Abnegado secreto

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Nada rodeaba a la habitación más que el silencio, la sorpresa e incertidumbre...

El caballero aun desconocía si se encontraba dormido o despierto, pues la sensación de haber sentido los labios de la princesa tocando los suyos le pareció inverosímil; de ninguna manera podía ser real.

Zelda, por su parte, no sabía en dónde esconderse ahora que había sido descubierta en su osada acción. ¿Qué es lo que estaba pensando al hacerlo? Se dejó llevar por el secreto sentimiento que embargaba su corazón, al mismo tiempo que se "aprovechó" del estado del joven. Deseaba que la trague la tierra.

- Zelda...

La joven giró el rostro para evadir a Link, no podía mirarlo a los ojos. ¿Qué explicación iba a darle? Ya no estaba sedado como para decirle que todo era un sueño. Se sentía perdida. Sin embargo, todo dio un vuelco cuando sintió que la tomaba del rostro para voltearlo y que lo mire a los ojos.

- Link...

- Zelda... ¿podrías decirme qué acaba de ocurrir?

Los nervios torturaron más a la dama ante semejante pregunta. Trató de retirarse, sin embargo el caballero la tomó delicadamente de los brazos para impedírselo. No iba a permitir que se vaya sin una respuesta.

- Link, yo...

- No fue un sueño, ¿verdad? – preguntó Link, ansioso. – ¿Fue un beso real?

- Si... fue real. – dijo la joven, apenada.

- ¿Por qué?

- ¿Por qué? Creo que la respuesta es obvia, Link...

- Quiero escucharla salir de tus labios. – preguntó el joven, determinado. – Lo necesito...

Por varios segundos Zelda dudó, incluso sus ojos comenzaron a humedecerse. Sin embargo, no se sentía presionada por decirlo, su corazón hace tiempo que quería gritar lo que sentía

- Antes mi vida era muy solitaria, bastante seria y monótona. Sin embargo, todo eso cambió cuando llegaste, a pesar que al inicio no me caíste bien. – dijo la joven, soltando un suspiro. – Me enseñaste a ver mi reino de otra manera, a expresar mis emociones libremente, a sentirme acompañada por ti en los buenos y malos momentos... pero sobre todo, abriste mi corazón a un sentimiento que creí confundía.

Las pupilas de Link se dilataron al escuchar cada palabra mencionada de la princesa, pero aun guardó silencio para dejarla proseguir.

- En los meses de tu ausencia y con el pavor de casi perderte pude afirmar... el amor que siento por ti.

Lo había dicho, ya no había vuelto atrás. Ahora que reconocía ante Link los nuevos sentimientos que tenía hacía él, lo único que esperaba era no perder su compañía, por más que le lastimara no ser correspondida.

Avergonzada, trató de retirarse de nuevo, sin embargo Link no lo permitió. Ahora tomó su rostro con las dos manos y le obligó a mirarlo a los ojos, los que poseían un brillo intenso y decidido. Pocos segundos después ocurrió lo impensable. Los labios del joven se unieron a los de ella, fundiéndose en un beso dulce y suave, que poco a poco se volvió más apasionado.

La princesa estaba segura de sus sentimientos por Link, pero nunca imaginó que el primer beso que experimentaría le haría sentir una sensación tan exquisita y fascinante, la que ni siquiera con las historias eróticas que había leído desde su adolescencia había imaginado. Ahora se estaba dejando llevar sin ninguna limitación.

Por otra parte, Link compartía el mismo sentir. A pesar de ser hombre no tenía la experiencia de sus compañeros, quienes ya habían pasado de mujer en mujer en su corta vida. Él era más reservado, sin embargo ahora se contradecía aquello por la cercanía que tenía con la princesa. Lentamente se separó de ella cuando sintió en su cuerpo sensaciones extrañas.

El deber del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora