Seokjin salió de la habitación a pasos lentos y perezosos, aún medio adormilado y regañándose mentalmente por haber olvidado quitar la alarma la noche anterior.
Eran apenas las ocho de la mañana de un precioso domingo, su día de ocio, y por ende, en el que solía dormir hasta las tantas recuperando las fuerzas después de una ajetreada semana de curro en aquel local de comida rápida.
Sucede que este chico era, o mejor dicho, es, de esas personas que tienen sueño ligero. Una vez despierto, le resulta casi imposible retomar el descanso.
Así que tras escuchar el chillón y reiterado pitido de su celular, maldijo mil veces internamente, odió al mundo, la vida, los astros y las vírgenes, y posteriormente se resignó a que ese domingo en particular, no habría "mañana dormilona".
Todo esto en apenas treinta segundos.
El caso es que se levantó, aseó rápidamente en el baño, y posteriormente salió a la cocina para prepararse su tradicional café. No era persona si no tomaba un capuchino calentito, con abundante espuma y una pizca de canela como desayuno.
Aunque ciertamente el café le gustaba de cualquier manera, ya que había desarrollado algo de dependencia por esta bebida.
Cuando Jin tenía 20, su hermano menor enfermó de gravedad y estuvo en terapia durante unos cuantos años. Por suerte el chico se recuperó a pesar de que las esperanzas para esto fueran bastante reducidas según los criterios médicos, y ahora gozaba de salud estable y se encontraba integrado perfectamente a la sociedad.
Sin embargo, durante esos tiempos difíciles, Seokjin se vio obligado a dejar de lado sus estudios y buscar empleo para lograr cubrir los gastos hospitalarios con los que sus padres no daban a basto, y solo fue luego de ocho años (tres después de que su hermano se recuperara y volviera una persona funcional nuevamente) que había tomado la decisión de insertarse por segunda ocasión en el mundo estudiantil.
Trabajando de lunes a sábado en la mañana, y pasando un programa universitario para trabajadores en la noche que se impartía cuatro veces por semana, transcurrían sus alocados días, y es así como la oscura y amarga bebida se convirtió en su mejor amigo, ese que le acompañaba en madrugadas de proyectos y bostezos laborales.
Volviendo al asunto, tras tener listo su preciado elixir, con las cucharaditas de azúcar justas y sin dejar de lado por nada del mundo la canela (era un poco obsesivo con esta especia), se sentó en la mesa del comedor.
Como era costumbre, mientras bebía, el pelinegro decidió revisar sus redes sociales.
Un par de mensajes en whatsapp, alguna que otra solicitud de un árabe por facebook, cotilleos nuevos de daddy Shownu (un chico de un grupo de idols llamado Monsta X con el que Seokjin se había sentido flechado) en twitter, en fin, su pan de cada día.
Por último, cuando ya quedaban solo uno o dos sorbos en su taza, abrió instagram, y tras bajar y bajar en la inmensidad de irrelevantes publicaciones, Seokjin encontró algo que llamó su atención.
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El novio perfecto no exis... /Namjin🌻
FanfictionCuando Seokjin encontró aquella irrelevante publicación de Instagram, él no tenía idea de que terminaría obsesionándose un poco. Bueno... Tal vez obsesión sea una palabra un tanto fuerte, sin embargo, de un momento a otro, y sin saber bien cómo suce...