— Deja de reprocharme – Bakugo soltó, aún con esa mirada amenazadora. Si bien, él estaba en lo correcto, el rubio no iba a ceder fácilmente.
Más bien, necesitaba cambiar la conversación, pero no sabía cómo.
— ¿Qué yo deje...– soltó un suspiro y cerró los ojos, levantando la cabeza mientras movía su zapato impaciente. Katsuki adoraba verlo molesto, no lo iba a admitir, pero lo adoraba.
— ¿Al menos has considerado lo difícil qué se me hará confiar en ti después de esto? – de hecho, si lo hizo, pero sus ganas de meterse entre esos dos lo habían dominado –, Bakugo, ésto se supone qué era privado, y vienes tú, apareces de la nada espiándome, y... —
Suspiró derrotado. Sabía que tratar con el rubio era difícil, llevaba más trabajo del necesario, pues siempre debías cuidar mucho lo que decías.
Pero a pesar de ello, él se sentía libre de hablar de cualquier forma con él. Eran estrechos, íntimos, compañeros en todo, se complementaban, pero eso no significaba qué le daría paso libre a violar su privacidad.
— ¿Vas a agregar algo más? – Bakugo lo observó, ésta vez se veía más apenado que molesto. Kirishima sabía que si seguía así, iba a perdonarle todo e iba a olvidar la ley del hielo qué le había aplicado, por lo que simplemente negó y se dio la vuelta.
— Es suficiente... me iré primero...– a pesar de que su corazón le gritara que se quedara con él, con su lindo rubio, trató de negarse a ello. No quería compensarle las malas acciones, y a pesar de aquello, no se sentía decepcionado, si no más bien traicionado.
El rubio se mantuvo exasperado durante todo el tiempo que permaneció ahí, aún seguía sin procesar todas las quejas que el otro le había dado.
Observando al más alto alejarse, se desesperó rápidamente, suspirando con fuerza y gritando antes de que desapareciera por la esquina de la calle.
— ¡Kirishima!, ¡espera!, yo – tragó fuertemente, cerrando los ojos con cuidado, mientras bajaba la cabeza algo avergonzado – Debo decirte algo antes de que te vayas...—
El menor lo observó, repasó su vista mucho tiempo, de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha y cerró los ojos intranquilo, regresando.
Regresando cuál perrito faldero a su dueño.
— Dilo – lo observó, haciendo a Bakugo sonrojarse abruptamente, mientras aclaraba su garganta, tratando de hablar, pero sólo lograba boquear.
Cómo un pecesito de oro.
Kirishima sonrió débilmente por esa acción.
— Anda, dime, ¿de qué se trata? – el tono de voz tan dulce que utilizó le erizó la piel al más bajo, bajando la mirada mientras balbuceaba algo.
— ¿Eh?, no te escuché Baku – el mayor subió la vista con lentitud, con su mirada filosa encarando al contrario.
— Dije qué...– otro balbuceo poco audible salió de su boca, dejando a Kirishima en blanco.
— Bakugo, ¿puedes hablar más alto?, es qué...—
El rubio lo interrumpió con un grito, — ¡Qué me gustas, imbécil de mierda! —
Ambos se quedaron en blanco después de eso, con la diferencia de qué Kirishima comenzó a sonreír de manera suave, sin aliento, perdiéndose de nuevo en ese par de rubíes.
— ¿Qué...? – Katsuki lo observó furioso –, ¡no!, ¡espera!, si es escuché es sólo que...—
Estaba eufórico, sonriendo como un idiota. Tomó a Katsuki entre sus brazos, el cuál simplemente se dejó, más sin corresponder el abrazo.
Simplemente besó con mucho afán la cabeza del rubio, el cuál comenzaba a darle empujones para que se apartara, pero no iba a hacerlo.
— Ya, ya, basta, ¿qué diablos crees que estás...– ni siquiera terminó de hablar, cuando un par de labios húmedos fueron a parar sobre los suyos.
No correspondió al instante, estaba demasiado ocupado en un shock cómo para poder saber lo qué estaba pasando.
Pero para cuando se dió cuenta, ya estaba abrazado al cuello del más alto, siendo mordido y lamido por cortesía de éste mismo.
El beso era lento, profundo, picante y escandaloso.
Los labios esponjosos de Katsuki encajaban a la perfección con los de Kirishima, parecía que cada uno estaba hecho a la medida, la media perfecta.
Al separarse, juntaron sus frentes.
Si bien Bakugo no era fan de ese tipo de acciones tan dulces, no tenía problema alguno cuando se trataba del pelirrojo, de cualquier forma sabía que tenía cierto gusto por el azúcar.
— Entonces...–
— Sólo haz la puta pregunta...– trataba de seguir viéndose rudo, pero para Kirishima simplemente era tierno.
— ¿Quieres que la haga? – sonrió, tentando los nervios del mayor.
— Hazlo antes de que me retracte – un golpe bajo, pero certero, porque Kirishima simplemente acertó a reírse suavemente.
— De acuerdo, entonces – aclaro su garganta –, Bakugo, ¿te gustaría salir conmigo? —
El más bajo volteó la vista a otro lado, aún avergonzado y extremadamente sonrojado, asintió suavemente.
— Eres perfecto – y con otro beso, Kirishima degustó la ternura de Bakugo.
— Nunca dejes de hacer eso...– el pelirrojo sabía a qué se refería, pero quiso jugar un poco.
— ¿Hacer qué? – rió ante la reacción de Katsuki – está bien, nunca dejaré de hacerlo —
Y volvió a besarlo.
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(Es h?)
(De hecho sí es JAAJAAAJAA)
(Me gustaría pensar qué no necesitaba correcciones, pero sí las necesitaba. Quizás vaya a agregar algunos pequeños detallitos en el siguiente, así que... sería difícil, porque sé que hay mucho que corregir ahí, pero trataré de no hacerlo tan extenso...)
(Es mentira, ¡prepárate para una lectura pesada!)
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Solo Tuyo Idiota! |•KiriBaku•| - BL (Republicada)
FanficReescritura del antiguo fic. Kirishima gusta de Bakugo. Bakugo es un ciego y no se da cuenta. Ambos son buenos amigos, pero un pequeño acontecimiento (muy pequeño) desencadenará en el rubio problemas, problemas muy personales.