—Aquí Perry Porter desde lo que anteriormente era el castillo del emperador. Cómo bien sabemos, han pasado varías semanas desde que Belos fue derrotado, cayendo a manos de La Dama Búho, Edalyn Clawthorne y en un intento de que el pánico y la incertidumbre no se esparzan por las islas, la misma bruja Edalyn, que encabezaba el grupo que iba en contra de las ideologías del antiguo emperador Belos, ha propuesto un comité para tomar el control sobre las islas, a falta de un líder. En estos momentos, una conciliación se está llevando a cabo entre este grupo de cambio con lo que resta del antiguo régimen y los pocos miembros de lo que se conoce hasta este momento como el Aquelarre del Emperador. Es evidente que un cambio radical ha llegado a nuestras vidas...
Mientras todo esto era reportado desde fuera del castillo, dentro de este, muy calmado, varias personas dialogaban sentadas alrededor de una mesa, dentro de una habitación maltrecha y descuidada, pero no destruida. Varias de las personas ahí portaban el uniforme del Aquelarre del Emperador, mientras que otras se distinguían claramente con el uso de vestimentas variadas.
—Entonces, Kiki, ¿qué dices? —preguntó Eda, con la esperanza de que la reunión de más de seis horas llegue a su fin.
Kikimora adoptó una pose de seriedad, juntando sus manos y cerrando los ojos por un largo tiempo. Sabía que ya no podría imponer nada del anterior emperador dadas las condiciones que se le habían impuesto.
De ahora en adelante, la magia no se limitaría a un solo tipo, aunque eso todavía requería mucho tiempo para llegar a una resolución formal; el Aquelarre del Emperador desaparecería y se crearía el Consejo de Las Islas Hirvientes, liderado por la misma Kikimora, pero el grupo se conformaría en su mayoría por elementos impuestos por Eda y su grupo, el cual, días después de la caída de Belos, fue tomando fuerza y recogiendo seguidores, incluso aquellos que le eran fieles a Belos, pero con la inminente victoria de Eda, no tuvieron más opción que unirse a ella.
—Acepto —dijo después de un gran suspiro—. Espero que no tengamos problemas, señorita Clawthorne.
Eda sonrió confiada.
—No los tendrás. Bueno, creo que hemos terminado —continúo la bruja—. Tienen mucho trabajo que hacer.
Finalizó, y tronando los dedos, llamó a todos sus seguidores, excepto a los que integrarían el nuevo consejo. Ahora vivirían en el castillo. Al fin había terminado. Afortunadamente no se tuvo que llegar a instancias mayores, evitando una guerra entre los dos grupos más poderosos de las islas.
Eda salió de la sala sin mirar atrás, acompañada de Luz y King, además de otras brujas, brujos y demonios que se unieron en su camino y se ganaron su lugar junto a ella.
Caminaba con la tranquilidad y satisfacción que le daban el saber que, de ahora en adelante, la vida que tenía continuará, sin persecuciones ni tener que estarse escondiendo, pero con un ligero sentimiento de derrota.
~
—Debo admitirlo, niña. Nunca pensé que, de entre todos los lamebotas que tenía Belos, tus padres serían de los que llegaran a cambiar de bando —comentó Eda mientras aterrizaban frente a la Casa Búho.
—Honestamente, una vez que derrotaste a Belos, sabía que no harían otra cosa. Según ellos, los Blight siempre debemos estar del lado de los ganadores —respondió Amity, bajando del bastón de Eda y tomando la mano de Luz, ayudándola a bajar también, cosa que sonrojó a ambas.
Una vez acabada la pelea con el emperador, Amity por fin tuvo el valor de decirle a Luz lo que sentía, siendo correspondida felizmente por una Luz que afirmó saberlo desde el principio, cosa que ninguno de sus amigos creyó, y mucho menos Eda, pero a Amity eso ya no le importaba.
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Frente al destino
RandomEda, Luz y King le han abierto las puertas de su hogar a Lilith mientras Belos no está dispuesto a dejar las cosas así y ambas partes deciden, aunque no estén del todo seguras al principio, de que es hora de ponerle punto final a ese asunto de una v...