Flowers

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Disclaimer:
Dr. Stone (ドクターストーン Dokutā Sutōn), estilizado como Dr. STONE, es un manga escrito por Riichiro Inagaki e ilustrado por Boichi.

Shipping:
Kohaku x Luna Wright.

Advertencias:
*leve OoC.

Summary:
Luna solo puede ver el cabello rubio mezclarse entre las flores.

Nota del autor:
Me decidí a hacerla, pero me atrasé por pensar en otra Week, total, aquí está (?)

¡Espero que lo disfruten!

Las flores, gracias a su belleza, colores y formas, provocaban varios sentimientos y emociones, estas iban desde la alegría y el amor, pasaba por el agradecimiento o el desagrado, hasta llegar al luto y la tristeza

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Las flores, gracias a su belleza, colores y formas, provocaban varios sentimientos y emociones, estas iban desde la alegría y el amor, pasaba por el agradecimiento o el desagrado, hasta llegar al luto y la tristeza. Y si se conocía el significado o propiedades de estás, se podría encontrar la verdad entre las palabras o incluso mandar a alguien al otro sendero.

Luna adoraba las flores con toda su alma.

Desde pequeña, su madre se había dedicado a enseñarle sobre cada flor que llegara a sus manos, a plantarlas y cuidarlas, a criarlas y a reproducirlas. Ella y su antecesora lograron tener un jardín envidiable a los ojos de muchos.

"Es como tener hijos" decía su madre "solo que ellas no gritan ni lloran por cualquier cosa".
Sabía que lo decía en chiste, pero algunas veces no podía evitar tomárselo en serio, nunca sabía cuando su progenitora hablaba con seriedad o en broma, además, casi todo lo que contaba sonaba a película.

Una de las anectodas de su madre relacionadas a las flores era que, una vez cuando era niña, se comió un fruto de belladona y que los delirios, alucinaciones, otros síntomas y el lavado de estómago que le hicieron no fue nada bonito, también estuvo muy sedada; decía que no se arrepentía del todo, pues las bayas sabían dulces y no fue a clases por unos días.

La calma de Luna murió por esa tarde, se encargó de aprender todo lo relacionado con el arbusto para que no le pasara lo mismo a ella o a cualquier persona. La mayor disfruto de su pánico.
Total, gracias a los cuentos de su madre Luna sabía mucho de flores, era la nerd de las plantas en su salón.

Sin embargo, gracias a los negocios de su padre tuvieron que mudarse a Japón y dejar la casa en donde Luna había crecido, un cambio de entorno difícil en donde conocerían nuevas personas y lugares, donde las costumbres son distintas y las relaciones no son iguales.
Luna fue separada de sus flores, su comodidad se había ido y le fue inevitable llorar y hacer rabietas por ello.

El cambio nunca es fácil.

Incluso se atrasó un año por aprender japonés, hoy día aún le cuesta leer kanjis.

Sin embargo, conoció a maravillosas personas que le ofrecieron su amistad incondicional, ayudándola y apoyándola en lo que pudieran (también regañandola si hacía algo tonto, como la vez que intentó imitar uno de los tantos experimentos de Senku y explotó el salón).

Mientras se adaptaba hubieron caídas de animo y todo, sin embargo siempre estaba gente capaz de hacer lo que sea con tal de subirle la moral y hacer que se sintiera mejor. Kohaku era una de ellas.

La rubia siempre la invitaba a salir cuando la veía mal, la llevaba al café donde trabajaba —Luna nunca había probado un café tan delicioso, mucho menos comido ese pastel de fresas hecho por los mismos dioses—, después se iban a algún lugar random a divertirse (a veces a estudiar, pues por muy mal que estuviera no podía descuidar el promedio que con costo lograba mantener), y luego la dejaba en el edificio donde vivía, dejándola con una agradable calidez en el pecho y unas molestas dudas existenciales que la mantendrían despierta hasta las 3:00 AM.

El tiempo pasó, sus relaciones se fortalecieron y superó el cambio. Y ya con sus dudas existenciales resueltas, se mentalizó con su típico "soy un achica capaz", se le confesó a la rubia sintiendo que se podía desmayar allí mismo y cayó de rodillas por el alivio cuando fue correspondida y siendo socorrida ella y Gen, que estaba escondido allí para sacarla rápidamente si era rechazada.

Ahora lo único que ella lamentó al final fue abandonar sus flores... No, bueno, no del todo.

Y ahora estaba allí, en su primera cita, observando el pequeño prado lleno de girasoles al que su novia la había traído a ella y a su hermana pequeña para pasar la tarde juntas; ver los cabellos rubios de ambas hermanas mezclarse entre las flores mientras jugaban era una de las imágenes más hermosas que nunca pensó ver.

Wright adoraba las flores, sabía bastante de ellas, sabía del simbolismo de estas, en especial del girasol, símbolo del sol y su significado es el amor y la admiración. Pero también la felicidad, la vitalidad, el positivismo y la energía.

No sabía si Kohaku conocía del lenguaje de las flores, pero tuvo un bonito gesto con ella. Tendría que buscar una forma de agradecerle por esto después.

—¡Luna! —el llamado de Suika la sacó de su ensoñación, parpadeo confundida por unos momentos, Kohaku se encontraba tras la pequeña, viendola con una extraña mirada parecida a la de un gato viendo un hormiga— ¡Ven a jugar con nosotras!

Su mirada se conecta con la de su novia por unos momentos y un sonrie avergonzada de estar tan distraída, ella debería estar allá, no debajo de ese árbol. Se levanta rápidamente y acomoda su mochila en el tronco.

—¡Voy!

KohaLuna Week 2021 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora