El frío se negaba a retirarse, y parecía que aquella mañana su gélida presencia era la peor de todas. Un invierno obstinado a darle paso a la primavera.
Los dientes del omega castañeaban de frío y se acurrucó en sí mismo haciéndose bolita en el rincón de su enorme sofá, tapándose completamente con su voluminosa manta, levantó la tierna mirada, arrugó la frente y alargo los labios pidiéndole al alfa que se siente de una vez por todas a su lado para abrigarse con su calor.
Mew no pudo evitar reír del ruidillo que hacía los dientes del omega al tiritar —ven bebé— gruñó suave y satisfactoriamente en cuanto lo tuvo en sus brazos y envolvió el delicado cuerpo en su calor; sintió la nariz congelada del menor en el rincón de su cuello y río bajo y rasposo, enternecido por su mimoso omega.
Había regresado rápidamente a su lado ya con su café con leche caliente preparado, llenando el ambiente con su delicioso aroma, Gulf agarró la taza con el tibio líquido con emoción en sus ojos y se bebió dos tragos rápidos para dejar la taza a un lado y acomodarse de nuevo sobre las piernas del alfa, abusando descaradamente de su calor corporal.
No habían hablado más de aquello que pasó. No había nada que decir.
Después de un largo rato donde el alfa ronroneaba ronca y tranquilamente; el omega suspiro profundamente cuando entró en calor, se enderezó y acomodó las piernas a cada lado y miró con detenimiento en rostro del alfa.Una inconsciente sonrisa nació en su rostro.
Le gustaba…
Cada detalle de él. Le gustaba su físico, su ser, la bondad y paciencia en sus actos. Le gustaba sus manos grandes y fuertes que lo sostenían con tanta seguridad y la forma en que lo mira como si fuera algo único y hermoso, le gustaba que siguiera intentando inútilmente suavizar sus toques al acariciarlo, lo hacía sentir como si en realidad fuera una porcelana delicada y le recordaba los viejos tiempos en el que era feliz. Amaba que siga ahí, a su lado; incondicionalmente, alimentándolo, cuidándolo con tanta eficiencia, esforzándose solo por él, Mew se desvivía cuidándolo.
Gulf sabía que el mayor intentaba hacerlo reír; pero no es gracioso, quiere decir muchas cosas, pero se queda callado acariciando su espalda regalando gentiles muestras de amor. Puede ver la desesperación en su mirada cada vez que lo volvía a descubrir con alguna lágrima que sin querer liberaba y se esforzaba nuevamente por dejar de llorar, no quería que Mew piense que no es capaz de consolarlo, cuando el simple hecho de que esté a su lado era todo lo que necesitaba.
Tal vez estuvo más tiempo de lo normal mirando el rostro del alfa mientras descubría todos los sentimientos que Mew hacia despertar en él, que no se dio cuenta cuando el acomplejado alfa empezó a sentirse incómodo.
El omega estaba consiente de que muchas veces el alfa se siente mal consigo mismo por esa fea marca en la cara, pero era algo que Gulf también amaba. Porque le hacía recordar que este alfa también ha sufrido, que aunque parezca duro e insípido también tenía sentimientos, heridas profundas que merecen ser curadas, era un alfa que merecía ser amado.
Mew bajo la mirada y quiso ocultar el rostro en el cuello del omega, pero Gulf no se lo permitió.
Acunó su rostro en sus diminutas y preciosas manos y volvió a conectar la mirada.
Había un brillo homogéneo por parte de las dos criaturas, se percibía aquel lazo invisible que los unía fuertemente, podían escuchar el milagroso llamado de sus almas destinadas.
Acarició con sus rosados pulgares el rostro del alfa, se apoyo sobre sus rodillas y con gentileza beso aquella alargada cicatriz que se había vuelto el demonio para éste tan hermoso alfa.
Quería hacerle sentir seguro, nunca más quería que baje la mirada y busque un rincón donde ocultarla.Quería hacer feliz a Mew. Quería amar a su alfa.
—Eres mío—.
Había sido un susurro tan bajo que ninguna deidad lo escuchó. Pero Gulf estaba demasiado sorprendido. Había quedado con la mente en blanco y perdido totalmente la capacidad del habla.
El aliento se había ido y no podía recuperarlo, sus ojos se abrumaron en lágrimas y seguía en la estupefacción.
‘¡Mío, Mew es mío!’
Quería que su omega le confirme y por primera vez después de tantos años le prestó atención confirmando aquello que acaba de descubrir
Mew seguía igual de congelado, esperando que el Omega vuelva a repetir aquello que susurró. Mentalmente rogaba que sea aquello que por tantos meses imploraba que le sea concedido. Que su omega con identifique.
Las lágrimas del omega cayeron, dos grandes gotas se deslizaron por su aterciopelada mejilla y río incrédulo.
—Eres mío, mi alfa… mi destinado—.
Mew asintió condescendiente, tragando el nudo que se le formaba en la garganta, aun no apartaba la mirada y ni siquiera era capaz de mover un músculo.
Había miedo en cada centímetro de él. Gulf lo acababa de descubrir y temía ser recriminado por no haber llegado a tiempo, se culpaba, lamentaba no haber intentado más veces escapar de aquel infierno y llegar a él.
Tal vez aquella noche si no se hubiera entregado hubiera podido impedir toda la trauma por la que pasó el menor. Habían tantos tal vez, pero esa era su realidad, y estaba dispuesto a todo por su omega.
—Lo soy omega, somos destinados. Siempre he sido tuyo… yo… lamento que no haber llegado antes—.
Gulf ni siquiera podía describir aquella emoción en su pecho, y solo abrazo a Mew. Lo abrazo fuertemente y por fin sin miedo a dejar salir sus sentimientos, porque no era de alguien más, era su mitad, su destino, suyo; de nadie más
—Eres mío— murmuró con la voz cortada y río incrédulo— tengo un alfa, y no te vas a ir… ¿verdad?
Mew lo apretó en su pecho alegrándose de que ni siquiera hubo un reproche, sino la infinita felicidad del menor, estaba ahí su pequeño , llorando en sus brazos, liberando lágrimas de felicidad cuando por fin lo identificó— nunca me iré mi precioso omega… me quedaré a tu lado y te amaré como lo he estado haciendo.
Gulf se enderezó y con la emoción saliendo por los poros de su precioso cuerpo, atrapó los labios del mayor dejando salir todo ese amor que lo ahogaba silenciosamente por tanto tiempo. Se había privado amarlo, había llorado en su nido lamentando no poder decirle sobre sus emociones porque ilusamente seguía creyendo que amaba al alfa de alguien mas.
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YO SECARE TUS LÁGRIMAS
FanfictionGulf llegó a un punto que desprecia a su omega, lo ha callado y lo ha ignorado durante años. Mew esperará pacientemente a que su omega se dé cuenta que son destinados. HellNam: No adaptable.