💚Lo siento

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Narrador Omnisciente

En la mansión Wayne yacía una pequeña de 6 años que estaba apunto de disfrutar las ricas galletas que su tío Bruce le había comprado.

Pero en eso, el niño de ojos verdes, se las arrebató.

—¡oye!–el niño solo se llevó una galleta a la boca–oh, ¿tú también quieres?–ella lo tomó del brazo sentándose a su lado–compartamos entonces.

El niño la miró extrañado. Espero un berrinche o que se enojara.

[▪︎▪︎▪︎]

La niña de ahora 10 años entraba a su cuarto y vaya sorpresa que se llevó al ver todas sus muñecas rotas. Algunas no tenían la cabeza, otras el brazo o la pierna. Tenían rayones en la cara y sus ropas estaban rotas y dañadas.

Un grito enojado salió de ella.

—¡Damián!

Corrió a su cuarto dispuesta a regañarlo. Y al verlo ahí tirado en su cama sin camisa mientras lanzaba una pelota al aire y la volvía a atrapar cuando caía se le fueron las ideas.

—¿qué?–dijo de mala gana.

—tú... ¿Tú entraste en mi habitación?

—¿y yo para qué diablos voy a entrar en tu habitación?

—es que, mis muñecas están destruidas y tú...

—¿no crees que ya estás muy grandecita para andar jugando con muñecas?

Ella solo asintió mientras se iba.

[▪︎▪︎▪︎]

La antes pequeña niña había crecido más, pasaba por los pasillos de la secundaria, pero cuando pasó a un lado de Wayne el disimuladamente le puso el pie.

Por lo que ella tropezó yendo hacia enfrente y para su mala suerte rodando los cinco escalones de las escaleras que se encontraban frente a ella.

La gente comenzó a reírse a carcajadas por su tropiezo. Ella rápidamente y como pudo se levantó y cojeando se fue.

[▪︎▪︎▪︎]

Ahora ambos chicos que tenían 16, desayunaban. Mientras la chica le contaba a su ahora tutor legal Bruce sobre el importante examen de química, mismo que él tenía. El chico acabó  primero su desayuno y salió de la mansión sin despedirse.

Visualizó la bicicleta de la chica y sacando una navaja de mano que tenía, ponchó una llanta. Ese día Alfred ni Bruce podían llevarlos a la escuela. Por lo que tenían que ir en bicicleta.

Él camino a la suya y se fue como si nada. Estando en el salón respondiendo el dichoso exámen, toda la clase fue interrumpida cuando la puerta fue abierta con brusquedad.

Rápidamente visualizo a la chica, estaba roja de la cara, sudaba a mares, el perfecto cabello que llevaba en la mañana había desaparecido. Jadeaba mientras se sostenía de la manija.

—¡señorita ___!-exclamó el profesor- ¡¿qué horas son estas de llegar y esa forma de entrar?!

—disculpe...es que...

No podía ni articular palabra. No era para menos. Después de todo la mansión Wayne estaba en una de las islas apartadas de la ciudad. Para llegar, era salir de los grandes terrenos de la casa. Llegar a la carretera que te llevaba al puente para entrar al centro de la ciudad y de ahí correr hasta la escuela.

Damián se había cansado de haber llegado pedaleando en su bicicleta. No quería imaginar lo que ella se había cansado de caminar y correr hasta aquí para todavía subir cuatro pisos para llegar al salón de química.

One Shots Batfamily Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora