Capítulo 1: Mi vida

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Otra mañana más en la casa de mi padre, Simón Voltaire, el excéntrico millonario del Londres mágico. Yo amo a mi padre, pero no me gusta cuando tengo que venir a vivir aquí.

Un ruido me saca de mis pensamientos, es mi lechuza, Nix, que significa nieve en latín, ya que es tan blanca como la nieve. Tomo las dos cartas que trae y abro la primera:

_______:

¿Cómo has estado? Supe que ahora estarás una semana en la casa de tu padre, pero creo que te puedo alegrar con algo. Mi papá consiguió entradas para la final de quidditch, y nos gustaría que vinieras, vamos a ir mi padre, mis hermanos (todos), Hermione y Harry.

¿Harry? ¡Estupendo!

De todas formas mándame la respuesta y nos reuniremos en mi casa para ir al partido después.

Nos vemos luego,

Ron.

¡Genial iré a la final de Quidditch! Abrí la otra carta, esta es de mi mamá:

Querida hija:

Espero que todo vaya bien por allá, y que la estés pasando bien.

Molly me envió una carta preguntando si podrías ir a la final con ellos, sabes que por mí, no hay problema, pero pregúntale a tu padre.

Que te diviertas y no pelees tanto con tu hermana.

Te quiere,

Mamá.

Parece imposible la petición de mi mamá, “no pelees tanto con tu hermana”, ¡esa es la razón por la que mis papás no viven juntos!

Mi vida es algo complicada de entender, pero trataré de explicarla. Mi nombre es ____ Briggs Voltaire, tengo 14 años, voy a la escuela Hogwarts, este año empezaré el cuarto curso, soy Gryffindor, cómo mi madre, Susan Briggs. Tengo una hermana, y es aquí dónde empieza el nudo.

Mi hermana es Jade Voltaire Briggs, tenemos los apellidos invertidos, porque a mí no me gusta Voltaire, me parece un apellido bastante egocéntrico, así que me lo invirtieron para que el primer apellido sea el de mi madre, Briggs.

Jade tiene la misma edad que yo, y también asiste a Hogwarts, sólo que ella es una Slytherin, como mi padre. Nacimos casi al mismo tiempo, ella nació el 22 de Julio a las 11:59 p.m y yo nací el 23 de Julio a las 12:01, por lo que nos coloca, no sólo en días diferentes, sino también en signos opuestos, pero eso es lo de menos.

Ella y yo somos como el agua y el aceite, las únicas similitudes son que están en el mismo vaso y son líquidos, así de mínimas son nuestras similitudes.

Ella se parece más a mi padre, es rubia, va en Slytherin, es fría, le gusta el negro, su lechuza se llama Noctis, que significa noche en latín, su signo es Cáncer y su novio es Draco Malfoy.

Yo por otro lado, me parezco más a mi mamá, soy castaña, voy en Gryffindor, soy más alegre, me gustan los colores vivos, mi signo es Leo y mi novio es Harry Potter.

Más diferentes… si podemos ser. Somos tan diferentes, que ni les dije todas las diferencias que tenemos. Somos tan diferentes, que mis padres tuvieron que sepáranos cambiando de casa, aunque ellos no están divorciados, vivimos separados, y tenemos que pasar una semana de vacaciones en la casa de la otra. Esta vez me toca a mí estar en casa de Jade. Aunque en Navidad, si no nos quedamos en Hogwarts, la pasamos los cuatro juntos.

Bajé las escaleras, para pedirle permiso a mi padre de que me dejara ir a la final con los Weasley.

-¡Papá! ¡Papá!- dije. Y en eso baja mi “querida” hermana Jade.

-¡Papá! ¡Papá!- dijo ella.

-¡Papá! ¡Papá!- dijimos al unísono.

-¿Qué ocurre?- contestó él.

-Ron/Draco me invitó a la final de quidditch ¿Puedo ir?- dijimos al mismo tiempo otra vez, me choca cuando hacemos eso.

-Claro- dijo- En cuanto su madre esté de acuerdo…

-¡Sí!- dije porque mamá ya me había dado permiso.

-Está bien…-dijo Jade de forma conformista.

Papá se fue y quedamos nosotras dos solas…

-Así que… ¿Te invitó Weasley? ¿Eh?- dijo ella.

-Si ¿y? –dije mientras tomaba una manzana y restándole importancia a Jade.

-Nada… sólo creí que, siendo Potter tú novio él te invitaría, como lo hizo Draco con migo, pero claro, Potter no tenía ni idea de la final…

-Aún así, él irá. –dije desafiante.

-Por su puesto… ¿Y cómo consiguió Weasley los boletos?

-Se los dieron en el trabajo, en el Ministerio.

-¡Ja!… -me sobresalté un poco –a Draco y a su padre los invitó el mismísimo Ministro…

-¿Sólo a ellos?- dije en tono burlón- ¿Entonces tendrás que pagar tu entrada? ¿No? Que caballeroso…

-¡No digas tonterías!- gritó.

-¡Tú empezaste! –le contesté.

Ella abrió la boca para decir algo, pero en ese momento su vista se clavó unos instantes en mi mano dónde traía la manzana, y luego me dijo:

-Cuidado con eso –dijo señalando la fruta –puede ser peligroso, Blanca Nieves

Y dicho esto, se fue. Dejé la manzana devuelta en la mesa, no es que me asustaran sus amenazas literarias, sólo que gracias a ella se me quito el apetito. Y he aquí otra diferencia entre nosotras, de pequeñas, mamá nos leía cuentos muggles, a mí siempre me han gustado, pero por otro lado, Jade los aborrece, y prefería que papá nos leyera “Los cuentos de Beedle el Bardo” en vez de “Las mil y una noches”. Aunque a mí también me gustan los cuentos de Beedle; se me han hecho tan fascinantes los cuentos muggles por la manera en que describían la magia, lo que a Jade le parecía ignorante o humillante.

Subí a mi habitación a terminar de empacar. Guardé toda mi ropa en el baúl, le escribí la carta de respuesta a Ron y la mandé con Nix. Todo el día transcurrió “normal”, yo en mi habitación casi todo el día y sólo vi a Jade en la comida, la cual mostró una sonrisa triunfadora cuando vio que la manzana seguía intacta. Por suerte a la mañana siguiente me iría con los Weasley y dejaría de ver a Jade por un largo tiempo.

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