Cuando Seokjin encontró aquella irrelevante publicación de Instagram, él no tenía idea de que terminaría obsesionándose un poco.
Bueno... Tal vez obsesión sea una palabra un tanto fuerte, sin embargo, de un momento a otro, y sin saber bien cómo suce...
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Jin lo había decidido, definitivamente lo había hecho.
Se aseguró a sí mismo que lo de la dichosa lista sería cosa de una vez, que probaría únicamente el primer punto para sacar de su sistema aquella mortificante publicación que zumbaba en su cerebro como una mosquita repelente.
Luego, ciertamente había logrado comprobar otro aspecto, sin embargo, había sido algo netamente accidental, así que eso significaba que no había roto su propia palabra.
Solo fue una coincidencia que las acciones de Namjoon le llevaran a recordar aquel post, y tan rápido como lo hizo, lo dejó de lado.
Entonces, si desde la primera ocasión ya había llegado a la conclusión de que probar a su novio en base a ese listado era una pérdida de tiempo...
¿Por qué había terminado copiando todas las oraciones en la última hoja de su agendita de Yu-Gi-Oh?
Sin duda alguna, algo tenía que estar mal con su cabeza.
La lista estaba perfectamente escrita con su envidiable caligrafía, incluso había hecho las mismas florecillas frente a cada parámetro y para rematar, al lado de los dos cumplidos, había puesto algunas notitas cursis con dibujitos chuecos.
Tenía 28 años y estaba actuando como una niña de trece, de esas que tienen diarios de Barbie y leen revistas cutres con apartados tipo: "¿Cómo hacer que tu crush se fije en ti?", "¿Cuál es tu nivel de compatibilidad con Chayanne?", "¿Qué integrante de BlackPink eres?", "¿Eres un sprite en la vida de J-hope* o una simple y desdichada cocacola?", entre otros similares.
¡Pero a la mierda!
No era como si fuese a querer más a Nam si coincidía con aquellos estándares, y por supuesto, tampoco quererlo menos si no lo hacía. No obstante, era divertido, como una especie de juego: habían varias misiones y trataría de cumplirlas paulatinamente, hasta acabar con todas y ganar el premio final. Solo que aquí no habría ningún premio y el jugador no tenía idea de que estaba jugando...
Detalles de nada.
En fin, como él mismo se conocía mejor que nadie, sabía que por mucho que se engañara seguiría un poco obsesionado con ese post satánico, así que lo terminó aceptando y llegó a la conclusión de que lo probaría completamente, o al menos eso intentaría, a no ser que se aburriera o que finalmente lo superara. Y esto último, teniendo en cuenta lo intensito que siempre había sido el pelinegro, parecía muy poco probable.
Ya se sabía cada apartado de memoria, así que ahora solo le quedaba ponerse en marcha.
- ¡Namjooooooooonnnnnnnnnn! - Gritó desplomado en el sofá de la sala.
(Más o menos así XD)
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