Capítulo 5: Feliz cumpleaños

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Estamos en el gran jardín de los Weasley, todos comiendo y hablando de temas distintos, pero yo no hago caso a ninguno. Harry está sentado a mi lado, me toma de la mano, descansa nuestras manos entrelazadas en su regazo y seguimos comiendo, sin prestar atención a lo demás. Hasta que una conversación entre Percy y el señor Weasley me llamó la atención:


-... Como sabes, -dijo Percy -hemos de organizar otro gran evento después de los Mundiales. -Se aclaró la garganta como para llamar la atención de todos, y miró al otro extremo de la mesa, donde estábamos sentados Harry, Ron,

Hermione y yo, antes de continuar-: Ya sabes de qué hablo, papá -levantó ligeramente la voz-: el asunto ultra-secreto.


Ron puso cara de resignación y nos susurró a Harry, Hermione y a mí:


-Ha estado intentando que le preguntemos de qué se trata desde que empezó a trabajar. Seguramente es una exposición de calderos de culo delgado.


En el medio de la mesa, la señora Weasley discutía con Bill a propósito de su pendiente, que parecía ser una adquisición reciente.


-... con ese colmillazo horroroso ahí colgando... Pero ¿qué dicen en el banco?

-Mamá, en el banco a nadie le importa un comino lo que me ponga mientras ganen dinero conmigo -explicó Bill con paciencia.

-Y tu pelo da risa, cielo -dijo la señora Weasley, acariciando su varita-. Si me dejaras darle un corte...

-A mí me gusta -declaró Ginny, que estaba sentada al lado de Bill-. Tú estás muy anticuada, mamá. Además, no tienes más que mirar el pelo del profesor Dumbledore...


Junto a la señora Weasley, Fred, George y Charlie hablaban animadamente sobre los Mundiales.


-Va a ganar Irlanda -pronosticó Charlie con la boca llena de patata-. En las semifinales le dieron una paliza a Perú.

-Ya, pero Bulgaria tiene a Viktor Krum -repuso Fred.

-Krum es un buen jugador, pero Irlanda tiene siete estupendos jugadores -sentenció Charlie-. Ojalá Inglaterra hubiera pasado a la final. Fue vergonzoso, eso es lo que fue.

-¿Qué ocurrió? -preguntó interesado Harry.


Harry era un apasionado del quidditch. Juega de buscador en el equipo de Gryffindor desde el primer curso, y tiene una Saeta de Fuego, una de las mejores escobas de carreras del mundo.


-Fue derrotada por Transilvania, por trescientos noventa a diez -repuso Charlie con tristeza-. Una actuación terrorífica. Y Gales perdió frente a Uganda, y Escocia fue vapuleada por Luxemburgo.


Antes de que tomáramos el postre, helado casero de fresas, el señor Weasley hizo aparecer mediante un conjuro unas velas para alumbrar el jardín, que se estaba quedando a oscuras, y para cuando terminaron, las polillas revoloteaban sobre la mesa y el aire templado olía a césped y a madreselva.

Ron observó con atención al resto de su familia para asegurarse de que estaban todos distraídos hablando y le preguntó a Harry en voz muy baja:


-¿Has tenido últimamente noticias de Sirius?


Hermione vigilaba a los demás mientras no se perdía palabra.


-Sí -dijo Harry también en voz baja-, dos veces. Parece que está muy bien. Anteayer le escribí. Es probable que envíe la contestación mientras estamos aquí.


-Miren qué hora es -dijo de pronto la señora Weasley, consultando su reloj de pulsera-. Ya tendrían que estar todos en la cama, porque mañana se tendrán que levantar con el alba para llegar a la Copa. Harry, si me dejas la lista de la escuela, te puedo comprar las cosas mañana en el callejón Diagon. Voy a comprar las de todos los demás porque a lo mejor no queda tiempo después de la Copa. La última vez el partido duró cinco días.


-¡Jo! ¡Espero que esta vez sea igual! -dijo Harry entusiasmado.

-Bueno, pues yo no -replicó Percy en tono moralista-. Me horroriza pensar cómo estaría mi bandeja de asuntos pendientes si faltara cinco días del trabajo.

-Desde luego, alguien podría volver a ponerte una caca de dragón, ¿eh, Percy? -dijo Fred.

-¡Era una muestra de fertilizante proveniente de Noruega! -respondió Percy, poniéndose muy colorado-. ¡No era nada personal!

-Sí que lo era -nos susurró Fred a Harry y a mí, cuando nos levantábamos de la mesa-. Se la enviamos nosotros.


Reímos y Harry y yo regresamos adentro. Antes de cruzar la puerta, cuando ya todos se habían metido, Harry me detuvo.


-No hemos podido hablar -me dijo.

-No, creo que no -le dije algo divertida. -Feliz cumpleaños.

-Creí que lo habías olvidado.

-¿Cómo crees? Eso jamás lo olvidaría, increíble que creas eso de mí, Potter.

-No me mandaste muchas cartas.

-No confío en Jade, tenía miedo de que encontrara la forma de hacerte algo, incluso por medio del correo, no te imaginas la cantidad de bromas pesadas que se hacen por ese medio. Pero si te sigue molestando... -me acerqué a él y lo besé. Él me correspondió y no nos separamos hasta que nos empezó a faltar aire. -Feliz cumpleaños...

-Está bien, te perdono -dijo riendo ante mi cara de perrito.


Entramos a la casa y cada uno subió a nuestras respectivas habitaciones. Yo compartía la habitación con Ginny y Hermione, que en cuanto entré Hermione me abordó y empezamos a hablar.


-¿Qué te dijo? -me preguntó Hermione.

-Creyó que había olvidado su cumpleaños ¿Puedes creerlo?

-¿Y qué le dijiste?

-Que tenía miedo de que Jade le hiciera una broma, ya sabes cómo es...

-Sí, lo sé. Lo que no sé es cómo la soportas.

-Ni yo.

-Bueno, ¿Pero qué más te dijo?

-Ah, pues, no hablamos mucho...

-¿Se besaron? -Asentí.


Las dos seguíamos hablando de eso, y de vez en cuando veía a Ginny de reojo, que llegaba a ponerse muy roja. Se enoja con facilidad.

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Bueno aquí otra parte...

hem, espero les haya gustado

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bueno espero poder subir mas seguido

chao!

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