Disclaimer: Dr. Stone (ドクターストーン DokutāSutōn), estilizado como Dr. STONE, es un manga escrito por Riichiro Inagaki e ilustrado por Boichi.
Shipping: Kohaku x Luna Wright. →Senku Ishigami x Gen Asagiri (mención).
Advertencias: *OoC.
Summary: Hay una tormenta en los ojos azules de Luna, una tormenta a la que nadie sabe reaccionar.
Nota del autor: Me dí cuenta muy tarde que no podría desarrollar la idea que tenía xdxd Tuve que improvisar otra vez :'v lo cambiaré en algún momento ¿?
Edit: se me había olvidado poner el separador :'v
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Los gruñidos de Gen se intensifican cuando ve una silueta humana acercándose, su mirada choca con unos ojos azul claro y su cola se crispa, se pone frente a la niña semi-inconsciente y se toma posición de pelea.
No lo demuestra pero realmente tiene miedo, miedo de no poder proteger a Luna, miedo de no poder cuidar a su estudiante y amiga. Kohaku es la heredera más fuerte entre los hijos del sol, si ella era quién le había hecho eso a su rey no podría hacer nada, aun con su magia no se comparaba con ella.
—Soy yo, Kohaku. —la rubia habla alzando su mano pero no hay respuesta, el pequeño zorro mantiene su mirada firme y sus garras de fuera, atento a cada uno de sus movimientos— No voy a hacerle daño, Gen, guarda tus garras.
Mal, la rubia dió una jodida orden, la mirada de Gen se afila y se inclina más, listo para saltar a rebanarle el cuello.
—Acércate más y no tendrás la oportunidad de volver a ver el sol. —el pequeño zorro siente los rayos claros del ocaso que se filtraban entre las ramas de los árboles calarle los huesos, retrocede un paso al notar que su ama se remueve un poco— ¡Vete!
—No les haré daño, soy yo, la niña que siempre te molesto con que eras un murciélago. —la mano de la rubia empieza a temblar, intenta acercarse un poco más, pero retrocede al esquivar las garras del guardián— ¡Gen!
—Yo me ocuparé de ella, yo y los demás. —el cuerpo del bicolor empieza a temblar, maldice haber agotado su magia en la pelea contra Mozu, ese traidor— No necesitamos de su gente. ¡Lárgate, maldita sea, vete!
—Por favor, ¡¿por qué no me dejan acercarme?! ¡Me conoces, conoces a Senku! ¡Sabes que no hemos hecho nada! —finalmente la rubia explota, sintiéndose frustrada por el mal trato con el que estaban siendo recibidos desde hace unos años, su voz suena rota.
—¡Uno de los suyos asesinó a nuestro rey! —en cuánto salen esas palabras de sirviente Kohaku se tensa, sabía que era un tema tabú entre la gente de la luz, pero una injusticia para su reino— ¡¿Cómo quieres que los tratemos igual?! ¡No importa si Senku-Chan esta de su lado! ¡No somos como ustedes!
—Gen... —el suave llamado de su princesa lo hizo callarse de golpe, cayendo en cuenta de algo que realmente siempre quiso ignorar, uno que rompió su máscara y la de Kirisame.
Lo mucho que les afectó la perdida del rey.
Xeno siempre trató a los hijos del cielo como sus propios hijos, les dió un hogar y los educó, no dudó en ayudarlos cuando se les dificultaba algo, ¡incluso los animaba cuando perdían contra Stanley! El hombre de cabello rubio siempre fue como un padre, un hermano, un amigo para todo el reino de la noche, no importara cuantas veces este dijera que era para que lo ayudaran a crear objetos o después no poder rehusarse a ser conejillos de indias, todos sabían que Xeno guardaba un gran corazón.
Que no se hiciera justicia era algo que tenía muy marcado a los habitantes del reino y a su otro rey, pues ellos seguían buscando al culpable.
—Deja que se acerque, por favor. —sintiendo su frustración salir, Gen solo se apartó de entre la chica de cabellos rubios con puntas rosas y la de ojos celestes. El varón solo pensaba en lo dulce que era su ama para no guardar rechazo luego de lo ocurrido.
Gen sabía perfectamente que no había sido Kohaku, era ella muy pura al igual que Senku, no podían abandonar a alguien, mucho menos matarlo. Pero con la familia real de luto y ellos sin encontrar a un culpable, sintió los deseos de desquitarse con alguien y las víctimas fueron sus amigos del reino de la luz, los del reino enemigo.
—Luna. —Kohaku la abraza frente a los ojos de Gen, el zorro baja la cola mostrándose tranquilo, había bajado la guardia— Por todos los astros, estas herida. —la joven rubia busca entre sus cosas algunas vendas, menos mal Senku la obligaba a cargar con una alforja.
Las lágrimas están a punto de salir de los ojos de la heredera del sol, sintiéndose culpable de lo que pasaba a su alrededor, si tan solo pudieran convencer a su gente de que que el reino de la luz no era tan perfecto como era planteado podrían ayudar a hacer algo.
Siente el suave tacto de la mano de la primera princesa en su mejilla, los mares en sus ojos parecen feroces, como si de una tormenta se tratase. No dice nada y eso hace que Kohaku no se anime a decir nada, no sabe que decir. Esto frente a la mirada del zorro.
—Lo siento... —dice por fin mientras tomas sus manos. Luna solo cierra los párpados dejándose hacer de los cuidados de Kohaku, hace mucho que no pueden estar de esa forma juntas.
—No hay nada que perdonar. —la opresión en el pecho de Kohaku se desvanece, se queda en silencio, pero con una leve sonrisa en el rostro.
El guardián se ve tentado a dejar su forma animal para tomar un pequeño descanso y dejarlas solas, pero siente la presencia de otras personas acercarse en donde se encontraban ellos, las sombras del bosque se lo dicen. Sabe quienes son, por lo que prefiere quedarse en esa forma.
—¡Kohaku! —el grito de Senku se escucha por el lugar, Kohaku se relaja aún más y llama la atención del primer heredero del sol.
Mientras son auxiliados siente la mirada del de cabellera verde en su espalda, pero no quiere enfrentarlo, no se siente capaz, no ahora, ni durante mucho tiempo. No quiere ver el reflejo del rey en Senku.