto de haberse inclinado para hacer lo anterior, consiguió al mismo tiempo quedar pegada a su compañero, y aunque esto pasó desapercibido por ella, no fue el mismo caso de él. Levi inconscientemente giro a verla en cuanto sintió la cercanía física, sus piernas chocaban al igual que sus torsos estaban pegados uno al lado de otro; ni siquiera Mikasa se percató del azabache viéndola, estaba muy concentrada en abrir su correo y mostrar en pantalla los archivos que Eren le había mandado. Mientras tanto su compañero seguía observando la concentración de la oji gris y gracias a los centímetros que apenas los separaban fue capaz de que sus fosas nasales percibieran el aroma dulce y fresco que ahora él lo caracterizaba con Mikasa.

-Resulta que Reiner si había formado parte de una pandilla de gánsteres, y dentro de esa pandilla se encontraba un hombre que tiene total parecido con Michael-. Habló Mikasa y giró a ver al Ackerman. -Levi-. Le llamó al no obtener respuesta de este.

-Ah, si-. Reaccionó en cuanto ella lo llamó; sus ojos azul naval observando a aquella psicóloga que lo había sacado de trance. -¿Michael? ¿hablas de tu paciente?-. Por suerte su sentido del oído si estaba prestando más atención.

-Si, observa-. La chica sacó del portafolio dos fotografías que imprimió en el hospital antes de salir. -Esté es el compañero de Reiner, su nombre es Bertolt Hoover-. Giró sobre su cintura para mostrarle la foto a Levi. -Y este es Michael-. Le mostró la otra. -Los dos son iguales-. Siguió diciendo y giró a verlo.

-Oí Mikasa-. Dijo serio. -No quiero ser grosero, pero...-.

La azabache solo respondía con una cara de duda e inocencia.

-Habías dicho que si te traía a tu casa me recompensarías con una comida-. Terminó de decir.

-Ah, perdón fui muy grosera al no ofrecerte siquiera agua-.

-Si, lo fuiste-.

-Jmmm, tampoco es como si te hubiera obligado a traerme-.

-Literalmente entraste a mi auto y me dijiste que viniéramos a tu casa-.

-Pero tu fuiste el que me dijo que saliéramos por un trago y luego yo te dije que preferiría una cena-.

-Correcto, y luego quedamos en que tu la prepararías si te llevaba-.

Mikasa estuvo a punto de decir algo, pero no salieron palabras, porque ya no tenía más que decir.

-Ignoraré tu descortesía, mejor cumple tu parte mientras yo voy revisando los archivos-.

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