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Vaya la tensión que sintió la directora Zoe en cuanto entró nuevamente a su oficina; si no hubiera roto el silencio con un indicación hacía la azabache de que fuese nuevamente a la recepción para que una enfermera le mostrara el lugar, esos dos orgullosos seguirían mirándose a muerte.

-Supongo que tu platica con ella no terminó bien-. Le dijo Hanji a su viejo amigo segundos después de que ella cerrara la puerta en cuanto Mikasa salió. 

-Ni siquiera comenzó bien-. Respondió cortante.

-Levi no quiero que le tomes rencor, en todo caso deberías molestarte conmigo, ella solo sigue ordenes, y aun así si te vas a molestar conmigo, déjame decirte que es muy infantil de tu parte-.

-No lo estoy, no tengo nada en contra tuya, debes estar demasiado presionada ahora que tienes el cargo del hospital como para quitarme un trabajo de forma tan repentina-.

-¿Y qué hay de Mikasa? Después de ver como ambos se miraban no me tragare tan fácil que me digas que no le tienes rencor -.

-Desearía haberla conocido apenas hoy y así solo me tragaría mi coraje, pero para mi mala suerte la conocí en las peores condiciones y gracias a eso es que cada que la veo siento nauseas-.

-Auch-.

-No te preocupes no habrá problemas dentro del trabajo, de hecho la evitare a toda costa también afuera, lo que más deseo ahora es evitar a esa mocosa lo más posible-. El Ackerman giró a ver a su superior con un rostro de terror. -Y te conozco, más te vale no meterte ni mucho menos tratar de acercarnos-.

La castaña soltó una corta risita. -De acuerdo, es lo menos que puedo hacer después de esto... si me aseguras que no habrá problemas aquí por parte de ustedes dos... entonces estaré quieta-.

El día parecía marchar con normalidad en el Hospital Psiquiátrico de Sina, todos los trabajadores iniciaban sus labores, los terminaban, iniciaban otro y así sucesivamente. Mientras Mikasa se encontraba impartiendo terapia infantil, Levi examinaba el expediente de un paciente.

-Llama a su madre y dile que la posibilidad de que su hijo tenga anorexia es nula, necesito hablar con ella personalmente-. Ordenó Levi a la enfermera a su lado encargada de registrar las indicaciones de él.

-De acuerdo-. La enfermera hizo unas cuantas notas más. -Con permiso-.

Salió de la sala y el Ackerman se dispuso a leer el expediente del chico y compararlo con algunos textos y libros que tenía en su escritorio. El sonido que desprende la puerta al abrirse se hizo presente y a su vez una niña pequeña entró corriendo con rapidez y una vez dentro, se apresuro a cerrar la puerta. Levi se quedó mirando extrañado por tal acción de la pequeña, ella jadeaba mientras hacía presión con sus manos en la puerta, como si en cualquier momento alguien más fuera a abrirla.

-Oí, este no es un lugar para jugar, estas en un hospital no puedes correr aquí-. Su actitud era directa al ver que la niña traía ropa casual y no una bata de paciente.

Ella se sobresaltó al escucharlo, no se había percatado de su presencia.

-Llame a la policía rápido-. Se dirigió al mayor, estaba aterrada, sus jadeos eran signo de que huía de alguien. -¡POR FAVOR AYÚDEME!-. Se acercó a él y lo sacudió de ambos brazos, suplicando que hiciera lo anterior dicho.

-Oí ¿qué te pasa?-. Preguntó Levi serio. -Dime porqué tengo que llamar a la policía-. Le preguntó para que se tranquilizara.

-¡Mina! Mina porfavor sal, vamos a hablar cielo-. Se escuchaba la voz de una mujer por todo el pasillo de afuera.

-No diga que estoy aquí, me va a matar, me matara, me matara, me matara-. La niña seguía diciendo lo mismo mientras corría a esconderse debajo del escritorio.

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