11. La nueva estación: El nuevo maestro del cultivo demoniaco.

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Jin GuangShan había sido encantado por las palabras de Lan WangJi, por supuesto que antes de ellos el mismo Jin ZiXuan estaba convencido de estas, después de todo era aquel hombre siempre recto y frío. Había puesto en contra de todos a Wei WuXian.

—Cuente con ello, líder Lan. Era de esperarse, un hombre tan despreciable. Creí que tendría una buena relación con usted, después de todo eran cercanos—. Lan WangJi no dijo nada, más la típica monosílabas que brotó de su garganta fue suficiente para Jin GuangShan—. El perro que muerde la mano. Era de esperarse, con esa poco común forma de cultivar. Ahora ha puesto a los Nie y los Jiang de su lado, no sabe cuando parar su ambición.

Jin GuangYao estaba fascinado con la facilidad para mentir de Lan WangJi, tan natural que tenía la impresión de que todos los argumentos presentados podrían hacerse realidad.

Para ese instante Jin GuangYao se había dado cuenta que sólo había sido una pieza dentro de todo el elaborado plan de Lan WangJi, nunca se había sentido más utilizado, y ahora no podía dejarlo de lado, si hacía algún movimiento en su contra; con la misma facilidad con la que había manipulado a Jin GuangShan, podía hacerlo con los demás. Terminaría hundiéndose con él de una u otra forma.

Quiso reír por ello, sin embargo sólo mantuvo una sonrisa solemne ante ambos líderes, sirviendo té en una época de crisis como siempre solía hacerlo, aunque esta vez no recibió una reprimenda debido a la presencia de Lan WangJi.

—Muchas gracias por su confianza, Líder Jin—. Jin GuangShan agitó una mano en el aire, como si le restase importancia al agradecimiento de Lan WangJi. El azabache se incorporó, haciendo una reverencia ante el líder de secta y Jin GuangYao, este fue devuelto de la misma manera, despidiendo al líder Lan.

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Desgranaban los primeros días de aquella exhaustiva batalla, en su cabeza no podía desaparecer ese dolor de un frío lugar y lo que descubrió en la curva en el cementerio de los sables, más no podía estar perdiendo el tiempo en las cosas que de a poco consumían su corazón. Nie HuaiSang no se trataba de alguien que apoyara las guerras pero comprendía que en ese momento la burocracia no traería nada en beneficio, entonces se convirtió en el estratega.

Primero, había ido por las ciudades pequeñas, todos estaban ya en su contra, conscientes de una red de mentiras tejida por las manos del artista de Guqing. Nie HuaiSang estaba con su hermano, ambos se miraban entre sí y era suficiente para que entendieran el siguente paso, el infiltrado entre los Lan que mucho tiempo atrás Nie HuaiSang había hecho pasar por un discipulo más, hacia su trabajo de informante, pero Lan WangJi tampoco era tan estúpido, conocía los movimientos sospechosos de aquel, por lo que la información no era ciento por ciento fiable.

No había más remedio, tenía que confiar y progresar. Sus miradas por un momento se posaron en Wei WuXian, aquel no hacía más que analizar los mapas que había sido proporcionado sin poder recordar con claridad las líneas fronterizas de Cloud Recesses. Tensó la mandíbula, molesto consigo mismo por esos detalles que lograban escaparse. La mano de Nie HuaiSang presionó el hombro de Wei Ying y sonrió.

—No es tu culpa, Wei-Xiong—. El azabache ya estaba acostumbrado a la facilidad con la que Nie HuaiSang descifrar sus pensamientos, le devolvió la sonrisa y fue en ese momento que recordó haber estado en los límites en algún tiempo de lucidez.

—La parte sur de Cloud Recesses, Gusu-Lan posee rutas ocultas en ese lugar, estoy seguro de que  es una opción para entrar. Además ahí cría algunas criaturas—. Los orbes esmeralda brillaron por la afirmación, Nie MingJue también parecía tener la misma reacción, no lo había pensado antes porque no era más que un rumor el hecho de la fascinación reciente del segundo Jade de Lan por los mamíferos pequeños y peludos. Por supuesto, antes de que siquiera los dos hermanos exteriorizaran su opinión, Wei WuXian tomó la palabra sorprendiendo a los dos presentes.

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