Henry permanecía en la punta del mesón en la sala de reuniones. Se había tomado una decisión muy importante para administrar correctamente la economía de la compañía frente a la alza de acciones de empresas competidoras. Poco a poco cada uno de los trabajadores importantes del nivel seis entraban a la reunión. Magdalena entró y se sentó al lado de su jefe y lo saludó.
—Buenos días señor Thomson.
—Buen día Magdalena —Respondió él mientras observaba su laptop que estaba sobre la mesa—. Por cierto, ya te dije que no me llamaras señor.
—Oh... —Magdalena parpadeó un par de veces demostrando confusión—. Vale, disculpe.Una vez la sala de reuniones se llenó con alrededor de siete empleados, incluyendo Stella, Thomson se levantó para comenzar a hablar manteniendo una postura autoritaria y seria.
—Hoy organicé esta reunión con fines informativos, no es nada sobre alguna acción caída o aumento de la empresa. Esta reunión será muy corta y solo será un aviso para ustedes —todos observaban a Henry con atención—, Como sabrán, hace algunos meses se consideró una elección muy importante. Debido a la alta competencia que amenaza con la estabilidad en acciones de la empresa, se tomó la decisión de enviar a economistas capacitados el al séptimo piso, también vemos temas de economía pero también de administración. Quienes trabajan día y noche para mantener las acciones estables de la empresa y no registro financiero como lo es en el sexto piso.
Tomó un documento entre sus manos y aclaró su garganta antes de seguir hablando.
—Si están aquí es porque ustedes serán ascendidos al séptimo piso.Stella abrió sus ojos con asombro, miró a Magdalena con una sonrisa amplia. Quien le devolvió la mirada con confusión. Había sido contratada hace un mes. Tenía el sentimiento de no merecer ese ascenso, algo raro había ahí.
Un empleado miró a su jefe con duda, levantó su mano.
—Diga —Respondió Thomson al ver la Mano alzada del hombre.
—¿Cuando comenzará el ascenso? —preguntó—, Es decir, que día debemos mudarnos al séptimo piso.
—En dos semanas más —contestó con voz autoritaria—, aquella información me será dada a través del asistente de Marvin Russel.
—Bien, gracias.El corazón de Magdalena se apretó al oír el nombre y apellido de su marido. Mientras más tiempo solía pasar en la empresa, sentía la sensación de extrañarlo cada vez más. Sin embargo, sabía que el estaba involucrado en esto.
—Si no tienen dudas o alguna anotación pueden seguir con lo suyo —Replicó Thomson mientras acomodaba las cosas.
Uno por uno los empleados comenzaron a irse, sin antes hacerle una reverencia a su jefe y despidiéndose de él. Stella se acercó a Magdalena para susurrarle.
—¿Vienes conmigo?
—No, hablaré con Thomson sobre algo... —Susurró.
—Bien, estaré en mi cubículo —Contestó Stella para luego retirarse de la sala.La joven asintió mientras observó a su jefe quien estaba a punto de irse. Al mirar a Magdalena algo inquieta, se paró frente a ella.
—¿Sucede algo señorita Russel?
—Eh.. No.. Digo.. Si, sucede algo —Respondió nerviosa.
—Hable.
—Señor Thomson. Agradezco mucho su ascenso pero apenas llevo un mes aquí. Yo en realidad no sé si merezco ese puesto.Henry respiró hondo antes de responder.
—No fui yo... Y no me digas señor —volvió a repetir.Los ojos de Magdalena se abrieron de la impresión, aunque ya lo sospechaba.
—¿Qué? Usted no fue.. Entonces quien... —Sus mejillas se pusieron rojas de la vergüenza—. Y disculpe, Thomson —aclaró.
Finalmente, el decidió decirle la verdad.
—Fue Marvin, yo tampoco estaba de acuerdo. Pero el es el encargado de los temas administrativos de todo el edificio y sobre mi poder —Miró a Magdalena y habló con sinceridad—. A mi punto de vista, yo no estoy de acuerdo. Eres muy novata para tener un puesto muy importante en esta empresa –Contestó con seriedad.
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Mientras soñaba tu nombre
RomansaMagdalena Russel es una mujer exitosa en el mundo empresarial, cuya vida da un giro inesperado tras un trágico accidente. Al despertar en el hospital, descubre que ha perdido completamente la memoria. A medida que intenta reconstruir su vida, empiez...