My Black Rose.

Capítulo 6.

Justin's Point Of View.

El sol comenzó a meterse justo cuando Jade comenzó a alejarse del parque, a una dirección diferente a la de siempre.

Lo cuál hizo que mi tentación por seguirla fuera irresistible.

Conforme siguió caminando, me dí cuenta de que no llevaba a su perro con sigo, lo cual era sumamente raro y confuso.

Cuando la seguía, siempre guardaba una distancia considerablemente larga, pero ahora solo llevaba a tal vez menos de la mitad de eso,  estaba muy cerca de ella.

Después de unos cuantos minutos entramos en una calle muy sola, sucia y con una apariencia peligrosa, pero aún así Jade continuó caminando a paso seguro, con la cabeza gacha escondiendo su rostro tras el la capucha de su negra sudadera como siempre.

Iba pateando una lata basia de refresco continuamente mientra murmuraba cosas inentendibles.

Cuando iba mas o menos a la mitad de la calle, paro medio segundo para ver una gran bodega con apariencia vieja y abandonada, pero al parecer llena de gente.

Gente nada buena.

Había un grupo de hambres, unos jóvenes y otros no, hablando animadamente justo en lo que parecía era la entrada.

Bebiendo, fumanado tabaco y...

Justin tienes que salir de aquí... Me dije retrocediendo unos pasos.

Sin querer choque con un bote lleno de basura e hize que una botella callera y se rompiera, al instante me escondí atras del bote y entre unas cajas para evitar que Jade me viese.

Por un pequeño espacio entre las cajas y el bote logré ver que volteaba a revisar y luego seguía caminando.

Suspiré.

¿Que demonios haces, eh, Justin? ¿Quieres que te maten? ¡Sal ya de aquí!

Si quería, una parte de mi quería salir corriendo de ahí y esconderse en algún lado, pero la otra parte me ordenaba a gritos que me quedara a revisar que no le pasara nada a Jade.

Cómo si pudieras defenderla.

Suspire y salí de entre las cajas, sacudiendo mi sudadera gris que ahora aparecía negra, o café.

Cuando volví a alzar la cabeza, Jade iba entrando por la gran puerta de la bodega.

Con un chico que no me daba buena espina pegado a sus espaldas.

Y un arma en su cinturón.

¤ ¤ ¤
—  Detesto este lugar... —  Gruñó Jade, ahora el a tabaco quedaría pegado a ella, y a su ropa.

Detestaba todo de ahí, el olor, el ambiente, las personas; hombres borrachos comiéndosela con la mirada y mujeres adictas vestidas como prostitutas que le rodaban los ojos o la veían con superioridad.

—  Oh, vamos. Antes te pasabas acá todo el tiempo.

¿O no me digas que ya lo olvidaste? —  Preguntó Seth con su fastidiante para Jade media sonrisa.

—  No. No lo he hecho. —  Contestó con semblante serio, por lo que Seth no volvió a hablar.

El recordaba la primera vez que había visto a Jade, hacía solo unos tres años más o menos, ella había llegado y había querido apostar por un perro, lo cual hizo que se rieran de ella.

Era solo una niña entonces, pequeña, delgada, pálida, con apariencia de ser frágil al tacto, pero con una mirada de odio salvaje en el rostro.

Era increíble cuanto había crecido en tan poco tiempo.