CAPITULO 5: Alan Stuart

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Bueno, ya sabes como soy no?

Entonces sigamos.

Narrador Omnisciente

Una chica de cabello castaño llamada Ketarina Claes estaba sonriendo educadamente a cualquier persona que la mirara, mientras que ella se sentía sumamente aterrada pues recordaba que había ido a una fiesta de la alta sociedad con su madre.

Pues al solo escuchar como el príncipe Alan iba a estar hay para dar un concierto de piano a una amiga de su madre, no pudo hacer más que rogarle de rodillas a su despiadada madre, la cual acepto a regañadientes por su amado esposo el cual veía que su hija no se iba a calmar asta no ir.

Pero claro, no acepto tan fácilmente pues la hizo preparar día y noche para esa simple presenta y es por eso que ahora esa bella chica estaba con una mirada cansada de ultra tumba,  una sonrisa monólogo y con una inmensa abre que solo podría compararse al de una ballena asesina que no había comido nada de carne por más de un año.

Pero quien la culpaba, el bufet, era extremadamente extenso y a lenguas se podría decir que delicioso, además de que estaba en la mitad del salón, por lo que, en cada ves que se movía lo podría ver claramente.

Claro que tenía que aguantarse si no quería sentir la mirada asesina de su madre y soportar dos meces de regaños para que le bajaran los ánimos.

-valla...no pensa que te vería en una reunión, sin que te estuvieras atragantado con la comida- decía un peliazul muy divertido mientras se acercaba al conjunto de damas nobles y de mayor edad.

no pensa que te vería en una reunión, sin que te estuvieras atragantado con la comida- decía un peliazul muy divertido mientras se acercaba al conjunto de damas nobles y de mayor edad

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Aunque si decía la verdad no había visto a las demás mujeres, ya que al solo ver a Katarina se olvido de los demás asta que la ve inclinarse, algo muy raro para el.

-es un gusto verlo Cuarto Príncipe, Príncipe Alan- dice lo mas cordial que podía Katarina pues al sentir como las demás mujeres se inclinaban para saludar a la realeza y sabiendo que su madre la mataría por no seguir el protocolo real frente a sus amigas.

-suban sus cabezas- decía a las mujeres siguiendo el protocolo real, antes de ver algo incomodo a las demás mujeres.

-supongo que será mejor a los jóvenes hablar, ¿no creen damas?- decía una mujer con un gran sombrero divertida ante la incomodidad del hombre.

Y por lo que sin más, una a una de las mujeres siguieron a la mujer del gran sombrero, siendo la última en irse la madre de Katarina la cual le dio una mirada de advertencia a esta antes de irse, nó sin antes despedirse del príncipe.

-gracias por salvarme- dice Katarina suspirando de cansancio al ya no sentir el firme peso en sus hombros -¿cuanto más te ibas a demorar para llegar?...por poco in me desmayo por el estrés- piensa la pobre chica cansada -¿Principe Alan, que hace hoy aquí?- dice la chica fingiendo inocencia por sus pensamientos antes de ver al peliazul rascar su nuca también cansado

-yo debería preguntarte eso sabes?- pregunta el chico con interés antes de mirarla divertido -parece que fueras un criminal al cual rortiraron- dice con diversión cruzándose de brazos y sonreía con ternura al ver el lindo puchero de la fémina.

-¿le parece si salimos a tomar algo de aire?- decía al final la chica suspirando con cansancio pues realmente deseaba alejarse de una ves de su increíble tentación.

Al final el príncipe asintió y es que en solo pensar en estar al menos un momento a solas con la infantil chica le hacia latir con fuerza el corazón.

Al llegar a afuera del inmenso jardín, la pareja de amigos caminaba con tranquilidad asta llegar a un inmenso árbol donde sin más se sientan a los pies de este, uno al lado del otro y aunque se podían sentir sus hombros chocarse, ninguno le importo eso pues disfrutaban del aire limpio y la tranquilidad del lugar.

-ahhh~...esto es mucho mejor- dice el joven chico suspirando con los ojos serrados disfrutando enormemente del tranquilo ambiente y la calidez de su compañera al lado.

-jajaja esto me recuerda cuando eramos niños y veiamos el atardecer encima del árbol en el patio- decía divertida Katarina riendo un poco al recordar cuando jugaban de niño.

-tengo que admitir...que esos tiempos eran los más felices de su infancia- dice al final nuevamente suspirando pues aunque no podría negar que todos los momentos que tenía al lado de Katarina eran los más felices que tenía

-entonces.....¿te gustaría criar un hijo así?- dice la fémina pensando que era el momento de soltar la bomba

Más el muchacho al escuchar a la chica se separa totalmente impresionado por su confesión

-¿que....que?- dice el chico totalmente impactado pues la verdad si la había escuchado bien, pero no creía lo que sus oídos oían

-¿que si te gustaría criar un hijo así?- dice algo apenada la pelicastaña pues no importaba cuantas veces lo dijera,  en si todavía se refería el acto carnal lo que era un hijo.

Más el chico al ver a su amada decir tales palabras no pudo hacer más que sonrojarse con fuerza mientras sentía su corazón palpitar a mil.

Pero aun así se sentía feliz...muy feliz pues aquella chica infantil y con un gran corazón la cual le había traído luz a su vida de celos...le estaba pidiendo una familia.

Por unos momentos no quiso pensar en su hermano, o en su compromiso...sino que quería ilusionarse por un momento...solo un momento para disfrutar esa creciente felicidad en su pecho.

Claro que cuando iba a hablar uno de los mayordomos del lugar iba corriendo asta ellos

-Príncipe Alan...ya a comenzar a función- decía el hombre totalmente cansado por la carrera antes de hacer una reverencia de respeto.

Al final la pareja se levanta de su lugar y mientras Katarina organizaba su falda para que su madre no sospechara donde había estado Alan le coge la mano con destreza para que lo viera

-por favor Katarina...escucha me- dice el joven príncipe antes de besar la mano de esta antes de irse siendo seguido por la mirada sorprendida de Katarina y el Mayordomo.

Pero sin más dejándolo pasar para irse hacia adentro del gran salón para la función.

Ese día Alan Stuart todo más hermosamente que otras veces, se podría decir que esa ves los ángeles lo acompañaron para tocar,  y es que esa ves el Cuarto Príncipe tenía el corazón inspirado.

Más Katarina no se dio cuenta de eso por el hambre que sentía gracias a que nuevamente la mesa de bocadillos la estaba tentando.

Esta ves fue un poco corto pero espero que les aya gustado.

Gracias por leer.

HIJOS?! (Harem x Katarina) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora