Capitulo 2

44 9 0
                                    

Magdalena estaba limpiando el resto de loza que quedaba luego del almuerzo que Sofía había preparado, uno muy especial para celebrar su nuevo trabajo, sin duda Sofía era una excelente cocinera.

De repente, recibió una llamada de Marvin, tal vez era la hora de su almuerzo. Un descanso atrasado para las para las seis de la tarde.

—¿Cielo? —contestó Magdalena.

—Cariño.

—¿Sucede algo? —preguntó.

—Nada interesante, solo quería avisarte que llegaré cerca de las nueve de la noche. Me queda documentación que agendar y quiero terminarla ahora mismo —Dijo mientras sostenía el teléfono con su hombro apretándolo con su ojera, así como también ordenaba el desastre que había quedado en documentación, su voz se podía notar agotada.

—Esta bien. Tengo que contarte algo –Dijo la joven con entusiasmo.

—Cuéntame, ¿Qué pasó?

—¡Me contrataron! —contestó con emoción—. Mañana debo presentarme en la oficina del jefe y mañana sería mi primer día.

—Oh, tu jefe de piso —Marvin pensó por unos momentos mientras intentaba recordar el nombre del jefe de Magdalena—. Ah, Thomson.

—¿Su apellido? —preguntó.

—Si cariño, por cierto. No te sientas mal si Henry es algo frío contigo, a mi no me cae bien. Pero el es así.

Magdalena se quedó en silencio por algunos segundos, soltó un ligero suspiro.

—Se supone que todos los jefes son así.

—¿Qué dices? Yo no soy así —soltó una risa.

—Si lo eres cariño, solo que aveces no te das cuenta.

Marvin asintió mientras seguía ordenando el desastre de documentos que había en su escritorio.

—Bien, pero sabes que contigo no soy así.

—Claro amor, soy tu esposa ¿Duh? —contestó sarcastica.

Marvin comenzó a reírse nuevamente. Hasta que de repente cambió de tema.

—Bueno, aún así. Estoy muy orgulloso de ti amor, sabía que lo conseguirías, eres muy inteligente como para desperdiciarte. Sabía que verían en ti un potencial para la empresa.

—Ay... Gracias amor... —Dijo suavizando su voz—. Pero, espera... ¿No sobornaste a nadie para que me contrataran, ¿Verdad?

Marvin volvió a soltar otra risa.

—No, no lo hice. Tranquila...

—Bien, confiaré en ti —entrecerró sus ojos.

—Eso sí... —Aclaró la garganta—. Si nadie te lo ha preguntado, nadie sabe que eres mi esposa. Tampoco le he dicho a nadie que mi mujer será una empleada de la empresa. Eso dependerá de ti si deseas decirlo. Aunque por el apellido ya sospecharán.

—No me importa, no lo diré. Que piensen lo que quiera, no le daré explicaciones de mi vida a nadie. Yo solo haré mi trabajo y demostrar mis habilidades —respondió con seguridad.

—Muy bien cariño, esa es la actitud —Una sonrisa se formó en los labios de Marvin—. Aún así felicidades cariño, cuando llegue a casa brindaremos.

Magdalena sonrío con entusiasmo antes de responder.

—¿Celebrar?, Ay no es necesario Marvin.

—¿Cómo que no? Es un logro para tí. Me siento orgulloso de ti, tan solo esperame cuando llegue a casa.

Mientras soñaba tu nombre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora