Capitulo 3

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Los rayos del sol que comenzaban a salir al caer la mañana golpeaban el rostro de Magdalena, quien despertó dando fuertes parpadeos y frotando suavemente su rostro con sus manos.
Miró a su lado, y se encontraba él, Marvin desnudo con las sábanas cubriendo su cuerpo, desde sus caderas hasta abajo y con su pecho totalmente descubierto.

Rápidamente se giró a su lado, observando como dormía pacíficamente. Frente a sus ojos era un ángel. Con una de sus manos acarició lentamente la mejilla de su esposo, era suave. Sin darse cuenta de que él comenzó a parpadear siendo una señal de que estaba despertándose.

—Buenos días —Habló Magdalena con un tono suave, haciendo notar aún su somnolencia al hablar.

—Buenos días Princesa —Contesto él mientras la observaba con sus ojos cansados.

—Eres tan bello cuando duermes –afirmó ella.

Magdalena no paraba de mirarlo directamente a los ojos, se sentía totalmente hipnotizada frente a la mirada de su esposo.

—Lo sé —Rió suavemente, aún somnoliento—. Me lo dices a diario.

Magdalena soltó una risa ante su respuesta, pero era la verdad. Siempre solía recordarle lo hermoso que solía verse durmiendo y lo más importante, cuanto lo amaba.

Finalmente la joven se sentó en la cama mientras que con sus manos estiraba las sábanas para cubrir su pecho desnudo antes de hablar.

—¿Qué hora es? —Dirigió su mirada hacia el reloj de la mesa de noche. Cuando derrepente sintió como su esposo la envolvía con su brazo hasta su cintura, haciendo que caiga a la cama.

—No te levantes aún, quédate —suplicó él.

—Marvin, debo levantarme —Se excusó mientras posaba su mano en la mejilla de su esposo.

—Pues, yo ordeno que te quedes un momento conmigo —Al terminar de hablar envolvió sus brazos en ella para que no pudiese escapar.

—¿O de lo contrario qué? –Respondió Magdalena  con un tono desafiante pero burlesco a la vez—. Quiero saberlo...

Marvin se acerco al oído de su esposa mientras acariciaba su cintura.

—Te haré el amor nuevamente, pero ahora sin piedad —susurró—. Quedarás tan exhausta que no podrás estar de pie.

Ella solo comenzó a reírse, su sonrojo fue inevitable al igual que la piel de gallina que se hacía presente por todo su cuerpo. Le dió una leve palmada en el brazo.

—¡Estás loco! ¡Porque eres tan sucio! –recriminó en un tono de broma.

Marvin interrumpió con un apasionado beso en sus labios, para luego enredar sus cuerpos entre las sabanas.

De repente, ella solo se levantó de golpe. Su esposo fingió un rostro de decepción.

—Eres aguafiestas ¿Lo sabías? —espetó.

Finalmente, Marvin se acomodó en la cama para tomar otra siesta.

–Lo sé —Dijo ella mientras le sacaba la lengua como burla.

—Aburrida —dijo él.

—Lo sé —Contestó ella nuevamente con un tono burlesco.

Una sonrisa en los labios de Marvin se hizo presente mientras se cubría con las sábanas y cerraba sus ojos.

—Aún así, te amo —dijo con ternura.

—Yo también te amo... —Respondió ella antes de ir hasta el baño para darse una ducha y comenzar el día.

Mientras soñaba tu nombre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora