Este es nuestro hogar

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Hola y bienvenidos a la tercera y penúltima parte de esta historia.

Así es. Como les comenté en el capítulo pasado, solo serían uno o dos más capítulos en esta historia, y bueno, al final fueron dos.

En este capítulo no encontramos con las razones de por qué los amigos de Luz decidieron aparecer y el inicio de una insurrección en contra del Emperador.

No sé si deba advertirlo de algo. No es que se incluyan escenas fuertes tipo gore o escenas +18, pero tal vez deba mencionar que hay algo que pasa que nadie esperaría (y no, Luz no muere).

Pero bueno, sin más que decir, espero lo disfruten.

~O~

Una vez acordada la estrategia, todos aguardaron un momento para concentrarse en lo que se aproximaba. Faltaban unas horas para que comenzara el ataque, por lo que aprovecharon para descansar un poco y tal vez comer algo, pues la noche sería larga.

Tratando de amenizar un poco el amiente, los chicos comenzaron a hablar de diversos temas mientras Eda y Lilith descansaban. Podían ser unas grandes y poderosas brujas, pero era un hecho innegable el paso del tiempo, ya no eran tan jóvenes, aunque a ellas les doliera admitirlo.

Por otro lado, una duda seguía en la cabeza de la humana, y no perdió la oportunidad para realizar su cuestionamiento.

—Chicos, soy afortunada de tenerlos como amigos, pero realmente les debo preguntar, ¿por qué decidieron hacer esto? —Luz se sintió un poco mal de estar preguntando eso, pero sentía que había algo más que los obligó a tomar esa decisión—. Es decir, además de ser los mejores amigos.

La conversación entre ellos pudo ser cruelmente interrumpida por la pregunta de Luz, pero ese último comentario evitó que ocurriera. Y con la pregunta echada al aire, fue solo cuestión de ver quien se atrevería a responderla.

—Verás, Luz —Willow se dispuso a responderla, adoptando una seria postura—, las cosas en las islas cambiaron para todos desde ese día. Todo se volvió tan... estricto.

—Los patrullajes, las reglas, toques de queda... todo se complicó para todos los habitantes —anexó Gus a la respuesta que había dado Willow—, y para los que lo apoyan, bueno...

Antes de que Gus continuara, se interrumpió a sí mismo, y tanto él como Willow dirigieron sus miradas a Amity y sus hermanos. Era bien sabido por ellos que su familia era de las más fieles al emperador, o al menos lo eran sus padres, habiendo sido, de ese modo, criados para también serle fieles e intentar ingresar a su aquelarre.

Sin embargo, ni ellos ni nadie sabían el tipo de presión que los Blight ponían sobre sus hijos.

Ante el silencio y las miradas de Gus y Willow, los chicos del cabello verde bajaron la mirada y asomaron en sus rostros expresiones de cansancio, pero solo fue Amity quien decidió explicarle lo que pasaba a Luz.

—Luz, tal vez recuerdes que yo quería ser parte de ese aquelarre —comenzó la del cabello teñido, poniéndose de pie y caminando un poco—, pero la realidad es que yo no planeaba ser parte de ello...

—A nosotros también... nos presionaron mucho...

—Y desde que ocurrió todo esto, bueno... las cosas se pusieron mucho peores.

Complementaron Edric y Emira, también con una actitud de fastidio y cansancio, contando a detalle cómo fue que la presión de sus padres empeoró. Ya la escuela no era suficiente para la formación de sus hijos, según los Blight. Ahora también debían realizar entrenamientos fuera de este lugar, duplicando sus esfuerzos e infligiendo mayor disciplina. Sería cuestión de tiempo para que alguno de ellos o los tres estallaran por la presión a la que fueron sometidos.

Frente al destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora