VALESKA ~ Ivar the Boneless ~

I

10 AÑOS

Los primeros 10 años de mi vida fueron... hermosos, nací en invierno, mi madre solía platicarme de ese día, de lo frio que estaba el ambiente afuera, pero de como ella estaba muriéndose de calor por dentro, los dolores en aumento y mi padre nervioso no mejoraban la situación, y aunque estuviera muy feliz por mi nacimiento no podía negar que eso era una tortura, ya tenía más de dos lunas llenas con dolores, pero, por una razón que ella no entendía y la partera tampoco, yo no había decidido nacer, no hasta ese día.

Siempre me platicaba de la dicha que sintió cuando por fin me tuvo en sus brazos, una pequeña bebe, una niña, supo mi nombre en cuanto me sintió contra su pecho, Valeska, así llamaría a la luz ante sus ojos.

Nací bien, nací fuerte, nací feliz.

Mis padres eran granjeros, teníamos una linda choza, animales, y personas que dependían de nuestros cultivos tanto como nosotros, siempre había trabajo en casa.

Mi padre me enseño a poner trampas para cazar con cuatro inviernos de vida, le dijo en muchas ocasiones a mi madre, que se negaba a pensar, que yo, en un futuro, dependiera de alguien más para alimentarme, para vivir, para sobrevivir.

Mi padre aunque era un granjero también era un increíble guerrero, respetado a los alrededores, pero la edad siempre hace estragos y mi padre había decidido ya hace tiempo a vivir lo que le quedaba de vida siempre junto a mi madre.

Mi madre, por otro lado siempre estuvo en la granja, se casó con mi padre y tuvieron a mi hermano. Muchas veces era una persona dura, con una personalidad que no se dejaba controlar ni por mi padre, pero que sabía dar mucho amor, siempre te apoyaba y te animaba a más, mi madre era la mejor.

Mi hermano, mi hermano murió cuando yo tenía 6 años, peleando junto a mi padre para el rey, mi padre estuvo destrozado por su perdida durante mucho tiempo, fue con su perdida cuando decidió que me enseñaría a pelear, negado a que su niña muriera en manos de alguien, negado a perder a otro hijo.

Mi madre muchas veces se negó, mencionaba lo peligroso que era para una niña, pero finalmente accedió por las mismas razones, no quería que su hija se viera en peligro alguna vez y no supiera como saber defenderse.

Para los 8 inviernos de mi vida ya tenía una puntería perfecta, mi padre se enorgullecía por eso, cuando cazábamos, sacaba a relucir todo lo aprendido y lo practicado, la defensa cuerpo a cuerpo era otra cosa en lo que era sumamente buena, solían juntar a los hijos pequeños de los granjeros para pelear amistosamente entre nosotros, y a pesar de ser la única niña entre ellos, solía ser la mejor.

Y aunque a mi padre le gustaría siempre estar entrenándome, mi madre también tenía responsabilidades para mí, ayudarle en la casa, con la cena, con los animales también era parte de mi rutina.

Todos los días me levantaba feliz, y me iba a la cama con mi mama contándome alguna historia, agotada por el día, pero feliz por estar donde estaba.

Quien imaginaria que mi vida como la conocía desaparecería.