Las 5 estaciones.

12. La nueva estación: Fin.

13 años después.

Todo estaba preparado en la casa Nie, el líder de secta cubría su rostro tras el abanico de colores opacos, la mirada de Mo XuanYu era tibia e incluso se atrevía a soltar una que otra risita, mismas que no eran correspondidas. Era un chico roto, porque pese a todo había sido uno de los hijos que desconoció por parte de Jin GuangShan. Pocos años más pequeño que Jin GuangYao e incluso Nie HuaiSang, parecía más maduro de lo que podía aparentar.

Sus manos jugaban tiernamente con el mechón de uno de sus cabellos, el maquillaje en su rostro era la marca de una triste caminata por la vida. Nunca decidió buscar a su padre, porque conocía de antemano las palabras de su madre, pero al final cuando lo hizo Jin ZiXuan ya era líder de secta, estaba solo en la vida, su mayor temor era regresar a la casa Mo, sería una mentira si negaba que los odiaba con todo su corazón; deseaba incluso desde el fondo de este poder destruirlos a como diera lugar.

Nie HuaiSang apareció en su vida cuando intentó acabar con ella en público, cerca de Caiyi. Nie HuaiSang acababa de tener una reunión con Lan XiChen, hablaban sobre nada y todo al mismo tiempo, eso dejó pensando al pequeño Nie en muchas cosas, especialmente en la reciente tragedia.

Fue ahí cuando se topó con Mo XuanYu, sus grandes ojos grises le recordaron a alguien en particular, igual de rojos y tristes como aquella vez. Lo detuvo sin siquiera tocarlo, sonriendo para aquel. Cuando ambos cruzaron palabra entonces Mo XuanYu comprendió que compartían una tristeza similar, la misma miseria en distintos contextos y lo convirtió en su confidente, en su amigo; el único, desde ese día.

Más ahora, Mo XuanYu estaba haciendo un sacrificio de amor, quería venganza, claro que la deseaba de aquella familia que le llamó loco y lo humilló solo por sus preferencias, sin embargo, todo los años que había permanecido con Nie HuaiSang como su protector y confidente lo hicieron enamorar sin previo aviso.

Mo XuanYu nunca hizo mención de esos crecientes sentimientos llenos de un color magenta, y es que él tenía la idea de que sí su ser amado era feliz aunque no fuera a su lado, dónde sea que fuera y a dónde sea que escapase sería feliz por ello. La pureza del corazón de ambos era enorme, como el infinito, como las estrellas en el firmamento.

°

La sangre salpicó nuevamente. Wei WuXian había tirado a Nie HuaiSang a un lado, evitando el ataque que se dirigió hacia él. Lan WangJi había rematado a Jin GuangYao quien solo pudo volver la visita antes de que el descontrolado Nie MingJue lo arrastrarse consigo. Wei WuXian se incorporó nuevamente.

—¡Este no eres tú!— Exclamó entre lágrimas interponiendo a ChenQing entre ambos. Aunque era un buen estratega y un genio en muchas áreas, era de esperarse que el artista de los abanicos fuera nulo en cuanto a atacar, por lo que Wei Ying hizo todo por protegerlo, especialmente por todo el cariño que le tenía.

Lan Zhan hizo caso omiso de sus palabras, estaba dispuesto a matar a Nie HuaiSang, porque amaba a Wei WuXian, porque su corazón solo deseaba que fuera para él sin darse cuenta de que poco a poco lo alejó.

Wei Ying tocó nuevamente, desconcertado el oído del titán de jade, este mismo después de recuperar la compostura, invocó a WangJi, tenía solo las primeras cuerdas rotas pero le bastaban las demás para responder a ChenQing. Ambos no sabían una cosa del otro, mientras que Lan Zhan se ahogaba en todo lo que había aprendido en poco tiempo sobre el cultivo demoníaco, Wei WuXian sufría la ausencia de un núcleo dorado, al final solo era el cuenco del resentimiento, nada más que un títere de su propio poder.

Perdió entonces el control ante todos, Jiang Cheng no podía creer lo que veía, la nube de miasma se cirnió sobre todos en la montaña, Lan WangJi no sabía qué pasaba pero cuando quisieron acercarse a Wei WuXian, este estaba fuera de si, los cadáveres surgieron, del suelo y las tinieblas.

A veces el destino es incapaz de ser cambiando, tomes el rumbo y las decisiones que tomes, es porque así lo requieren para poder dar una lección y aunque los años pesen y la historia se repita una y mil veces, algo es seguro: llegaremos al mismo punto de siempre.

La muerte entonces se vuelve algo que coexistentes con la vida como las las flores en el invierno y al comienzo de la primavera. Las lecciones de vida no viene en cuentos de infancia y las tragedias románticas solo son un cuento más en la realidad donde persevera el que desea hacerlo.

Aquella vez la mirada de bonito oro y las esperanzas precisas vieron como los mismos cadáveres consumían el cuerpo en carne viva de Wei WuXian. Fue ahí cuando todo dió sólo el giro que necesitaba, recapacitar en el amor verdadero y la enfermiza obsesión por la claridad en medio de una noche llena de neblina.

Lan WangJi fue ejecutado a voluntad y su alma fue custodiada hasta que encontrará la reencarnación otra vez. Nie HuaiSang vió perecer a sus dos seres amados; su querido hermano y su preciado Wei-Xiong, aunque curiosamente no guardó odio por Lan WangJi, tenía la impresión que en otra vida ellos consumaría un amor menos lleno de sangre, en un lugar distante, por lo que dejaría en paz y perdonaría el alma de Lan WangJi.

Sin embargo, había alguien a quien deseaba ver feliz a su lado por muy egoísta que fuera, antes de entregar su alegría en otra vida al segundo Jade de Lan.

°

—A-Sang—. Le llamó Mo XuanYu con voz aterciopelada. Nie HuaiSang ocultó el rostro detrás de su abanico por segunda vez, tenía el aspecto de un ratoncito aunque ocultaba el ingenio y determinación de un poderoso demonio.

—A-Yu—. Respondió el castaño desviando la mirada de aquel.

—El que hará esto soy yo, pero parece que quién está sacrificándose eres tú-, una risita escapó de los labios del azabache, tomando el abanico de Nie HuaiSang para que le mirase por completo—. Mi deseo es acabar con la familia Mo, y darle descanso a mi madre.— repitió cada sílaba con lentitud para dejarla clara ante el líder Nie. Este asintió con gratitud. Las túnicas verde olivo de ambos confidentes se mecieron con el viento. El frío de otoño.

—Serás una nueva estación a donde sea que vayas, A-Yu—. Mo XuanYu asintió seguro de ello y dejó una nota en las manos de Nie HuaiSang.

—En mi próxima y distante vida, espero verte muy feliz—. Agregó el azabache y después dejó atrás a Nie HuaiSang entrando a solas al viejo taller de Wei WuXian en Unclean Kingdom.

Los actos de amor más puro son aquellos que pese a tu propio deseo dejas atrás para hacer feliz al otro, entonces lo bueno y lo malo dejan de existir en una fina línea, nadie es bueno pero tampoco es lo suficientemente malo porque hasta la está más vil tiene su pasado hostil. No es necesario justificar lo que merece una reprimenda pero tampoco es necesario criticar un sacrificio.

Romántico no es la palabra precisa para eso que Nie HuaiSang y Mo XuanYu estaban haciendo, no es una historia de amor pero es una historia de deseo, de anhelo y dolor.

Al día siguiente, las puertas se abrieron bajo un nuevo prospecto. Nie HuaiSang volvía a correr por los pasillos casi a tropezones, Wen Qing; quien tomó lugar como doctora de la secta Nie, iba tras él. Las joyas de esmeralda se cristalizaron cuando entró a la habitación a dónde había sido guiado por Wen Qing.

Una triste sonrisa, molesta quizá, recibieron a Nie HuaiSang, quién se abalanzó sobre el azabache.

—Nie HuaiSang—. Musitó a punto de reprenderlo, más seguro cuando escuchó los sollozos del adverso. Había pasado todo eso y debía de exigir una explicación, pero al final se dió cuenta de que aunque perdió todo ese afecto por Lan WangJi no había podía olvidar el gran cariño hacia Nie HuaiSang.

Era incorrecto y lo sabía, aún debía de cometer un acto de sangre, siempre dañado por ese color carmín que manchaba sus manos. Pero al final, ¿quién es bueno y quién es malo?

—Bienvenido de vuelta—, dijo al fin Nie HuaiSang.

Con el pasar de los años, todo ello fue consumido en un recuerdo borroso, Wei WuXian y Nie HuaiSang había perdido la noción de una historia que los pergaminos contaron en sus raídas hojas. Y con el fuego del corazón, nacía un nuevo día ante el pasar de la nueva estación.

Fin.