Las 5 estaciones.

5. Canícula: Objeción.

—¡Por el líder de secta Lan!— Proclamó Ouyang tomando un sorbo de licor, el resto hizo lo mismo en una expresión solemne. Lan WangJi seguía de piedra, no tomó licor y nadie lo obligaría a hacerlo, eso ameritaría perder el control. Wei WuXian lo miró de reojo, ambas miradas se cruzaron y esbozó una sonrisa delicada que no fue correspondida.

Era el líder de secta, ¿cómo ofrecer sus condolencias y cómo acercarse a él idénticas a esas épocas de antaño? Nie HuaiSang dirigió una sutil mirada al jade menor por encima de su abanico, apretó las ropas entre sus manos, quería hacer una rabieta, quería besar los labios de Wei WuXian en frente de aquel hombre pero la diplomacia y etiqueta siempre habían sido características de él, debía de seguir aparentando bajo esa fachada que lo protegía de ser expuesto, nunca sabía nada.

—Ésta va en memoria del líder de secta Lan XiChen, quien vivió como un hombre justo y recto—. Esas palabras eran una puñalada en el corazón de Lan WangJi, sin embargo solo agradeció levantando la taza de licor y regresándola a la mesa. Lan Qiren estaba sentado a un lado, más de sus labios no brotó ninguna palabra, aún y con la compostura, había bajo sus ojos unas marcadas bolsas, evidentemente no había dormido en días y todos dentro de la sala lo entendían, su preciado sobrino, lejos de ser un discípulo que le trajera honra era su familia, ahora estaba muerto.

El banquete había sido acorde a las costumbres de los Lan, una entrada insípida que todos fingían comer por respeto pero Wei WuXian no podía evitar despreciar de algún modo. Nie HuaiSang sonrió por la mueca de desagrado del azabache y mirando a ambos lados mientras su hermano continuaba concentrado en buscar sabor al platillo y distinguirlo de cada uno, de su manga extrajo dos postres de apariencia apetitosa y suave. Wei WuXian se inclinó un poco hacia el frente y encaró el rostro del castaño.

—Sabía que algo así sucedería, antes de llegar a Gusu los he comprado—. Explicó en un susurro. Wei WuXian en mucho tiempo que había pasado, quiso recordar aquellas veces en que ese mismo castaño había hecho algo igual, siempre pareciendo inocente, fue ahí que se dio cuenta de que él nunca había dejado de ser así en realidad. Negó en medio de una risa amortiguada por la manga del Hanfu verde olivo y tomó con cuidado el apetecible postre, comiéndolo como si del insípido platillo se tratase.

Salió por un momento en cuanto la conversión se había tornado más seria, sabía que no tardaría en llegar a la controversia de la secta Nie y no se equivocó. Fue un comentario del líder Ouyang lo que desató la oleada de preguntas hacía Nie MingJue y Nie HuaiSang, Wei WuXian tuvo que escabullirse. El castaño no lo intentó detener, fingiendo escudarse de su hermano mayor quién respondió cada pregunta.

"¿No es peligroso? El manejo del cultivo demoníaco podría salir de sus manos, es decir, ¿no le preocupa que afecte a su secta? Incluso acogió a los desquiciados perros Wen."

La mandíbula del castaño se tensó, Nie HuaiSang detestaba aquellos impropios comentarios que podían lastimar a su preciado sol, quiso abrir la boca pero por primera vez en toda la reunión una voz firme y gruesa rebotó en los muros de piedra.

—¿Quién distingue correctamente el bien del mal?— Su mirada se centro en cada uno de los presentes, la sutil sonrisa irónica esbozo tenue en su rostro dejando helados a la mayoría—. El Jóven Maestro Nie no hizo más que una buena elección, hablamos del patriarca de Yiling, el fundador del cultivo demoníaco, ¿no hemos sido nosotros los que nos fiamos de ellos para tener la victoria en la campaña para derribar al sol?

Bebió un sorbo de té cerrando los ojos y a la expectativa del resto, parecían anonadados, nadie había escuchado decir más de una frase al segundo Jade de Lan. Su comentario no sólo pretendía proteger al dueño de la sonrisa más dulce, también pretendía dejar en medio de la mirada de todos a los Nie, a como diera lugar obtendría sus objetivos porque las 3000 reglas que había seguido con devoción no eran ya más que obsoletos trozos de papel.