Capítulo 4

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[Un poco de diversión no está mal]



—¿Es en serio? —pregunté irritado en su dirección.

Sólo lo veía caminar de una punta de la oficina a la otra. Estaba prácticamente mareado por todo el tiempo que estuve mirando. Además, pensar en lo que acababa de decirme no me hacía sentir aliviado, me hacía querer vomitar y romper algo.

—No lo haré —hablé firme —espero que ni siquiera lo estés considerando.

—No fue idea mía para empezar.

—Entonces hazle entender que no quiero y que no lo haré.

Se quedó mirándome por un tiempo, su expresión no la supe descifrar pero por su voz supuse que era algo en lo que él tampoco estaba de acuerdo pero no estaba seguro de cómo arreglar. Pensé en decirle lo que realmente pasaba en cuanto esas palabras dejaron su boca, pero inmediatamente supe que no era una buena opción, es posible que termine odiándome e incluso obligándome a hacer lo que ella quería y por nada le daría el gusto de hacer lo que mandaba.

—¿Desde cuando tenía planeado obligarme? —pregunté por lo bajo.

—Lo que sé es lo que sabes —respondió.

La sola idea de hacer algo así, solamente por un maldito capricho suyo me hizo enfadar aún más. Ella sabía perfectamente la razón por la que no aceptaría y aún así estaba decidida a obligarme. Intenté controlarme de no ir y gritarle todas las palabras que me estaba tragando, ¿cómo pudo siquiera pensar que yo estaría de acuerdo con sus planes?

Aunque quisiera no podía minimizar la situación porque si para ella era sólo hacerlo, para mi sería un martirio y algo por lo que en absoluto, quería pasar.

—Puedes decirle que se olvide de esa estupidez.

—A-Zhan, cuida tus palabras.

—¡No quiero hacer esto! ¡¿No les había dicho ya que los asuntos de la agencia no me interesan?! —mascullé, sentía frustración, ella nunca tomaba en cuenta lo que yo le decía.

—No sé por qué lo hizo sin antes consultarnos pero tienes que saber que el contrato ya está firmado.

—Mi firma no está en el.

—Pero si la de la agencia —suspiró con pesadez —yo sé que no estás de acuerdo y créeme que de haberlo sabido lo habría impedido, pero ya está hecho. Lo que debemos pensar ahora es en soluciones.

—¿En que estupidez estaba pensando?

—Te repito que cuides tus palabras.

—¡No puedo! ¡Quiero saber por qué se empeña con estas cosas!

—Tranquilízate, tampoco estoy de acuerdo en que sea así —se acercó a mi y puso su mano izquierda sobre mi hombro —te llamé porque quería que estuvieras enterado y no lo tomaras por sorpresa después.

—Voy a ir a cancelar el contrato —bramé.

Su semblante cambió en cuestión de segundos, sabía que no estaría de acuerdo tampoco con lo que acabé de decirle pero no pensé en algo mejor y estaba dispuesto a cumplirlo si mi madre seguía con esa necedad.

Su preocupación era muy clara y supe de inmediato que no iba a dejar que hiciera eso sin pensarlo mas tiempo.

—Yo hablaré con ella.

—Hazla entrar en razón, por favor.

Mis ojos comenzaron a aguarse ligeramente. Es demasiado estresante y agotador repetirle hasta el cansancio que este tipo de vida no es la que yo quiero y por si fuera poco, ahora resulta que tendría que posar casi desnudo frente a tantas cámaras para una maldita revista de no sé qué.

I Have You (YiZhan) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora